«No están dadas las condiciones para el cese de la usurpación», aseguran analistas

POLÍTICA · 25 NOVIEMBRE, 2019 15:15

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Deisy Martínez │@deicamar


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El 23 de enero de este año, tras una multitudinaria marcha que terminó en El Rosal en Caracas, Juan Guaidó fue juramentado por la Asamblea Nacional (AN) como presidente encargado. El cambio político en el país llegaría, aseguró, al cumplirse tres etapas: lograr el cese de la usurpación del cargo de Jefe de Estado por parte de Nicolás Maduro, un gobierno de transición y celebrar elecciones libres. Transcurridos casi 10 meses la primera fase no se ha cumplido. 

¿Por qué no termina de ocurrir el cese de la usurpación?, ¿es posible antes de unas elecciones presidenciales o el mantra podría alterar su orden? Analistas políticos aseguraron a Efecto Cocuyo  que no están dadas las condiciones para que Maduro abandone el poder, al menos no antes de unas elecciones presidenciales.

El director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, Benigno Alarcón señaló que solo hay dos caminos para lograr la salida del chavismo madurismo de Miraflores, el de la fuerza o por acuerdo, pero hasta el momento ambas alternativas lucen improbables.

“Por la fuerza implica la intervención armada de aliados de la oposición, lo cual implica en este caso la actuación de fuerzas extranjeras que es una decisión mayor y delicada para cualquier país y un acuerdo implica que ambas partes ganan más con ello que con el status quo, lo que no pareciera ser la percepción del régimen que hasta ahora prefiere correr el riesgo de mantener ese status aún mediante la fuerza, expresó.

Peticiones mínimas y máximas 

La ruta emprendida por la junta directiva de la AN, presidida por Guaidó, comenzó con un acuerdo calificado como histórico: el que declaró oficialmente dicha usurpación el 15 de enero de 2019, tras desconocer las elecciones presidenciales adelantadas del 20 de mayo de 2018 en las que Maduro se hizo con un segundo mandato (2019-2025), en comicios sin observación internacional calificada y con la mayoría de partidos políticos y dirigentes inhabilitados para participar.

El Parlamento asumió las competencias del Ejecutivo basadas en los artículos 233 (sobre la falta absoluta del Jefe Estado), 333 (vigencia de la Carta Magna) y 350 (desconocimiento del régimen que contraríe principios democráticos y derechos humanos) de la Constitución y con ello proclamó la guerra al Gobierno. El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) contraatacó con una sentencia según la cual esa directiva de la AN no era válida y por tanto todos sus actos nulos, dada la acusación de desacato que pesa sobre el Poder Legislativo desde enero de 2016, al juramentar a los diputados del estado Amazonas electos en 2015.

La directora de la cátedra Libre Democracia y Elecciones de la Universidad Central de Venezuela, Eglée González Lobato se refirió al congelamiento del diálogo en Noruega como una de las principales causas que impiden el cambio político. Destacó que el proceso de negociaciones es la vía pacífica, menos traumática y costosa, que visualiza la comunidad internacional para que se de la transición en Venezuela, de allí que es importante que se reanude en cualquier momento.

Y es que los intentos de diálogo en Barbados y Oslo (Noruega) solo consiguieron darle más tiempo al régimen al no lograrse ningún tipo de acuerdo que dejara satisfechas a las partes.  

“Hay que resaltar que el cese de la usurpación como lo planteó la AN forma parte de los máximos exigidos por la oposición en la mesa de negociaciones, así como lo es para el Gobierno negar las presidenciales, por lo que no veo que unas elecciones con Maduro en el poder estuvieran descartadas desde el inicio en las conversaciones si se logra un CNE que garantice el respeto de los resultados con supervisión internacional que constituiría el mínimo solicitado, no excluido o negado por la ruta trazada por Guaidó”, dijo González Lobato.

Audiencias extremas

El camino dibujado por la AN para conseguir el cese de la usurpación fue reforzado por la aprobación del Estatuto que rige la Transición a la Democrática para Restablecer la Vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el 5 de febrero de 2019, con el objetivo de organizar y relegitimar los poderes públicos para restablecer el texto fundamental. Todo ello suponiendo que Maduro saliera del Ejecutivo.

En el ínterin han ocurrido hechos como los del 30 de abril que buscaron acelerar el proceso con un pronunciamiento favorable de los militares a la causa política, sin dejar de mencionar que el Parlamento ofreció también a principios de año una Ley de Amnistía que ofrecía garantías a los uniformados que contribuyeran con la defensa de la Constitución. El alto mando castrense no aceptó lo que fue tildado de caramelo envenenado y el proyecto de ley no pasó de su primera discusión (22 de enero) en la cámara.

El apoyo internacional materializado en el reconocimiento a Guaidó como presidente por más de 50 países fue una conquista relevante en la ruta. Igualmente están las sanciones internacionales contra altos funcionarios venezolanos que  tampoco hacen mella en un gestión que a juicio de los expertos solo se sostiene por la fuerza, es decir, por el apoyo de los militares.

En lo que va de año el gobierno de Maduro a través de la Asamblea Nacional Constituyente y el TSJ ha encarcelado diputados, sometido a procesos judiciales en libertad a otros, instaló una mesa de diálogo con partidos minoritarios que adelanta gestiones para la designación de un nuevo Consejo Nacional Electoral que organice las parlamentarias de 2020 y sigue descartando de plano unos comicios presidenciales.

Algunos partidos que aseguran ser de oposición y que participan en la mesa de diálogo instalada por el Gobierno también han manifestado que el cese de la usurpación no debería ser una piedra de tranca si puede conformarse un Poder Electoral equilibrado capaz de garantizar elecciones presidenciales libres, transparentes y democráticas, aunque hace poco Claudio Fermín solo habló de parlamentarias para 2020.

Recientemente Guaidó convocó a la protesta sostenida en las calles desde el 16 de noviembre para presionar la salida Maduro y ratificó que la solución a la crisis del país pasa por alcanzar tal objetivo. Ese día ofreció disculpas por no haber logrado el cese de la usurpación y admitió que el final del camino no se encontraría de un día para otro.

González Lobato añadió que hay que tener en cuenta que tanto el chavismo como la oposición le hablan a sus audiencias que manifiestan posiciones duras y en el medio está una gran mayoría de la población que quiere ver un cambio de la mejor forma posible, sin posiciones extremas que lo obstaculicen

POLÍTICA · 25 NOVIEMBRE, 2019

«No están dadas las condiciones para el cese de la usurpación», aseguran analistas

Texto por Deisy Martínez │@deicamar

El 23 de enero de este año, tras una multitudinaria marcha que terminó en El Rosal en Caracas, Juan Guaidó fue juramentado por la Asamblea Nacional (AN) como presidente encargado. El cambio político en el país llegaría, aseguró, al cumplirse tres etapas: lograr el cese de la usurpación del cargo de Jefe de Estado por parte de Nicolás Maduro, un gobierno de transición y celebrar elecciones libres. Transcurridos casi 10 meses la primera fase no se ha cumplido. 

¿Por qué no termina de ocurrir el cese de la usurpación?, ¿es posible antes de unas elecciones presidenciales o el mantra podría alterar su orden? Analistas políticos aseguraron a Efecto Cocuyo  que no están dadas las condiciones para que Maduro abandone el poder, al menos no antes de unas elecciones presidenciales.

El director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, Benigno Alarcón señaló que solo hay dos caminos para lograr la salida del chavismo madurismo de Miraflores, el de la fuerza o por acuerdo, pero hasta el momento ambas alternativas lucen improbables.

“Por la fuerza implica la intervención armada de aliados de la oposición, lo cual implica en este caso la actuación de fuerzas extranjeras que es una decisión mayor y delicada para cualquier país y un acuerdo implica que ambas partes ganan más con ello que con el status quo, lo que no pareciera ser la percepción del régimen que hasta ahora prefiere correr el riesgo de mantener ese status aún mediante la fuerza, expresó.

Peticiones mínimas y máximas 

La ruta emprendida por la junta directiva de la AN, presidida por Guaidó, comenzó con un acuerdo calificado como histórico: el que declaró oficialmente dicha usurpación el 15 de enero de 2019, tras desconocer las elecciones presidenciales adelantadas del 20 de mayo de 2018 en las que Maduro se hizo con un segundo mandato (2019-2025), en comicios sin observación internacional calificada y con la mayoría de partidos políticos y dirigentes inhabilitados para participar.

El Parlamento asumió las competencias del Ejecutivo basadas en los artículos 233 (sobre la falta absoluta del Jefe Estado), 333 (vigencia de la Carta Magna) y 350 (desconocimiento del régimen que contraríe principios democráticos y derechos humanos) de la Constitución y con ello proclamó la guerra al Gobierno. El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) contraatacó con una sentencia según la cual esa directiva de la AN no era válida y por tanto todos sus actos nulos, dada la acusación de desacato que pesa sobre el Poder Legislativo desde enero de 2016, al juramentar a los diputados del estado Amazonas electos en 2015.

La directora de la cátedra Libre Democracia y Elecciones de la Universidad Central de Venezuela, Eglée González Lobato se refirió al congelamiento del diálogo en Noruega como una de las principales causas que impiden el cambio político. Destacó que el proceso de negociaciones es la vía pacífica, menos traumática y costosa, que visualiza la comunidad internacional para que se de la transición en Venezuela, de allí que es importante que se reanude en cualquier momento.

Y es que los intentos de diálogo en Barbados y Oslo (Noruega) solo consiguieron darle más tiempo al régimen al no lograrse ningún tipo de acuerdo que dejara satisfechas a las partes.  

“Hay que resaltar que el cese de la usurpación como lo planteó la AN forma parte de los máximos exigidos por la oposición en la mesa de negociaciones, así como lo es para el Gobierno negar las presidenciales, por lo que no veo que unas elecciones con Maduro en el poder estuvieran descartadas desde el inicio en las conversaciones si se logra un CNE que garantice el respeto de los resultados con supervisión internacional que constituiría el mínimo solicitado, no excluido o negado por la ruta trazada por Guaidó”, dijo González Lobato.

Audiencias extremas

El camino dibujado por la AN para conseguir el cese de la usurpación fue reforzado por la aprobación del Estatuto que rige la Transición a la Democrática para Restablecer la Vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el 5 de febrero de 2019, con el objetivo de organizar y relegitimar los poderes públicos para restablecer el texto fundamental. Todo ello suponiendo que Maduro saliera del Ejecutivo.

En el ínterin han ocurrido hechos como los del 30 de abril que buscaron acelerar el proceso con un pronunciamiento favorable de los militares a la causa política, sin dejar de mencionar que el Parlamento ofreció también a principios de año una Ley de Amnistía que ofrecía garantías a los uniformados que contribuyeran con la defensa de la Constitución. El alto mando castrense no aceptó lo que fue tildado de caramelo envenenado y el proyecto de ley no pasó de su primera discusión (22 de enero) en la cámara.

El apoyo internacional materializado en el reconocimiento a Guaidó como presidente por más de 50 países fue una conquista relevante en la ruta. Igualmente están las sanciones internacionales contra altos funcionarios venezolanos que  tampoco hacen mella en un gestión que a juicio de los expertos solo se sostiene por la fuerza, es decir, por el apoyo de los militares.

En lo que va de año el gobierno de Maduro a través de la Asamblea Nacional Constituyente y el TSJ ha encarcelado diputados, sometido a procesos judiciales en libertad a otros, instaló una mesa de diálogo con partidos minoritarios que adelanta gestiones para la designación de un nuevo Consejo Nacional Electoral que organice las parlamentarias de 2020 y sigue descartando de plano unos comicios presidenciales.

Algunos partidos que aseguran ser de oposición y que participan en la mesa de diálogo instalada por el Gobierno también han manifestado que el cese de la usurpación no debería ser una piedra de tranca si puede conformarse un Poder Electoral equilibrado capaz de garantizar elecciones presidenciales libres, transparentes y democráticas, aunque hace poco Claudio Fermín solo habló de parlamentarias para 2020.

Recientemente Guaidó convocó a la protesta sostenida en las calles desde el 16 de noviembre para presionar la salida Maduro y ratificó que la solución a la crisis del país pasa por alcanzar tal objetivo. Ese día ofreció disculpas por no haber logrado el cese de la usurpación y admitió que el final del camino no se encontraría de un día para otro.

González Lobato añadió que hay que tener en cuenta que tanto el chavismo como la oposición le hablan a sus audiencias que manifiestan posiciones duras y en el medio está una gran mayoría de la población que quiere ver un cambio de la mejor forma posible, sin posiciones extremas que lo obstaculicen

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