Aumenta el número de venezolanos que buscan llegar a EEUU a través del Darién

Un total de 320.465 migrantes venezolanos han cruzado la peligrosa selva del Darién en su camino hacia Norteamérica en lo que va de 2023. Según datos oficiales de Panamá la migración por el Darién llegó a un récord histórico y se ubica en 501.297.

La nacionalidad venezolana es «la de mayor ingreso con 320.465 (…) seguido de la ecuatoriana con 54.757 migrantes», revelaron las autoridades panameñas a EFE. Con aproximadamente una media de más de mil llegadas diarias, esta nueva cifra récord deja atrás los 248.000 de 2022 y los 133.000 de 2021.

El jefe de la delegación regional del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para México y América Central, Olivier Dubois, explicó este miércoles a varios medios internacionales que esta situación demanda «una respuesta de asistencia humanitaria inmediata», así como una reacción coordinada entre los países de origen, tránsito y destino junto con los organismos humanitarios.

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Dubois alertó que detrás de este «número bruto» de ingreso de migrantes, hay que poner atención en que muchos de ellos son «niñas, niños y adolescentes que llegan deshidratados tras días sin probar alimentos, enfermos, con necesidad de atención física y de salud mental, pero también con necesidades de protección específicas especialmente si fueron víctimas de violencia sexual, de extorsión, secuestros» y otros delitos.

La Acnur y la OIM solicitaron el jueves 7 de diciembre cooperación internacional para atender la crisis humanitaria que hay en la zona. Además, el miércoles ambas organizaciones pidieron 1.590 millones de dólares para ayudar a la población venezolana en 2024.

En la segunda semana de noviembre, ya las autoridades panameñas habían situado en más de 468.000 los migrantes que habían llegado al país este año a través del Darién, que comunica el sur del continente con Centroamérica.

En el Gobierno acusan a los países del sur de América, especialmente a la vecina Colombia, de dar la espalda al problema migratorio, en cuya gestión el país centroamericano ha invertido cerca de 70 millones de dólares en los últimos años, de acuerdo con datos oficiales.

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Panamá registra a los migrantes a su llegada a las poblaciones indígenas a la salida de la selva o en los centros de recepción migratoria donde les dan cobijo, alimento y atención sanitaria, para luego coordinar la salida en autobuses hasta Costa Rica, un desplazamiento que se deben costear ellos mismos.

Desde hace años Panamá aplica esta operación de flujo controlado, que consiste en acoger a los migrantes irregulares en unas estaciones instaladas tanto en la frontera sur (Darién) como en la norte, en Los Planes de Gualaca, cerca de Costa Rica.

En estas estaciones las autoridades de Panamá los embarcan en autobuses que los mismos viajeros deben sufragar y que, hasta ahora, los dejaban en la frontera de Paso Canoas. Sin embargo en octubre Panamá y Costa Rica activaron un «corredor humanitario» para el traslado directo de migrantes hasta territorio costarricense.

Con información de EFE

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