Edmundo González negó la acusación
La autora a quien se le atribuye la carta no es ni fue diplomática colombiana y no hay rastro de que exista

Claves

- Una fuente de la cancillería colombiana confirmó que María Catalina Restrepo Pinzón de Londoño no trabaja ni trabajó en ese despacho

- Leopoldo Castillo informó que su papel como embajador en El Salvador era para que las partes en conflicto dialogaran y se pacificara la región

- Edmundo González Urrutia era el encargado de administrar la embajada mientras Castillo servía de mediador político. El candidato opositor negó rotundamente los señalamientos

Una carta enviada al diputado chavista Diosdado Cabello, por una presunta embajadora colombiana, de nombre María Catalina Restrepo Pinzón de Londoño, señala al candidato opositor de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), Edmundo González Urrutia, de participar en las violaciones de derechos humanos, masacres, asesinatos y persecución contra maestros, líderes comunitarios, religiosos y niños, en El Salvador, durante el conflicto de 1981, pero las investigaciones, que aún se realizan en ese país, no relacionan ni a González Urrutia ni a otro diplomático venezolano con estos hechos enmarcados en la guerra civil del país centroamericano.

La misiva, leída por el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) durante su programa televisivo Con El Mazo Dando, el 15 de mayo de 2024, fue distribuida por distintos portales de tendencia oficialista como Últimas Noticias, Venezuela News, el propio portal web de Con El Mazo Dando, e incluso Aporrea permitió la publicación de un artículo de opinión referente a lo descrito en la carta.

¿Qué dice la carta?

El texto supuestamente enviado por una exfuncionaria diplomática colombiana tiene como asunto “informarle” sobre un “intrigante y oscuro” episodio de la vida de Edmundo González Urrutia.

“Le escribe, muy respetuosamente, la embajadora María Catalina Restrepo Pinzón de Londoño, desde mi placentero, exquisito y relajante retiro, haciendo las onces con un pan de bono remojado en un tintico, contemplando el atardecer en la ventana de la mansión familiar del barrio Alto de Las Palmas de mi lindo Medellín”, dice el texto que Cabello presentó como de “alias La Gomela”.

Restrepo Pinzón de Londoño señala, en el texto, que el candidato presidencial de la PUD trabajó como funcionario de la embajada de Venezuela en Estados Unidos en 1976 y que allí fue captado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés).

Según la carta, el 27 de julio de 1981 fue trasladado a la embajada de Venezuela en El Salvador, donde supuestamente cumpliría una misión hasta el 20 de julio de 1983.

“Distinguido Capitán Cabello, ¿sabe usted quién era el embajador de su país para esos tiempos en El Salvador? Nada más y nada menos que Leopoldo Castillo, el mismo periodista que se robó un presupuesto (en millones de dólares) que el Gobierno ficticio de la República de Narnia le otorgó en 2020 para crear una Telesur paralela”, dijo.

Restrepo Pinzón de Londoño expuso que durante los trabajos consulares de Castillo y bajo la “asesoría” de González Urrutia se habían desatado “escuadrones de la muerte en El Salvador”.

“Los reportes de aquellos días son escalofriantes: desde masacres de civiles inocentes, hasta la persecución, asesinato de maestros y líderes comunitarios. Sin mencionar los ataques despiadados contra religiosos y niños. Cabe destacar que todo esto está documentado, con horror, por medios de todas partes del mundo (…) Edmundo estaba supremamente comprometido con estas atrocidades, siendo parte activa del financiamiento y la logística de estos actos brutales”, dice la carta.

No es ni fue embajadora, no existe

La carta enviada por María Catalina Restrepo Pinzón de Londoño, al diputado Diosdado Cabello, no es de su autoría, porque al igual que el artículo de opinión “El tierrúo debe irse”, chequeado anteriormente por nuestros verificadores, esta persona no existe.

El equipo de Cocuyo Chequea se puso en contacto con funcionarios de la Cancillería colombiana mediante la red de mensajería instantánea WhatsApp, para conocer si esta persona nombrada en el programa Con el Mazo Dando, trabajó o si actualmente trabaja en algunas de las embajadas de Colombia en el mundo.

“Hasta ahora no han encontrado ningún registro con ese nombre”, dijo la fuente de la cancillería colombiana, quien hasta las 6:30 PM de este 23 de mayo, seguía sin tener algún registro. Una petición de información fue realizada formalmente a la Cancillería, cuya respuesta será añadida a esta nota cuando se reciba. 

Así mismo, una búsqueda en el Registro Único Empresarial y Social de Colombia, para conocer si María Catalina Restrepo Pinzón de Londoño, aparecía en algún registro empresarial o de organización. No hubo ningún resultado con ese nombre.  

Igualmente se ejecutó una búsqueda en el portal especializado en genealogía Family Search, que una inmensa instalación tecnológica en Salt Lake City, Utah, Estados Unidos, compuesto de una bóveda de 6 mil metros cuadrados con 3.500 millones de “páginas de libros de registros judiciales, eclesiásticos, municipales y notariales de todo el mundo, así como copias de documentos civiles y religiosos de las más diversas procedencias”. Tampoco se halló rastros de la supuesta diplomática colombiana.

Gomela inverosímil

Colegas periodistas de medios colombianos El Armadillo y Colombiacheck también llamaron la atención sobre imprecisiones culturales en la carta, al ser consultados sobre la misma por Cocuyo Chequea.

En Medellín no se usa la palabra “gomela” (equivalente a sifrino en Venezuela) sino “pinchada” mientras que a la merienda de media tarde tampoco se le llama “las once” sino “el algo” si es por la tarde y “media mañana” si es antes del mediodía. 

Además, la merienda suele ser “parva” que corresponde a panadería dulce o salada, que podría a veces tener pan de bono, pero no es característico, como sí lo sería de alguien del Valle del Cauca, es Santiago de Cali. Las expresiones usadas en la carta son mucho más probables para una persona oriunda de Bogotá.

Edmundo niega lo dicho por la carta

La tarde del jueves 23 de mayo de 2024, el candidato de la PUD sostuvo un encuentro en la ciudad de Caracas, con el fin de recibir el respaldo y la maquinaria electoral del partido Voluntad Popular, para las próximas elecciones presidenciales.

Tras el acto, el equipo de Cocuyo Chequea le preguntó al candidato sobre los señalamientos hechos en su contra en el escrito que compartió el diputado Cabello en su programa.

“Es una mentalidad fértil para la mentira y la falacia, no tengo nada que ver con eso, serví en El Salvador dos años trabajando por la democracia y la reconstrucción del país”, dijo el candidato presidencial. Estas declaraciones fueron replicadas por NTN24.

Leopoldo Castillo: La misión diplomática buscaba el diálogo entre las partes

En una entrevista realizada este viernes 24 de mayo, al periodista y embajador de Venezuela en El Salvador, entre 1981 y 1982, Leopoldo Castillo indicó que el trabajo de Edmundo González Urrutia dentro de la embajada venezolana en el país centroamericano era netamente administrativo.

“El trabajo de Edmundo era diplomático y el mío político, conocí a Edmundo allí hicimos una amistad y lo he respetado mucho. No tuvo absolutamente nada que ver (con lo que se le acusa)”, dijo Castillo mediante una conversación telefónica.

El periodista reiteró que Edmundo González “se encargó de la embajada. Mi trabajo fue político, reuniones aquí y allá, reuniones internacionales, en la OEA, conversaciones bilaterales con otros países, mi trabajo era político y alguien tenía que encargarse de la administración de la embajada”, añadió.

Castillo aseguró que durante esa temporada de conflicto armado la derecha y la izquierda eran parte del problema y que incluso llegó a ser víctima de algunos atentados y tiroteos. “En algunos casos era la izquierda y en otros la derecha. Para mí era más peligrosa la derecha”, dijo el periodista exiliado en Estados Unidos.

El exdiplomático reiteró que su trabajo, al igual que el compromiso de otras misiones consulares como la de Colombia, era el de tratar de establecer el diálogo y la paz en un país convulso por un conflicto armado.

“Yo iba a un trabajo político de diálogo, todo eso ocurrió antes de que yo llegara. Hubo un esfuerzo de Colombia, Venezuela, Costa Rica y también de otros países que se sumaron para tratar de pacificar la región. Esa forma era conversaciones con los grupos enfrentados para desembocar en elecciones democráticas”, explicó. 

Los hechos por los que fue señalado Edmundo

La nota que publicó el portal Con el Mazo Dando menciona episodios violentos que ocurrieron en El Salvador, entre los años 1981 y 1983 en el marco de la guerra civil de ese país. Según el medio oficialista estas fueron: El Mozote, Operación Rescate y Copapayo.

En el texto compartido por Cabello, se subraya la masacre de El Mozote (también conocida, según la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), como la Operación Rescate), ocurrida en diciembre de 1981, que dejó alrededor de mil personas asesinadas. 

En Con el Mazo Dando también mencionan a la masacre de «Chalatenago”, de 1982, pero la describieron como si hubiera sido una sola matanza. Según declaraciones de la Junta Directiva de la Asociación de Sobrevivientes de la masacre de El Sumpul y diferentes masacres de Chalatenango, a la agencia de noticias EFE, en esa localidad hubo aproximadamente 60 masacres.

Seis de ellas fueron registradas en un proyecto para preservar la memoria de las cientos de víctimas.

El texto que supuestamente habría sido extraído de una carta enviada al diputado Cabello también vinculó a González Urrutia con la muerte de representantes religiosos.

El equipo de Cocuyo Chequea consultó a Daniel Valencia, periodista salvadoreño, director de la Redacción Regional y exjefe de redacción de El Faro, sobre los acontecimientos señalados a Edmundo González en la temporada que estuvo como miembro del cuerpo diplomático de Venezuela en El Salvador.

Entre 2002 y 2010, Valencia hizo coberturas sobre graves violaciones a derechos humanos en el marco de la guerra civil salvadoreña (1980-1992) que continúan en la impunidad. 

Al consultarle sobre los señalamientos contra González Urrutia, el periodista salvadoreño señaló que no ha visto vinculado ese nombre en investigaciones serias de casos con crímenes de agentes del Estado, o de grupos paramilitares, contra poblaciones civiles ocurridas en El Salvador durante la guerra civil.

“En el caso de la masacre de El Mozote, hay estudios, investigaciones, una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y un juicio abierto de 2016 que señala de manera directa al Ejército, a la plana mayor, a comandantes específicos y todos son salvadoreños. Yo ese tema lo investigué hace muchos años, al igual que otros colegas. No recuerdo registros en los que se mencione la participación de agentes venezolanos en ese plan y en ese operativo”, dijo el periodista a Cocuyo Chequea.

El texto difundido en los portales desinformadores también señala a González Urrutia de “ataques despiadados contra religiosos”. Ante estos cuestionamientos, Valencia cuestiona el señalamiento con un hecho cronológico que lo contradice: la masacre de Los Jesuitas, ocurrió en 1989, cuando González Urrutia ya no estaba como diplomático en esa nación y Leopoldo Castillo, quien también es cuestionado en la carta y otros artículos desinformadores , tampoco fungía como embajador de ese país. 

La estancia de Castillo la embajada de Venezuela en El Salvador fue entre el 19 de octubre de 1981 y el 10 de diciembre de 1982, según los propios documentos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, recuperados mediante el archivado de Wayback Machine, con la lista de embajadores venezolanos en El Salvador desde 1883 hasta 2002.

Castillo fue sustituido en enero de 1983 por Pedro Emilio Coll (hijo) como puede verse en este recorte digitalizado del diario La Prensa Gráfica de El Salvador, del 27 de enero de 1983, un día después de lo señalado por el documento oficial de la Cancillería venezolana.

Duarte no era el presidente

La masacre de Los Jesuitas ocurrió en noviembre de 1989, cinco meses después de que José Napoleón Duarte culminara la presidencia del país centroamericano, que duró cinco  años, desde el 1 de junio de 1984 hasta el 1 de junio de 1989.

Medios como Venezuela News señalan que Luis Posada Carriles era asesor en materia personal del presidente Duarte durante la “época del crimen de los jesuitas”, pero, durante esa masacre, Duarte no estaba en el poder, sino Alfredo Felix Cristiani. 

“En el caso de los jesuitas, hace par de años se realizó un juicio en la Audiencia Nacional de España, dada la impunidad que hay aquí en El Salvador, que a inicios de los noventa realizó un proceso denostado por irregular. Pero en ambos casos tampoco resalta alguna información que llame la atención sobre la participación de un agente de la embajada de Venezuela involucrado en los hechos”, afirma Valencia.

Las investigaciones contra los responsables de crímenes de lesa humanidad que fueron cometidos en El Salvador en el marco de la guerra civil continúan. En 2016 un juez de ese país ordenó la reapertura del caso y abrió un proceso legal contra el alto mando militar de El Salvador para el periodo donde ocurrieron masacres como la de El Mozote.

“El Juez Segundo de Primera Instancia de San Francisco Gotera ha ordenado no solo su reapertura, sino también la persecución penal contra los autores materiales y el Alto Mando del ejército salvadoreño que conducía la guerra en diciembre de 1981, cuando soldados de tres destacamentos y de un batallón especial, dirigidos por el teniente coronel Domingo Monterrosa, asesinaron a unos mil pobladores en ocho caseríos del norte del departamento de Morazán”, reseña el medio salvadoreño El Faro.

En las investigaciones no figura ningún funcionario perteneciente a la misión diplomática de Venezuela en ese país durante el conflicto civil armado. De hecho, la Sala Constitucional de la Corte Suprema de El Salvador declaró inconstitucional la Ley de Amnistía General para la consolidación de la Paz firmada en 1993, que impidió que se investigara a los responsables de los hechos atroces durante el conflicto armado en ese país.

“Para 1981, cuando fue la masacre de El Mozote, en El Salvador existía una Junta Revolucionaria de Gobierno, en la que participaba Napoleón Duarte, pero todas la investigaciones nacionales e internacionales señalan que el poder real del ejercicio de la guerra recaía en la plana mayor del Ejército de la época, comandada por el general Guillermo García.  Por eso el proceso abierto en 2016 es contra esos militares que comandaba al Ejército» explica Valencia.

Además agrega que «no pega y me cuesta imaginarme a un agente extranjero de la embajada de Venezuela que estuviera facilitando información o participando en operativos militares en las montañas del oriente del país. Es decir, no tengo registros de la participación de este señor (Edmundo González Urrutia), primera vez que escucho su nombre relacionado a estos, con lo cual me parece inverosímil».

Finalizó señalando que «ya hay suficientes señalamientos, inclusive a nivel de Corte Interamericana de DD.HH., de quiénes fueron los responsables y el nombre del señor no aparece por ningún lado. O al menos yo no lo he visto”, reiteró Valencia.

«Carnet» de la CIA es falso

Los colegas del Observatorio Venezolano de Fake News así como Verificador LR del Diario La República de Perú, miembro de la International Fact Checking Network (IFCN), también verificaron que el presunto carnet de la CIA de Edmundo González es falso.

El OVFN detectó que se usó una plantilla de carnet que ha circulado en Internet desde 2016 mientras Verificador LR notó que la falsa identificación está escrita en español, en lugar de inglés, y que en la fecha de vencimiento del presunto carnet dice «Hasta el final», el lema de campaña de María Corina Machado, por lo que podría presumirse que se trató originalmente de una broma, que fue compartida como si fuese real.

Conclusión

Con base en la metodología empleada por el equipo de verificación de Cocuyo Chequea, podemos afirmar que María Catalina Restrepo Pinzón de Londoño no forma ni formó parte de la cancillería colombiana o de alguna de sus misiones diplomáticas en el mundo. 

Sobre la supuesta participación de diplomáticos venezolanos en el conflicto armado civil de El Salvador, no existen registros, ni investigaciones, que vinculen al equipo consular enviado al país centroamericano entre los años 1981 y 1983, ni como autores materiales o intelectuales, las experticias señalan a miembros del ejército salvadoreño como principales responsabilidades de las violaciones de los derechos humanos durante la guerra civil. 

Ningún documento jurídico o investigaciones periodísticas nombran a  Edmundo Gonzalez Urrutia como participante logístico en el conflicto civil armado de El Salvador, como tampoco a ningún otro político o diplomático venezolano o extranjero.

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