La crisis migratoria, traducida en la salida del país de más de 4 millones de personas según Acnur desde 2014, tiene importantes consecuencias para el país. Expertos en el tema advirtieron desde la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) sobre el fuerte impacto de la salida de venezolanos en plena edad productiva en la aceleración del proceso de envejecimiento poblacional nacional.
Al exponer el perfil de la migración masiva, la directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (Iies) de dicha casa de estudios, Anitza Freites, indicó que 86% de los migrantes tienen edades comprendidas entre 15 y 49 años, con una reducida participación de población infantil y adultos mayores, los dejados atrás como se le conoce a los niños y los abuelos que no migran con la familia. La diáspora de menores de 15 años apenas representa 4% y los mayores de 50 años, 5%. La geógrafa se basó en datos de la Encuesta sobre Condiciones de Vida (Encovi) 2018.
Las consideraciones de Freitez formaron parte de su ponencia sobre la transición de un proceso de emigración calificada a migración masiva en Venezuela, durante el foro Horizonte de la emigración venezolana: retos para su inserción laboral en América Latina, realizado este 27 de noviembre en la Ucab.
“Según estimaciones del INE (Instituto Nacional de Estadística) con base al censo (de población) de 2011, se esperaba que nuestra coyuntura favorable en términos demográficos, nuestra ventana de oportunidades como se le ha llamado o el bono demográfico, iba a transcurrir entre el año 2000 y 2040”.
Es decir, de acuerdo con la profesora universitaria, en un contexto democrático favorable y de prosperidad económica nuestra relación de dependencia demográfica (cantidad de personas dependientes por cada 100 individuos en edad de trabajar) sería estable “pero aparentemente perdimos ese bono”.
“En este contexto de aceleración del proceso de envejecimiento tenemos grandes retos porque no nos estábamos preparando en términos de formulación de políticas, de desarrollo institucional, para la atención de la población adulta mayor y en este momento nos toca encarar este proceso en una situación más adversa que la que teníamos dos décadas atrás o más”, dijo.
Los obstáculos vienen dados, explicó, por la crisis económica, un tejido institucional destruido, cambios en las configuraciones familiares relacionados con el cuidado de los adultos mayores (se quedaron solos en algunos casos) y el sistema de protección social del país.

Pesimismo
Freites se confesó pesimista en cuanto al retorno de la población venezolana migrante, al menos en tan corto plazo y en tanta cantidad como cuando salieron del país. “El nivel de destrucción que hay en lo social e institucional no es algo que se vaya a reparar en tres días”, advirtió.
Señaló que para los jóvenes que cruzaron las fronteras sin cargas familiares, el atractivo para retornar a suelo patrio va más allá.
“Los factores tienen que ver no solo con un cambio de Gobierno, la migración es un proceso costoso y regresar tiene a su vez otros costos, hay que sacar muy bien las cuentas antes, sobre todo quienes han conformado familias afuera”, acotó.
Preocupación internacional
La actividad que tuvo lugar en el Aula Magna de la Ucab contó además con la participación de expertos internacionales como Fernando Lozano con Crisis y migración de población venezolana. Entre la desprotección y la seguridad jurídica en Latinoamérica; José Koechlin (videollamada) con Impacto laboral de la inmigración venezolana en el Perú y Ronal Rodríguez (videollamada) con Política migratoria en Colombia y su impacto en la migración venezolana.
Tanto Koechlin como Rodríguez aportaron interesantes datos sobre la situación laboral de venezolanos tanto en Lima, Arequipa y Piura como en el vecino país, basados en encuestas. Por ejemplo, 1.600 encuestas realizadas en dichas ciudades de Perú arrojaron que 92% de los migrantes cuentan con un trabajo sea formal o informal y que solo hay 4% de desocupación.
En cuanto a la nación neogranadina se dieron a conocer datos tales como que Bogotá, Cúcuta, Barranquilla, Medellín y Cali son las zonas donde se encuentra el mayor número de migrantes venezolanos y que se han destinado 124 millones de dólares en atención médica a 3.931.799 personas residentes y en tránsito.
También intervinieron Gerardo González con De las islas inútiles a las islas útiles: Migración venezolana a Aruba Curazao, Bonaire y St. Maarten 2014- 2019 y Manuel Delgado con Inserción ocupacional y trayectoria laboral de personas venezolanas en México y Estados Unidos: profesionales del sector petrolero en Villahermosa y Houston, entre otros.