Foto: Horacio Siciliano

Dos niños han muerto en lo que va de mes a causa de la contaminación de bacterias en el área de nefrología del Hospital J.M. de los Ríos que inició a mediados de febrero de este año. Samuel Becerra falleció la madrugada de este jueves 11 de mayo. Tenía 12 años y durante los últimos ocho se dializaba en ese centro hospitalario. Las bacterias “superresistentes” que se han propagado en este lugar lo afectaron fatalmente y la situación sigue siendo delicada.

De acuerdo con Belén Arteaga, jefa del servicio de nefrología, los niños están siendo medicados con antibióticos de amplio espectro, pero a diferencia de ocasiones anteriores hay un grupo que no ha respondido de forma positiva al tratamiento. Raziel Jaure, de 10 años de edad, falleció por la misma causa el pasado 3 de mayo.

Afirma la doctora que el hospital no ha garantizado el tratamiento para afrontar este brote, ya que las cantidades que facilitaron fueron insuficientes para la totalidad de niños que los necesitan.  Judith, la madre de Samuel Becerra, denunciaba hace apenas una semana que los representantes de los enfermos tuvieron que autorizar en ocasiones la utilización de antibióticos vencidos.

Pero tan alto llegó la protesta de las madres que a través de fundaciones y privados se consiguieron los medicamentos que necesitaban para todos los niños. Actualmente, especifica Arteaga, a los 14 que restan en el servicio, se le suministra el tratamiento completo.

Pero los problemas en el área de nefrología no son nuevos. Hace poco más de un año Efecto Cocuyo visitó el servicio y las madres clamaban por catéteres y medicamentos. La enfermedad renal crónica, que es la que ataca a sus hijos, es sumamente delicada. Estos niños no solo son sometidos a varias diálisis semanales, sino que deben cuidar  muy bien su dieta y controlar sus valores con otros medicamentos.

Causas y acciones

A principio de año, expertos de la Universidad Simón Bolívar realizaron una investigación y constataron la contaminación de los tanques que surten de agua al hospital J.M. de los Ríos. La nefróloga Belén Arteaga dice que su área tenía un índice mayor de contaminación y a eso se le debía sumar el escaso mantenimiento de las máquinas de diálisis. “Se tenían que hacer en noviembre y se realizaron en abril”, afirma. Justo ese mes se afianzó el fatal brote infeccioso.

Luego de tres meses de espera, este miércoles 10 de mayo, una comisión del Instituto Nacional de Higiene fue hasta el área a tomar muestras y ver las historias de los pacientes. Pero esto no garantiza que se controle el brote. “No sabemos cuánto puedan demorar en darnos una respuesta sobre lo que ocurre”, afirma Arteaga.

Además, se llevó a cabo una reunión con la comisión de infecciones del hospital y la sugerencia que daban los encargados era el cierre de la unidad. Sin embargo, ésta es la única que presta servicio de diálisis pediátrico y muchos de los niños que allí están siendo tratados podrían morir si se detiene el tratamiento.

Para colmo, este mismo miércoles comenzó un bote de aguas servidas en el pasillo que comunica la hemodiálisis y la hospitalización, por lo que se corre el riesgo de que se desaten más infecciones.

“Nosotros no podemos tomar una decisión unilateral. Necesitamos que, desde la dirección se nos planteen medidas para tratar de solucionar este problema lo antes posible”, pide la doctora.

Fotografía principal: Horacio Siciliano

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