“Juntos siempre: unidos en la diversidad”. Bajo este lema el colectivo LGBTIQ+ conmemora un año más en la lucha contra la discriminación de personas por su orientación sexual o identidad de género.
Aunque en Venezuela los activistas de movimientos LGBTIQ+ realizan actividades con las que buscan que la comunidad sea respetada, en el país quedan pendientes deudas y reconocimientos para estas comunidades.
Pese a que el matrimonio igualitario es legal en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Uruguay, en el resto de América Latina, incluida Venezuela, sigue sin ser aprobado.
Incluso en países como Bolivia, Perú y la propia Venezuela está prohibido que los hombres homosexuales donen sangre.
La lucha contra la discriminación se basa en visibilizar al colectivo LGBTIQ+. Aunque en algunos países hay respeto y aceptación de la comunidad, en 64 países la homosexualidad es un crimen penable, en algunos casos con la muerte, según la International Lesbian, Gay, Bisexual, Trans and Intersex Association (ILGA World).
La lucha por los derechos y la igualdad del movimiento LGBTIQ+ venezolano sigue en pie desde diferentes campos, uno de ellos contra el discurso de odio.
El 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejó de considerar a la homosexualidad como una enfermedad mental y por eso desde el 2004 se eligió ese día para celebrar el Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia.
“La conmemoración de este día fue una respuesta directa contra la homofobia, que basicamente es el rechazo, discriminacion y la violencia dirigida a alguien con una orientación sexual distinta a la heterosexual”, explicó Yendri Velásquez , director del Observatorio Venezolano de Violencias LGBTIQ+ en una entrevista con Solaz.
Velásquez, quien es un líder de la comunidad LGBTIQ+ en Venezuela, agrega que “la misma definición aplica a la bifobia, y en el caso de la transfobia esta es el rechazo, odio y discriminacion a las personas por su identidad de género”.
No existe una sola forma LGBTIQfobia, según Velásquez. La más común puede venir desde la casa y se manifiesta cuando “salen del closet” o asumen su sexualidad y son reprimidos por sus propias familias.
“Incluso en contextos más complejos hay familias ejecutoras de las llamadas terapias de conversión, que son formas de tortura y tratos crueles contra las personas LGBTIQ+ para intentar cambiar su orientacion sexual o identidad de genero”, denuncia el director del Observatorio Venezolano de Violencias LGBTIQ+.
Existen países, como España, donde estas prácticas están prohibidas a nivel legal con el fin de proteger los derechos y dignidad de estas personas.
Velásquez puntualizó que “otra forma de discriminación es la institucional, que es cuando la institución pública y normativas del país desconocen los derechos del colectivo LGBTIQ+ solo por serlo”.
Esta invisibilización de las personas del colectivo LGBTIQ+ por parte del Estado da lugar a la discriminacion, sostiene Velásquez.
“Los crímenes de odio, que son la violencia o asesinato de personas del colectivo LGBTIQ+, son la clase de discriminacion más graves que existen. Pero también hay una variante no tan extrema que es el discurso de odio que no deja de ser dañino”, añadió.
Este discurso de odio está basado en prejuicios y consiste en atacar verbalmente a los colectivos de forma despectiva. Este tipo de discriminación suele basarse en la desinformación y puede ser dañina para la comunidad sexodiversa si es perpetrada por personas con poder mediático.
El director del Observatorio Venezolano de Violencias LGBTIQ+ señaló que “cuando, por ejemplo, los diputados de la Asamblea Nacional promueven estos discursos de odio, habla de un tema de impunidad y desprotección a los colectivos. Desde el Observatorio venimos denunciando precisamente esta homofobia de Estado”.
Para Velásquez, las personas en posiciones de poder deben estar conscientes de la responsabilidad social que tienen.
“Cualquier narrativa que atente contra los derechos y la dignidad de las personas deja de ser un discurso protegido por la libertad de expresión y pasa a ser un discurso basado en prejuicios”, explica.
Con la promoción de prejuicios, indica Velásquez, lo único que “ logramos es profundizar la desigualdad que existe con respecto a las personas LGTBIQ+ en todos los ámbitos de la sociedad”.
“No podemos acusar de discurso de odio a las personas que hablan desde la desinformación o la ignorancia. Por lo que el colectivo en Venezuela busca concientizar a los ciudadanos respecto al tema”, dijo Velásquez a Solaz y añadió que estas personas deben ser encaradas desde un enfoque más pedagógico.
Organizaciones como Fundación Reflejo, Unión Afirmativa y Venezuela Igualitaria han trabajado a lo largo de los últimos años para formar a docentes y familias para acabar con los prejuicios y las discriminaciones de este tipo.
“Actualmente hay fundaciones más jóvenes, como lo es el propio Observatorio Venezolano de Violencias LGBTIQ+, que también tienen como pilares la concienciación y la formación”, concluyó Velásquez.
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“Juntos siempre: unidos en la diversidad”. Bajo este lema el colectivo LGBTIQ+ conmemora un año más en la lucha contra la discriminación de personas por su orientación sexual o identidad de género.
Aunque en Venezuela los activistas de movimientos LGBTIQ+ realizan actividades con las que buscan que la comunidad sea respetada, en el país quedan pendientes deudas y reconocimientos para estas comunidades.
Pese a que el matrimonio igualitario es legal en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Uruguay, en el resto de América Latina, incluida Venezuela, sigue sin ser aprobado.
Incluso en países como Bolivia, Perú y la propia Venezuela está prohibido que los hombres homosexuales donen sangre.
La lucha contra la discriminación se basa en visibilizar al colectivo LGBTIQ+. Aunque en algunos países hay respeto y aceptación de la comunidad, en 64 países la homosexualidad es un crimen penable, en algunos casos con la muerte, según la International Lesbian, Gay, Bisexual, Trans and Intersex Association (ILGA World).
La lucha por los derechos y la igualdad del movimiento LGBTIQ+ venezolano sigue en pie desde diferentes campos, uno de ellos contra el discurso de odio.
El 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejó de considerar a la homosexualidad como una enfermedad mental y por eso desde el 2004 se eligió ese día para celebrar el Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia.
“La conmemoración de este día fue una respuesta directa contra la homofobia, que basicamente es el rechazo, discriminacion y la violencia dirigida a alguien con una orientación sexual distinta a la heterosexual”, explicó Yendri Velásquez , director del Observatorio Venezolano de Violencias LGBTIQ+ en una entrevista con Solaz.
Velásquez, quien es un líder de la comunidad LGBTIQ+ en Venezuela, agrega que “la misma definición aplica a la bifobia, y en el caso de la transfobia esta es el rechazo, odio y discriminacion a las personas por su identidad de género”.
No existe una sola forma LGBTIQfobia, según Velásquez. La más común puede venir desde la casa y se manifiesta cuando “salen del closet” o asumen su sexualidad y son reprimidos por sus propias familias.
“Incluso en contextos más complejos hay familias ejecutoras de las llamadas terapias de conversión, que son formas de tortura y tratos crueles contra las personas LGBTIQ+ para intentar cambiar su orientacion sexual o identidad de genero”, denuncia el director del Observatorio Venezolano de Violencias LGBTIQ+.
Existen países, como España, donde estas prácticas están prohibidas a nivel legal con el fin de proteger los derechos y dignidad de estas personas.
Velásquez puntualizó que “otra forma de discriminación es la institucional, que es cuando la institución pública y normativas del país desconocen los derechos del colectivo LGBTIQ+ solo por serlo”.
Esta invisibilización de las personas del colectivo LGBTIQ+ por parte del Estado da lugar a la discriminacion, sostiene Velásquez.
“Los crímenes de odio, que son la violencia o asesinato de personas del colectivo LGBTIQ+, son la clase de discriminacion más graves que existen. Pero también hay una variante no tan extrema que es el discurso de odio que no deja de ser dañino”, añadió.
Este discurso de odio está basado en prejuicios y consiste en atacar verbalmente a los colectivos de forma despectiva. Este tipo de discriminación suele basarse en la desinformación y puede ser dañina para la comunidad sexodiversa si es perpetrada por personas con poder mediático.
El director del Observatorio Venezolano de Violencias LGBTIQ+ señaló que “cuando, por ejemplo, los diputados de la Asamblea Nacional promueven estos discursos de odio, habla de un tema de impunidad y desprotección a los colectivos. Desde el Observatorio venimos denunciando precisamente esta homofobia de Estado”.
Para Velásquez, las personas en posiciones de poder deben estar conscientes de la responsabilidad social que tienen.
“Cualquier narrativa que atente contra los derechos y la dignidad de las personas deja de ser un discurso protegido por la libertad de expresión y pasa a ser un discurso basado en prejuicios”, explica.
Con la promoción de prejuicios, indica Velásquez, lo único que “ logramos es profundizar la desigualdad que existe con respecto a las personas LGTBIQ+ en todos los ámbitos de la sociedad”.
“No podemos acusar de discurso de odio a las personas que hablan desde la desinformación o la ignorancia. Por lo que el colectivo en Venezuela busca concientizar a los ciudadanos respecto al tema”, dijo Velásquez a Solaz y añadió que estas personas deben ser encaradas desde un enfoque más pedagógico.
Organizaciones como Fundación Reflejo, Unión Afirmativa y Venezuela Igualitaria han trabajado a lo largo de los últimos años para formar a docentes y familias para acabar con los prejuicios y las discriminaciones de este tipo.
“Actualmente hay fundaciones más jóvenes, como lo es el propio Observatorio Venezolano de Violencias LGBTIQ+, que también tienen como pilares la concienciación y la formación”, concluyó Velásquez.