La alimentación es deficiente
Hay un hacinamiento de 188%. Foto Ana María Arévalo Gosen

Ser mujer y estar privada de libertad es duramente castigado en Venezuela, donde las precarias condiciones de los recintos carcelarios se potencian más con la ausencia de políticas de asistencia, la violación de derechos humanos, además del retardo procesal.

Una mujer recluida en una cárcel en este país implica un abandono sostenido por parte del Estado. Humberto Prado, director del Observatorio Venezolanos de Prisiones (OVP), subraya que las necesidades de las mujeres en condiciones de reclusión son violentadas e ignoradas.

Poco se sabe de las condiciones de reclusión de las más de 2 mil mujeres que forman parte de la población penal de Venezuela, donde la desidia y el hacinamiento marcan el día a día de estas mujeres privadas también de sus derechos.

Una sola cárcel de mujeres y 16 anexos dan cuenta de la precariedad del sistema de reclusión femenino.

Las mujeres representan 8% de la población carcelaria del país, y esta es una de las razones por las cuales no se les presta atención adecuado a sus necesidades del género.

Un informe publicado por el OVP en 2021 señala que la mayoría de las mujeres encarceladas en Venezuela son madres solteras y 70 % tienen más de dos hijos. La investigación resalta que 16 % de las detenidas son adolescentes mientras que casi 60 % de las reclusas tiene entre 25 y 45 años de edad.

En la cárcel de Tocuyito, estado Carabobo, el pasado 25 de octubre se realizó un operativo para despojar el control que ejercían las bandas criminales en ese recinto penitenciario. Más de 8 mil funcionarios, según la información oficial, se desplegaron para hacerse con una de las prisiones con más población reclusa del país.

En este recinto funcionan dos anexos para mujeres, que durante la operación no tomaron en cuenta los cuerpos de seguridad. De acuerdo con registros del OVP, estos dos recintos tienen un hacinamiento en riesgo crítico de 246%.

En esos dos anexos, llamados El Viejo e Independencia, están recluidas 293 presas. El primero alberga a privadas de libertad condenadas y consta de tres pabellones, dos grandes y uno pequeño; allí están presas 243 mujeres, a pesar de que lo diseñaron para 100 mujeres. En el segundo hay 50 mujeres aún sin juicio.

Las mujeres en Tocuyito

Las condiciones de estos anexos son similares a los del resto del país, dijo Prado. No tienen acceso a agua potable; falta de dotación de toallas sanitarias y otros productos de higiene menstrual y personal, como jabón y champú.

Además se han documentado casos de mujeres enfermas por escabiosis, prolapso uterino y tuberculosis, que por la falta de insumos médicos dentro de la prisión deben recibir automedicación por parte de sus familiares.

Prado aseguró que la comida en ambos anexos era nula o escasa. Las privadas de libertad eran continuamente torturadas y maltratadas por los mismos funcionarios o la población reclusa.

“Por ejemplo, en 2021, documentamos casos de violencia, incluyendo actos de violencia sexual. Asimismo, recibimos la denuncia de una detenida que quedó ciega debido al castigo al que la sometió una custodia, que la puso en la mitad del patio todo el día mirando al sol”, recordó.

En las cárceles de Venezuela hay alrededor de 2.560 mujeres presas, según datos del Observatorio.

Varias mujeres privadas de libertad menores de 50 años de edad, dice el OVP, padecían de cáncer, incluyendo cáncer de mama o de cuello uterino, y, de acuerdo con testimonios, ninguna recibió la atención médica necesaria.

“Estas reclusas tampoco son tomadas en cuenta para que les concedan alguna medida humanitaria o la libertad a través del Plan Cayapa y la Comisión de Revolución Judicial«, detalla Prado.

Según documentamos, existe una enfermería en el anexo más nuevo, pero no cuenta con servicio médico, personal de enfermería, medicinas o una ambulancia para traslados, denunció Prado

Privadas de libertad y de todos sus derechos

El defensor de derechos humanos explica que en las cárceles para mujeres en Venezuela tampoco hay personal capacitado y especializado para atenderlas.

En las prisiones del país la alimentación es insuficiente y de poca calidad, tampoco disponen de atención médica integral, ni especializada, al menos en lo que implica a salud ginecológica ni reproductiva, entre otros.

“En el caso de las embarazadas, no cuentan con la atención nutricional o médica requerida. Asimismo, existe una carencia de espacios dignos y de respeto de los derechos de maternidad y periodo de lactancia. Ser una mujer privada de libertad también significa perder el contacto con el mundo exterior, al punto que las visitas conyugales se obstaculizan y las visitas de niños y adolescentes es muy complicada”, añade Prado.

La violencia contra las mujeres en las prisiones muchas veces son invisibilizadas por temor a represalias. En marzo de 2021, la ONG Una Ventana a la Libertad, que también defiende los derechos de las personas privadas de libertad,  denunció que una reclusa fue asesinada por negarse a ser violada por un funcionario policial.

Fue identificada como Daniela Figueredo Salaza, y  murió en forma instantánea al recibir un disparo en la nariz.

Sus compañeras de celda, testigos de la agresión, denunciaron a Una Ventana a la Libertad que este tipo de hechos se presentan con frecuencia puesto que los hombres, detenidos o uniformados en funciones de custodia, abusan de su fuerza física y de su condición.

¿Qué pasa en cárceles de mujeres en el país?

En Venezuela solo existe una cárcel de mujeres y 16 anexos femeninos adosados a los internados judiciales masculinos, como es el caso de Tocuyito.

La cárcel femenina y demás anexos se caracterizan por contar con elevados índices de hacinamiento, retardo procesal, servicio médico deficiente porque solo hay personal de enfermería, ausencia de programas de reinserción social, y continuos actos de corrupción materializados por funcionarios.

Tampoco hay instalaciones funcionales para la cohabitación con los niños que nacen en los establecimientos carcelarios.

“Mucho menos se cuentan con espacios adecuados para recibir las visitas de los niños, niñas y adolescentes”, dijo Prado.

Tras la crisis estructural que presenta el sistema penitenciario, las principales denuncias recibidas por OVP se relacionan con la ausencia y escasez en la provisión de alimento y agua potable.

El deterioro de los servicios médicos también es una de las denuncias recurrentes, debido a que los servicios médicos no poseen el personal ni los insumos necesarios para atender las enfermedades que proliferan en las cárceles.

“Hemos recibido información de mujeres privadas de libertad que han sido sometidas a violencia sexual por parte de funcionarios para poder recibir alimentación, agua o medicinas”, dice Prado.

Así viven las mujeres en cárceles de Venezuela

Desde el OVP señalan que las mujeres continuamente son víctimas de torturas, tratos crueles, degradantes e inhumanos por parte de los funcionarios o incluso por parte de la población reclusa.  “En el año 2021 se documentaron actos de violencia, incluyendo los actos de violencia sexual indicados anteriormente”, recordó.

Para Prado, el sistema penitenciario venezolano no cumple ni se enfoca en un tratamiento diferenciado de acuerdo con las necesidades de las mujeres en prisión, lps problemas comunes de la población reclusa se acrecientan en el caso de las mujeres privadas de libertad.

Sobre el hacinamiento, de acuerdo con información extraoficial documentada por el OVP, en Venezuela la capacidad instalada para la población reclusa femenina es de 2.154 plazas y la población reclusa femenina para el año 2022 se situó en 2.560 mujeres en prisión, lo que se traduce a un índice de hacinamiento en riesgo alto de 188.84%.

“Como consecuencia, difícilmente hay celdas individuales para las reclusas, quienes deben convivir hasta 20 mujeres en un solo espacio, teniendo que dormir en colchonetas tendidas en el piso”, dijo.

La situación en Las Américas

En su informe de 2020, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola) señaló que 87% de las mujeres detenidas en la región eran cuidadoras de hijos y personas mayores, 72% fueron acusadas por delitos no violentos; mientras que 62% de las detenidas están sin antecedentes penales, 56% fueron víctimas o testigos de violencia domestica y 24% son madres solteras.

Según el Instituto de Investigación en Políticas Penales, en el año 2017 había al menos 714.000 mujeres y niñas en instituciones penales en todo el mundo. Tal número representa 6,9% de la población carcelaria global.

La organización explica que para 2018, que es el último año del cual se dispone de datos a nivel global, muchos países en América Latina tenían mayores índices de mujeres en su población carcelaria que el porcentaje global de 6,9%.

El encarcelamiento de mujeres por delitos relacionados con drogas es un problema a nivel mundial.

Según el Informe Mundial sobre Drogas 2018 de las Naciones Unidas, 35% de la población carcelaria de mujeres en todo el mundo está en prisión por delitos relacionados con drogas, mientras que el 19% de los hombres encarcelados en mundo lo están por la misma razón.

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