Salud integral para todas. La pandemia y la emergencia humanitaria han tenido un impacto desproporcionado sobre la población femenina, que ha visto afectado su acceso y atención en todas las áreas de salud. Ante esta realidad en Venezuela, diversas organizaciones se unieron y diseñaron pautas para que las mujeres puedan alcanzar un completo estado de bienestar, aun en medio de las dificultades.
Este jueves 18 de marzo, la alianza de organizaciones Salud para Todas presentó las “Pautas de acceso y atención a la salud integral de las mujeres en el contexto COVID-19 en Venezuela”, elaboradas por profesionales de la salud, promotoras sociales y comunitarias, representantes de organizaciones y más de 200 mujeres que participaron en un proceso de debate, discusión y aportes.
El documento, dirigido inicialmente a proveedores de salud, busca visibilizar los múltiples temas relacionados con la salud de las mujeres, que van mucho más allá de la esfera ginecobstétrica. La salud de las mujeres también abarca aspectos psicológicos, socioculturales, políticos y económicos.
“La salud de las mujeres no está vinculada solo con unos cuerpos sexuados, sino que dentro del proceso de salud y enfermedad deben ser considerados aspectos psicosociales y las relaciones de poder subyacentes en la cultura patriarcal”, dijo Magdymar León, psicóloga y coordinadora de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa).
León, también docente de la maestría de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela, destacó que la salud integral va más allá de lo físico. Indica que se debe entender a las mujeres como un colectivo amplio y diverso al cual debe aplicarse un enfoque de derechos humanos, de igualdad de género, interseccionalidad, interculturalidad y diversidad sexual.
Las pautas específicas buscan orientar en seis áreas de salud integral: salud general, salud mental, violencia contra las mujeres, salud sexual, salud reproductiva y salud de las mamas. También destacan cinco grupos vulnerables: mujeres adolescentes, mujeres y personas sexo-generodiversas, mujeres con discapacidad, mujeres de pueblos originarios y adultas mayores.
Con el manual, las autoras esperan que las mujeres puedan apropiarse de las pautas y que éstas puedan incorporarse a los servicios de salud. Entregarán el documento a los tomadores de decisiones en materia de salud en el país.
Las seis áreas
En referencia a la salud general, Yaizut Tortolero, vocera de la Unidad de Investigación y Estudios de Género Bellacarla Jirón Camacaro (Uieg Bellacarla Jirón), explicó que se debe garantizar el acceso de las mujeres atención y tratamiento oportunos. En contextos de alta transmisión de COVID-19, además, señaló que se puede implementar la telemedicina, diseñar flujogramas básicos de atención y hacer seguimiento a mujeres en poblaciones vulnerables.
Las pautas también destacan que los factores sociales y culturales tienen un peso importante en el desarrollo y mantenimiento de la salud mental, pero las desigualdades de género —como las presiones para la reproducción, las labores de casa, cuidado de niños o cuidados especiales— han aumentado, afectando mucho más a las mujeres. Instan a los prestadores de salud a prepararse para poder brindar primeros auxilios psicológicos.
“Ante toda atención de la salud de las mujeres, debe ser explorado y considerado el tema de la salud mental. Hay además que propiciar la participación de loas mujeres en la toma de decisión de los procesos vinculados a su enfermedad y a su salud, a su cuerpo, y que se haga una canalización adecuada de los casos que requieran atención especializada”, añadió Magdymar León, coordinadora de Avesa.
Yermein York, representante de Mujeres por los Derechos (Muderes), presentó las pautas de violencia contra las mujeres. Destacó que en tiempos de pandemia, las mujeres se ven obligadas a compartir más tiempo con sus agresores, lo que puede originar un aumento en la violencia sexual, femicidios, trata y tráfico de personas, ciberviolencia y embarazo adolescente.
Las pautas orientan a garantizar el acceso efectivo de mujeres, adolescentes y niñas a los servicios de salud en el contexto de la pandemia y a detectar activamente situaciones de violencia.
También instan a ampliar la visión de la salud sexual de las mujeres: no solo restringirla a los métodos anticonceptivos y el tratamiento de enfermedades de transmisión sexual, sino incorporar el placer sexual y el derecho al disfrute de la sexualidad de las mujeres.
Destacan la importancia de acceder a servicios de salud sexual libres de discriminación, de brindar información sobre derechos sexuales en centros de salud, de la promoción del autoexamen vulvo-vaginal y del autoconocimiento del cuerpo para reconocer cuándo se requiere atención médica.
En materia de salud reproductiva, se resalta que esta no es solo casos de embarazos o abortos, sino que también se relaciona con el ejercicio de la autonomía reproductiva. Así, exhortan a garantizar el suministro permanente y la gratuidad de métodos anticonceptivos modernos y de calidad.
En cuanto a salud de las mamas, Luisa Rodríguez Táriba, directora de la Fundación de lucha contra el Cáncer de Mama (Funcamama), destacó que el cuidado del tejido mamario es el cuidado de la mujer.
“Cuando la salud de las mamas está en juego, se movilizan aspectos emocionales, psicológicos, muy íntimos en cada mujer”, dijo.
Indicó que un abordaje integral de la salud de las mamas debe tener presente tanto la detección y atención de patologías mamarias como el cáncer de mama, como su rol en el placer sexual y en la imagen corporal de las mujeres y en la lactancia materna, esta última vista como una libre decisión.
Grupos vulnerables
Adolescentes, mujeres y personas sexo-génerodiversas, mujeres con discapacidad, mujeres de pueblos originarios y mujeres adultas mayores deben recibir una atención sin prejuicios, sin discriminación o maltrato y deben poder acceder a atención calificada.
Las pautas resaltan el respeto a las personas que eligieron cambios en sus cuerpos, además de la revisión de las políticas públicas en cuanto a las mujeres con discapacidad y la preparación del personal de salud para la atención de la población sexogenero-diversa, con sistemas de atención de situaciones de violencia homo-lesbo-transfóbicas o violencia de pareja.
También se insta a garantizar una atención sexual y reproductiva libre de prejuicios para las adolescentes, a incorporar la cosmovisión de las mujeres de los pueblos originarios y protegerlas de los riesgos asociados al COVID-19 y a proveer a las mujeres adultas mayores acceso preferencial a salud integral.
Además de Avesa, Muderes, Funcamama y la Uieg Bellacarla Jirón, la alianza Salud Para Todas está formada por Asociación Larense de Planificación familiar (Alaplaf), Las Comadres Púrpuras y la Asociación Civil de Planificación Familiar (Plafam).