Cada año se descargan entre 8 y 13 millones de toneladas de plástico en el mar, de acuerdo con reportes de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Esa contaminación causada por el plástico en los ecosistemas acuáticos ha aumentado al punto de estimar que será el doble para 2030, lo que trae “consecuencias nefastas para la salud, la economía, la biodiversidad y el clima”.
Desde la ONU y Ocean Conservancy han alertado que, actualmente, los desechos plásticos -y de otros tipos, como aguas servidas- se encuentran en las playas de todo el mundo y en las profundidades del océano.
En Venezuela, los datos no son alentadores: 85 % de la basura que llega a las playas son plásticos en estado de descomposición, además de estar amenazadas por los derrames petroleros provenientes de instalaciones de la estatal Petróleos de Venezuela, S.A. (Pdvsa).
A propósito del Día Mundial de las Playas 2022, en Efecto Cocuyo presentamos algunos de los números rojos de las playas venezolanas y por qué son vulnerables al cambio climático.
En la arena de las playas abundan -casi como parte del paisaje- los palitos de chupetas, colillas de cigarros y pitillos.
Según la Fundación Azul Ambientalistas, en todas las playas venezolanas se pueden recoger entre 300 y hasta 500 palitos de chupeta en dos horas.
De hecho, en la Jornada de Limpieza de Playas organizada por la Unión Europea, #EUBeachCleanUp 2021, recogieron más de 236 kilogramos de plásticos en La Playita y Playa Surfista, en La Guaira.
En esa cantidad, recolectada en cuatro horas, había 9 kilogramos de palitos de chupeta.
“Al fragmentarse este material (los palitos de chupeta), es ingerido por aves, peces y otras especies, pasando incluso a la cadena alimentaria humana”, advirtieron desde Azul Ambientalistas y Provita.
La Fundación El Zulia Recicla reportó a la agencia de noticias EFE que, en tres horas, 60 de sus voluntarios pueden recolectar unos 600 kilogramos de basura en el Lago de Maracaibo y en ocasiones esa cifra se ha duplicado.
En el 19° lago más grande del mundo han ido a parar zapatos, juguetes, plástico, objetos antes vistos solo en grandes basureros y hasta mil barriles diarios de petróleo.
Mientras Venezuela posee más de 3.700 kilómetros de línea costera hacia el Mar Caribe, datos del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (Pnuma), dan cuenta de que 75 % de la basura que termina allí proviene de una fuente territorial, principalmente por plásticos asociados a empaques de alimentos y bebidas.
Solo en junio de 2022, el Observatorio Venezolano de Derechos Humanos Ambientales (Ovdha), de la organización Clima 21 Ambiente y Derechos Humanos, registró ocho derrames petroleros en cuatro estados venezolanos: Zulia, Monagas, Falcón y Anzoátegui.
El Ovdha viene registrando los reportes de derrames petroleros desde 2021, cuando publicaron el informe Derrames Petroleros en Venezuela (2016 – 2021) ¿Derechos humanos naufragando en un mar de petróleo derramado?.
En esa primera entrega, recopilaron información de 199 derrames petroleros registrados desde el último informe publicado por Pdvsa en 2016.
Además de afectar a las playas, los derrames petroleros perjudican a los pescadores del lugar y hasta las defensas naturales como los arrecifes coralinos o los manglares de estos puntos costeros para lidiar con el aumento del nivel del mar producido por el cambio climático.
Todas las alteraciones del hábitat en los ecosistemas costeros, causadas por el impacto de la basura, el plástico y los derrames petroleros también conlleva, según el Pnuma, a consecuencias de gran alcance: la pérdida de resistencia a los fenómenos meteorológicos extremos.
“Los hábitats de las zonas costeras, humedales, estuarios y ríos corren el riesgo de inundarse o ser erosionados y podrían perder la capacidad de mantenerse si el aumento del nivel del mar se sigue acelerando”, insiste Azul Ambientalistas, quienes forman parte de la iniciativa “A limpiar el mundo” y la Campaña Internacional de Limpieza de Costas de Ocean Conservancy.
El plástico representa 85 % de los residuos que llegan a los océanos, y la ONU advierte que para 2040 los volúmenes de ese material que fluirán hacia el mar se triplicarán con una cantidad anual de entre 23 y 37 millones de toneladas.
En otras palabras, esos millones de toneladas significan alrededor de 50 kilogramos de plástico por metro de costa en todo el mundo y en palabras más directas: “para el año 2050 habrá más plástico en el mar que peces”.
Las consecuencias de la contaminación de las playas, tanto en Venezuela como en todo el mundo, llegan también para el cuerpo humano, pues también es vulnerable a la contaminación por residuos plásticos en las fuentes de agua.
Como lo advierten las orgranizaciones venezolanas, el plástico es ingerido a través de los productos marinos (incluso la sal común) y eso, según informes del Pnuma, “podría causar cambios hormonales, trastornos del desarrollo, anomalías reproductivas y cáncer”.
Aunque el reto de eliminar la basura en las playas venezolanas y del mundo parece lejano para quienes limpian las orillas, lo cierto es que sería más sencillo si cada persona que visita las costas se devuelva a su hogar con los envoltorios de los productos que lleva consigo.
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Cada año se descargan entre 8 y 13 millones de toneladas de plástico en el mar, de acuerdo con reportes de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Esa contaminación causada por el plástico en los ecosistemas acuáticos ha aumentado al punto de estimar que será el doble para 2030, lo que trae “consecuencias nefastas para la salud, la economía, la biodiversidad y el clima”.
Desde la ONU y Ocean Conservancy han alertado que, actualmente, los desechos plásticos -y de otros tipos, como aguas servidas- se encuentran en las playas de todo el mundo y en las profundidades del océano.
En Venezuela, los datos no son alentadores: 85 % de la basura que llega a las playas son plásticos en estado de descomposición, además de estar amenazadas por los derrames petroleros provenientes de instalaciones de la estatal Petróleos de Venezuela, S.A. (Pdvsa).
A propósito del Día Mundial de las Playas 2022, en Efecto Cocuyo presentamos algunos de los números rojos de las playas venezolanas y por qué son vulnerables al cambio climático.
En la arena de las playas abundan -casi como parte del paisaje- los palitos de chupetas, colillas de cigarros y pitillos.
Según la Fundación Azul Ambientalistas, en todas las playas venezolanas se pueden recoger entre 300 y hasta 500 palitos de chupeta en dos horas.
De hecho, en la Jornada de Limpieza de Playas organizada por la Unión Europea, #EUBeachCleanUp 2021, recogieron más de 236 kilogramos de plásticos en La Playita y Playa Surfista, en La Guaira.
En esa cantidad, recolectada en cuatro horas, había 9 kilogramos de palitos de chupeta.
“Al fragmentarse este material (los palitos de chupeta), es ingerido por aves, peces y otras especies, pasando incluso a la cadena alimentaria humana”, advirtieron desde Azul Ambientalistas y Provita.
La Fundación El Zulia Recicla reportó a la agencia de noticias EFE que, en tres horas, 60 de sus voluntarios pueden recolectar unos 600 kilogramos de basura en el Lago de Maracaibo y en ocasiones esa cifra se ha duplicado.
En el 19° lago más grande del mundo han ido a parar zapatos, juguetes, plástico, objetos antes vistos solo en grandes basureros y hasta mil barriles diarios de petróleo.
Mientras Venezuela posee más de 3.700 kilómetros de línea costera hacia el Mar Caribe, datos del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (Pnuma), dan cuenta de que 75 % de la basura que termina allí proviene de una fuente territorial, principalmente por plásticos asociados a empaques de alimentos y bebidas.
Solo en junio de 2022, el Observatorio Venezolano de Derechos Humanos Ambientales (Ovdha), de la organización Clima 21 Ambiente y Derechos Humanos, registró ocho derrames petroleros en cuatro estados venezolanos: Zulia, Monagas, Falcón y Anzoátegui.
El Ovdha viene registrando los reportes de derrames petroleros desde 2021, cuando publicaron el informe Derrames Petroleros en Venezuela (2016 – 2021) ¿Derechos humanos naufragando en un mar de petróleo derramado?.
En esa primera entrega, recopilaron información de 199 derrames petroleros registrados desde el último informe publicado por Pdvsa en 2016.
Además de afectar a las playas, los derrames petroleros perjudican a los pescadores del lugar y hasta las defensas naturales como los arrecifes coralinos o los manglares de estos puntos costeros para lidiar con el aumento del nivel del mar producido por el cambio climático.
Todas las alteraciones del hábitat en los ecosistemas costeros, causadas por el impacto de la basura, el plástico y los derrames petroleros también conlleva, según el Pnuma, a consecuencias de gran alcance: la pérdida de resistencia a los fenómenos meteorológicos extremos.
“Los hábitats de las zonas costeras, humedales, estuarios y ríos corren el riesgo de inundarse o ser erosionados y podrían perder la capacidad de mantenerse si el aumento del nivel del mar se sigue acelerando”, insiste Azul Ambientalistas, quienes forman parte de la iniciativa “A limpiar el mundo” y la Campaña Internacional de Limpieza de Costas de Ocean Conservancy.
El plástico representa 85 % de los residuos que llegan a los océanos, y la ONU advierte que para 2040 los volúmenes de ese material que fluirán hacia el mar se triplicarán con una cantidad anual de entre 23 y 37 millones de toneladas.
En otras palabras, esos millones de toneladas significan alrededor de 50 kilogramos de plástico por metro de costa en todo el mundo y en palabras más directas: “para el año 2050 habrá más plástico en el mar que peces”.
Las consecuencias de la contaminación de las playas, tanto en Venezuela como en todo el mundo, llegan también para el cuerpo humano, pues también es vulnerable a la contaminación por residuos plásticos en las fuentes de agua.
Como lo advierten las orgranizaciones venezolanas, el plástico es ingerido a través de los productos marinos (incluso la sal común) y eso, según informes del Pnuma, “podría causar cambios hormonales, trastornos del desarrollo, anomalías reproductivas y cáncer”.
Aunque el reto de eliminar la basura en las playas venezolanas y del mundo parece lejano para quienes limpian las orillas, lo cierto es que sería más sencillo si cada persona que visita las costas se devuelva a su hogar con los envoltorios de los productos que lleva consigo.