Leopoldo López adelantó el lanzamiento de una nueva plataforma unitaria entre partidos y sociedad civil y aseguró ser “el carpintero” de la unión de la oposición. Cuatro días después, Juan Guaidó afirmó que “no es tiempo de inventar el agua tibia” y señaló que no se necesita una nueva unidad sino una mejor unidad.
Según la opinión del politólogo Luis Salamanca, este matiz discursivo revela diferencias entre los dirigentes de Voluntad Popular. “Pareciera que hay criterios encontrados que pudieran llevar a más divisiones dentro de la oposición”, expresa sobre ello.
Mientras, el politólogo Piero Trepiccione lo atribuye a errores en la estrategia comunicacional que pueden profundizar las diferencias en un ambiente caldeado y polarizado como el venezolano: “Cualquier palabra, frase o planteamiento puede ser susceptible de malas interpretaciones”.
“Yo siento que tanto Guaidó, como López y todo el liderazgo opositor tienen más bien que cuidar las formas de comunicación política. Lo que reclama el país y la comunidad internacional es coherencia y estrategia sobre los pasos que se van a dar. Creo que hay que ser más cuidadosos con los mensajes que se emiten más allá de que existan diferencias. Esas narrativas pueden exacerbar las diferencias”, argumenta.
A su juicio, López cometió un error al presentarse así mismo como el gran articulador de las fuerzas democráticas. “En lugar de decir yo soy el carpintero, el arquitecto, el variopinto mundo opositor tiene que asumir una posición de humildad. El país no está para egos, para el yo soy”, cuestiona.
Ambos analistas sostienen que la oposición debe partir de la experiencia más exitosa que ha tenido en los últimos 20 años: la Mesa de la Unidad Democrática y recrear un método similar que involucre a más actores de la sociedad civil.
“Lo que tienen que hacer es reconstruir la unidad que permitió el triunfo en 2015. Proponerse una unidad política y electoral, la primera en torno a una estrategia unitaria y la segunda para definir las tácticas que le permitan maximizar sus ganancias en todos los frentes, incluyendo el electoral”, expone el politólogo Luis Salamanca.
“Avalo más la declaración de Guaidó que dice que hay que mejorar lo que se tiene, aunque no es mucho porque en este momento no hay unidad, lo que se observa es la fragmentación de la oposición”, señala.
El analista destaca que la oposición “más que buscar salir del régimen de Nicolás Maduro lo que tiene que buscar es conseguir más poder, participando en elecciones aún sin condiciones, para lograr ese objetivo”.
Para esto, es necesario que la dirigencia de los partidos esté dispuesta a postular candidatos incluso en otras tarjetas. “La oposición debe luchar para que les devuelvan las tarjetas de sus partidos, pero si el régimen no lo hace, que es lo más probable, tienes que plantearte superar el tribalismo partidista y apostar por la unidad”, expresa.
“Cuando existió la MUD hubo un ejercicio de vocería interesante, centralizada, que ayudó mucho a tener mayores impactos políticos y sociales, hay que recrear un método no igual, pero similar al de la MUD”, coincide el politólogo Piero Trepiccione.
En su opinión, el primer paso para iniciar la reingeniería dentro de la oposición es conectar la acción política con los temas que le interesan a la gente, con la problemática social, diseñar una narrativa que conecte con el sentimiento mayoritario de la población.
Otro reto de la oposición es dejar atrás los cogollos y abrirse a la sociedad. “Los partidos son esenciales, pero en este momento son plataformas muy debilitadas, creo que hay que conectar al liderazgo opositor con los movimientos sociales, los liderazgos comunitarios, los gremios, las universidades. La unidad no puede seguir siendo secuestrada por cuatro partidos”, apunta.
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Según la opinión del politólogo Luis Salamanca, este matiz discursivo revela diferencias entre los dirigentes de Voluntad Popular. “Pareciera que hay criterios encontrados que pudieran llevar a más divisiones dentro de la oposición”, expresa sobre ello.
Mientras, el politólogo Piero Trepiccione lo atribuye a errores en la estrategia comunicacional que pueden profundizar las diferencias en un ambiente caldeado y polarizado como el venezolano: “Cualquier palabra, frase o planteamiento puede ser susceptible de malas interpretaciones”.
“Yo siento que tanto Guaidó, como López y todo el liderazgo opositor tienen más bien que cuidar las formas de comunicación política. Lo que reclama el país y la comunidad internacional es coherencia y estrategia sobre los pasos que se van a dar. Creo que hay que ser más cuidadosos con los mensajes que se emiten más allá de que existan diferencias. Esas narrativas pueden exacerbar las diferencias”, argumenta.
A su juicio, López cometió un error al presentarse así mismo como el gran articulador de las fuerzas democráticas. “En lugar de decir yo soy el carpintero, el arquitecto, el variopinto mundo opositor tiene que asumir una posición de humildad. El país no está para egos, para el yo soy”, cuestiona.
Ambos analistas sostienen que la oposición debe partir de la experiencia más exitosa que ha tenido en los últimos 20 años: la Mesa de la Unidad Democrática y recrear un método similar que involucre a más actores de la sociedad civil.
“Lo que tienen que hacer es reconstruir la unidad que permitió el triunfo en 2015. Proponerse una unidad política y electoral, la primera en torno a una estrategia unitaria y la segunda para definir las tácticas que le permitan maximizar sus ganancias en todos los frentes, incluyendo el electoral”, expone el politólogo Luis Salamanca.
“Avalo más la declaración de Guaidó que dice que hay que mejorar lo que se tiene, aunque no es mucho porque en este momento no hay unidad, lo que se observa es la fragmentación de la oposición”, señala.
El analista destaca que la oposición “más que buscar salir del régimen de Nicolás Maduro lo que tiene que buscar es conseguir más poder, participando en elecciones aún sin condiciones, para lograr ese objetivo”.
Para esto, es necesario que la dirigencia de los partidos esté dispuesta a postular candidatos incluso en otras tarjetas. “La oposición debe luchar para que les devuelvan las tarjetas de sus partidos, pero si el régimen no lo hace, que es lo más probable, tienes que plantearte superar el tribalismo partidista y apostar por la unidad”, expresa.
“Cuando existió la MUD hubo un ejercicio de vocería interesante, centralizada, que ayudó mucho a tener mayores impactos políticos y sociales, hay que recrear un método no igual, pero similar al de la MUD”, coincide el politólogo Piero Trepiccione.
En su opinión, el primer paso para iniciar la reingeniería dentro de la oposición es conectar la acción política con los temas que le interesan a la gente, con la problemática social, diseñar una narrativa que conecte con el sentimiento mayoritario de la población.
Otro reto de la oposición es dejar atrás los cogollos y abrirse a la sociedad. “Los partidos son esenciales, pero en este momento son plataformas muy debilitadas, creo que hay que conectar al liderazgo opositor con los movimientos sociales, los liderazgos comunitarios, los gremios, las universidades. La unidad no puede seguir siendo secuestrada por cuatro partidos”, apunta.