Desde mediados de abril no hay ni un solo reactivo en las instalaciones del banco de sangre del Hospital Dr. Miguel Pérez Carreño, en La Yaguara. La falta de material para realizarle la serología a las donaciones, obligó a la directiva del banco a cerrar sus puertas a partir de esta semana.
El centro de salud, uno de los más importantes de la capital, tiene más de mes y medio con fallas en el suministro de los reactivos necesarios para hacer el despistaje a las transfusiones de sangre: hepatitis B, hepatitis C, VIH sida, sífilis, el virus linfotrópico humano y el mal de Chagas
Las operaciones electivas no pueden ser atendidas en el Pérez Carreño ante la imposibilidad de hacer las pruebas serológicas a las donaciones. Los familiares de los pacientes deben volcarse a centros privados y correr con los gastos de despistaje.
Realizar las seis pruebas a una donación de sangre oscila entre los 6 y los 8 millones de bolívares en un laboratorio privado; mientras que una bolsa de sangre (concentrado globular) de 300 cc ya evaluada, ronda los 25 millones de bolívares.
El banco de sangre del Hospital Pérez Carreño no es el único en riesgo de cerrar permanentemente ante la falta de hemoderivados. El banco del Hospital Domingo Luciani, en El Llanito, opera de forma intermitente por no tener reactivos.
Ante la ausencia de serología, los hospitales de la capital se han visto en la necesidad de atender las emergencias «a riesgo». Es decir, a los pacientes se les trasfunde sangre que no ha sido evaluada, bajo su propio riesgo, para aliviar la urgencia del momento.
La Sociedad Venezolana de Hematología y Efecto Cocuyo han recibido información sobre este tipo de prácticas. Sin embargo, ninguno de los involucrados en las transfusiones sin serología ha formalizado denuncia alguna ante las autoridades.
Fuentes confirmaron a Efecto Cocuyo que el Gobierno no ha vuelto a comprar hemoderivados desde finales de febrero, cuando llegaron los reactivos anunciados por el presidente Nicolás Maduro el pasado 30 de enero, luego de que se agudizara la crisis de reactivos en los centros públicos de todo el país.
Pese a la severa escasez de pruebas serológicas, la viceministra del Ministerio de Salud, Indhriana Parada, dijo ante la Organización de las Naciones Unidas que «Venezuela garantiza la entrega» de medicamentos hemoderivados. La funcionaria ofreció las declaraciones en el marco de la 71º Asamblea Mundial de la Salud el pasado 22 de mayo, en Ginebra (Suiza).
La falta de reactivos se ha traducido en la propagación de infecciones como la hepatitis B y la hepatitis C, ambas enfermedades descartables con la utilización de reactivos.
Solo en el servicio de Nefrología del hospital pediátrico José Manuel de los Ríos hay ocho niños infectados con hepatitis C, todos por transfusiones de sangre. Una situación similar ocurre con los pacientes de Hematología, quienes requieren transfundirse el tejido porque el tratamiento quimioterápico altera los valores.
Galenos alertan sobre el riesgo de la propagación de estas dos enfermedades porque actualmente no existen tratamientos para la hepatitis B ni C en el país.
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Desde mediados de abril no hay ni un solo reactivo en las instalaciones del banco de sangre del Hospital Dr. Miguel Pérez Carreño, en La Yaguara. La falta de material para realizarle la serología a las donaciones, obligó a la directiva del banco a cerrar sus puertas a partir de esta semana.
El centro de salud, uno de los más importantes de la capital, tiene más de mes y medio con fallas en el suministro de los reactivos necesarios para hacer el despistaje a las transfusiones de sangre: hepatitis B, hepatitis C, VIH sida, sífilis, el virus linfotrópico humano y el mal de Chagas
Las operaciones electivas no pueden ser atendidas en el Pérez Carreño ante la imposibilidad de hacer las pruebas serológicas a las donaciones. Los familiares de los pacientes deben volcarse a centros privados y correr con los gastos de despistaje.
Realizar las seis pruebas a una donación de sangre oscila entre los 6 y los 8 millones de bolívares en un laboratorio privado; mientras que una bolsa de sangre (concentrado globular) de 300 cc ya evaluada, ronda los 25 millones de bolívares.
El banco de sangre del Hospital Pérez Carreño no es el único en riesgo de cerrar permanentemente ante la falta de hemoderivados. El banco del Hospital Domingo Luciani, en El Llanito, opera de forma intermitente por no tener reactivos.
Ante la ausencia de serología, los hospitales de la capital se han visto en la necesidad de atender las emergencias «a riesgo». Es decir, a los pacientes se les trasfunde sangre que no ha sido evaluada, bajo su propio riesgo, para aliviar la urgencia del momento.
La Sociedad Venezolana de Hematología y Efecto Cocuyo han recibido información sobre este tipo de prácticas. Sin embargo, ninguno de los involucrados en las transfusiones sin serología ha formalizado denuncia alguna ante las autoridades.
Fuentes confirmaron a Efecto Cocuyo que el Gobierno no ha vuelto a comprar hemoderivados desde finales de febrero, cuando llegaron los reactivos anunciados por el presidente Nicolás Maduro el pasado 30 de enero, luego de que se agudizara la crisis de reactivos en los centros públicos de todo el país.
Pese a la severa escasez de pruebas serológicas, la viceministra del Ministerio de Salud, Indhriana Parada, dijo ante la Organización de las Naciones Unidas que «Venezuela garantiza la entrega» de medicamentos hemoderivados. La funcionaria ofreció las declaraciones en el marco de la 71º Asamblea Mundial de la Salud el pasado 22 de mayo, en Ginebra (Suiza).
La falta de reactivos se ha traducido en la propagación de infecciones como la hepatitis B y la hepatitis C, ambas enfermedades descartables con la utilización de reactivos.
Solo en el servicio de Nefrología del hospital pediátrico José Manuel de los Ríos hay ocho niños infectados con hepatitis C, todos por transfusiones de sangre. Una situación similar ocurre con los pacientes de Hematología, quienes requieren transfundirse el tejido porque el tratamiento quimioterápico altera los valores.
Galenos alertan sobre el riesgo de la propagación de estas dos enfermedades porque actualmente no existen tratamientos para la hepatitis B ni C en el país.
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