Ni lo uno ni lo otro. Diagnosticar a un paciente o hacer seguimiento de su condición se han convertido en un imposible para los doctores del hospital de niños José Manuel de los Ríos, en Caracas. Con equipos inoperativos y sin insumos en los laboratorios, los padres deben acudir a los centros privados y pagar “cifras astronómicas” para tener la certeza del diagnóstico.

Desde mediados del año pasado, el equipo de radiología del hospital está inoperativo, por lo que los pacientes no pueden hacerse las placas ni siquiera en el principal centro pediátrico en el país.

En los laboratorios hay reactivos disponibles apenas para hacer una hematología completa. Practicarse una química sanguínea (examen que permite conocer cómo está el funcionamiento hepático y renal del paciente) quedó descartado por la deficiencia de insumos para procesar las muestras. 

En un centro privado el costo de este examen oscila entre los 15 mil y 20 mil bolívares. Dependiendo del sitio, puede sobrepasar el monto de un salario mínimo total. Los pacientes con leucemia requiere practicarse esta prueba una vez por semana.

Las pruebas de hemocultivo, que permiten detectar la presencia de hongos y bacterias en la sangre, tenían un costo de 15 mil bolívares en una clínica privada para la segunda semana de enero. “Y estos exámenes aumentan semanalmente”, afirmó la madre de un paciente con leucemia.

“Estamos cada vez más críticos para poder hacer los diagnósticos. Los costos son impagables. Una citometría de flujo costaba hace tres semanas 65 mil bolívares en un centro privado, imagínate en cuánto estará ahora”, afirmó un médico oncólogo del hospital. 

Desde hace más de un año, la campana de flujo laminar, equipo en el que se preparan las quimioterapias, quedó inoperativa. En diciembre de 2018 llegó al hospital el reemplazo, pero las mezclas aún tienen que ser preparadas afuera porque falta que los técnicos avalen la instalación.

“La semana pasada instalaron la campana, pero todavía falta el informe técnico que avale que todo quedó bien”, explicó un médico del centro pediátrico a Efecto Cocuyo.

Desde hace una semana, el J.M. de los Ríos fue abastecido con quimioterapias administradas por vía endovenosa. Sin embargo, las fallas de antineoplásicos orales, como Mercatopurina, persisten.

Cinco muertes en 25 días

Al menos cinco pacientes han fallecido en el principal centro pediátrico de Venezuela solo en los primeros 25 días de enero. Tres de ellos del servicio de Nefrología y los otros dos de Hematología.

La primera en fallecer fue Mariángel Romero, una adolescente de 15 años, que falleció por un shock hipovolémico el pasado 2 de enero. Le siguió Frandynson Torrealba, un niño de siete años para el que solicitaron antibióticos vía Twitter y que falleció el 8 de enero.

El 10 de enero murió Juan Sebastián Arnao, un bebé de apenas 11 meses de nacido con leucemia infantil. Sus padres tuvieron que buscar las quimioterapias de segunda línea fuera del hospital.

El pasado 25 de enero, no falleció un niño, sino dos. Diego García, de 13 años, tenía leucemia y falleció a las 4:00 am. Su tía era quien lo cuidaba mientras que su madre buscaba las quimios por fuera.

Horas después, a las 5:30 pm, falleció Harold Alcalá. Era paciente renal y tenía 11 años. El pequeño sufrió un paro mientras se dializaba en el hospital J.M. de los Ríos.

Foto: Mariana Souquett

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