La deforestación, el aumento de la temperatura, el dragado mecánico, los combustibles fósiles, la pesca excesiva, el comercio ilegal de animales o la construcción de infraestructuras en las costas, están amenazando a un millón de especies de flora y fauna en el planeta.
Así lo concluye el más reciente informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes, por sus siglas en inglés).
Para la Ipbes, órgano independiente avalado por las Naciones Unidas, es una crisis mundial de biodiversidad, pues hasta las especies “más comunes” como jirafas, loros, algas; los cactus y árboles como el roble están en peligro.
La supervivencia de cerca del 12% de las especies de árboles silvestres en el planeta está en riesgo por la tala insostenible, la deforestación para la industria y la agricultura, la leña para calentar y cocinar, además de las amenazas relacionadas con el clima, como los incendios forestales, resalta el informe.
La Ipbes enumera que los cactus enfrentan amenazas que van desde la horticultura y la recolección privada hasta su uso como alimento y medicina, ya que las raíces de algunas especies se utilizan como antiinflamatorio.
En 2015, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) había advertido en su informe de ese año que 31 % de las 1.500 especies de cactus en el mundo ya estaban en riesgo.
En el caso de los robles, se estima que 31% de las 430 especies en el mundo están amenazadas de extinción, según la Lista Roja de la UICN, mientras que 41% representan algún tipo de preocupación para la conservación, principalmente por la deforestación para la agricultura y el combustible para cocinar (leña).
Y según la plataforma referida, el mayor número de especies amenazadas de roble se encuentran en México (32 especies), China (36), Vietnam (20) y Estados Unidos (16).
En Venezuela, el reporte “Estado de los Árboles del Mundo” —elaborado por Botanic Gardens Conservation International (BGCI) y el Global Tree Assessment (GTA)—, en 2021, reveló que 13 % de las 4.812 especies arbóreas de nuestro país están amenazadas de extinción.
Ese reporte, que evaluó 60.000 especies de árboles en el mundo, también subrayó que con el aumento de temperatura, muchos árboles corren el riesgo de perder áreas de hábitat apropiado.
De acuerdo con la Ipbes, la caza insostenible se ha identificado como una amenaza para 1.341 especies de mamíferos silvestres. Uno de esos mamíferos afectados son las jirafas, por la demanda de su carne y la ornamentación hecha de sus huesos y piel.
En cifras, quedan aproximadamente 68.000 jirafas silvestres, que comprenden cuatro especies y ocho subespecies, que también sufren la degradación y la pérdida de sus hábitats por la tala insostenible de madera y el incremento en las tierras de uso agrícola.
El informe da cuenta de que más de 1.000 especies de aves, reptiles, peces y mamíferos son comercializados como mascotas tanto legal como ilegalmente para uso personal y comercial.
Entre ellos, están los loros, amenazados también por la pérdida de hábitat producida por la tala. Además, la Lista Roja de la UICN, señala que 116 de las 375 especies de loros del mundo están listadas como vulnerables, en peligro o en peores categorías.
Aunque las algas marinas desempeñan un papel fundamental en los mares, su población está disminuyendo a causa del dragado mecánico (retiro de rocas y sedimentos), el aumento de la temperatura del mar y la construcción de infraestructura costera.
“Cuando perdemos un bosque (de algas), estamos perdiendo una increíble reserva de carbono, un hábitat para la biodiversidad marina, zonas de reproducción para las poblaciones de peces y un amortiguador de erosión para las comunidades costeras”, alertaron científicos de la Universidad de Queens en 2021.
Además de ofrecer alternativas de sostenibilidad, como aprovechar el conocimiento de los pueblos indígenas sobre la tenencia de tierras, la Ipbes también apunta que “de no utilizar la naturaleza de forma (más) sostenible, la actual crisis de biodiversidad se agravará al punto de ocasionar resultados catastróficos para los seres humanos”.
Deforestación en Venezuela: 3 datos claves para entender el fenómeno
Olas de calor se intensifican y serán más mortíferas, alertan la Ocha y la Cruz Roja
Sembrar 10 millones de árboles requiere mucho más que un plan
Por qué los países latinoamericanos se han negado a enviar armas a Ucrania (a pesar de las presiones de EE.UU. y Alemania)
Fin de semana comienza con estabilidad atmosférica pero con calima, señala el Inameh
Metro de Caracas anuncia horario especial por Serie del Caribe 2023
La Luna, el cometa C/2022 E3 (ZTF) y la luz zodiacal llegan al cielo de febrero
La deforestación, el aumento de la temperatura, el dragado mecánico, los combustibles fósiles, la pesca excesiva, el comercio ilegal de animales o la construcción de infraestructuras en las costas, están amenazando a un millón de especies de flora y fauna en el planeta.
Así lo concluye el más reciente informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes, por sus siglas en inglés).
Para la Ipbes, órgano independiente avalado por las Naciones Unidas, es una crisis mundial de biodiversidad, pues hasta las especies “más comunes” como jirafas, loros, algas; los cactus y árboles como el roble están en peligro.
La supervivencia de cerca del 12% de las especies de árboles silvestres en el planeta está en riesgo por la tala insostenible, la deforestación para la industria y la agricultura, la leña para calentar y cocinar, además de las amenazas relacionadas con el clima, como los incendios forestales, resalta el informe.
La Ipbes enumera que los cactus enfrentan amenazas que van desde la horticultura y la recolección privada hasta su uso como alimento y medicina, ya que las raíces de algunas especies se utilizan como antiinflamatorio.
En 2015, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) había advertido en su informe de ese año que 31 % de las 1.500 especies de cactus en el mundo ya estaban en riesgo.
En el caso de los robles, se estima que 31% de las 430 especies en el mundo están amenazadas de extinción, según la Lista Roja de la UICN, mientras que 41% representan algún tipo de preocupación para la conservación, principalmente por la deforestación para la agricultura y el combustible para cocinar (leña).
Y según la plataforma referida, el mayor número de especies amenazadas de roble se encuentran en México (32 especies), China (36), Vietnam (20) y Estados Unidos (16).
En Venezuela, el reporte “Estado de los Árboles del Mundo” —elaborado por Botanic Gardens Conservation International (BGCI) y el Global Tree Assessment (GTA)—, en 2021, reveló que 13 % de las 4.812 especies arbóreas de nuestro país están amenazadas de extinción.
Ese reporte, que evaluó 60.000 especies de árboles en el mundo, también subrayó que con el aumento de temperatura, muchos árboles corren el riesgo de perder áreas de hábitat apropiado.
De acuerdo con la Ipbes, la caza insostenible se ha identificado como una amenaza para 1.341 especies de mamíferos silvestres. Uno de esos mamíferos afectados son las jirafas, por la demanda de su carne y la ornamentación hecha de sus huesos y piel.
En cifras, quedan aproximadamente 68.000 jirafas silvestres, que comprenden cuatro especies y ocho subespecies, que también sufren la degradación y la pérdida de sus hábitats por la tala insostenible de madera y el incremento en las tierras de uso agrícola.
El informe da cuenta de que más de 1.000 especies de aves, reptiles, peces y mamíferos son comercializados como mascotas tanto legal como ilegalmente para uso personal y comercial.
Entre ellos, están los loros, amenazados también por la pérdida de hábitat producida por la tala. Además, la Lista Roja de la UICN, señala que 116 de las 375 especies de loros del mundo están listadas como vulnerables, en peligro o en peores categorías.
Aunque las algas marinas desempeñan un papel fundamental en los mares, su población está disminuyendo a causa del dragado mecánico (retiro de rocas y sedimentos), el aumento de la temperatura del mar y la construcción de infraestructura costera.
“Cuando perdemos un bosque (de algas), estamos perdiendo una increíble reserva de carbono, un hábitat para la biodiversidad marina, zonas de reproducción para las poblaciones de peces y un amortiguador de erosión para las comunidades costeras”, alertaron científicos de la Universidad de Queens en 2021.
Además de ofrecer alternativas de sostenibilidad, como aprovechar el conocimiento de los pueblos indígenas sobre la tenencia de tierras, la Ipbes también apunta que “de no utilizar la naturaleza de forma (más) sostenible, la actual crisis de biodiversidad se agravará al punto de ocasionar resultados catastróficos para los seres humanos”.