Cada vez que el sonido del despegue de un avión se escuchaba en el interior del salón –dispuesto para la prensa en la terminal aérea Simón Bolívar de Maiquetía–, los periodistas bromeaban con que la Alta Comisionada Michelle Bachelet se había ido del país sin decir adiós y sin presentar las conclusiones de su fugaz visita (de menos de tres días), para constatar la violación de derechos humanos en Venezuela.

Desde las 6:00 de la tarde los representantes de los medios de comunicación eran objeto de una revisión exhaustiva de sus equipos y pertenencias. Funcionarios de inteligencia inspeccionaron bolsos, carteras y cámaras con un equipo portátil parecido a una máquina de rayos X y hasta un can entró a la sala a completar el examen.

A las 8:30 de la noche la impaciencia aumentaba. El equipo de Bachelet advertía que solo había espacio para cuatro preguntas en la apretada agenda. Las respuestas a los reporteros dependían de que la funcionaria de las Naciones Unidas no extendiera de más su reunión con Nicolás Maduro en Miraflores.

Pero 10 minutos después, la Alta Comisionada salió del palacio presidencial rumbo a Maiquetía. A las 9:15 pm ya estaba en el aeropuerto internacional. Cada vez que se abría la puerta del salón, los camarógrafos cuadraban la toma y los periodistas –quienes compartían, sin derecho a réplica, sillas con funcionarios de Casa Militar– preparaban sus celulares para tomar fotos y videos, pero la expresidenta chilena no aparecía.

A las 9:40 dieron la señal, alguien hizo un gesto de mano con los dedos índice y medio, parecido al símbolo de paz, que replicaron varios para indicar que en dos minutos Bachelet entraría al lugar.

Con caminar pausado, pero firme, con zapatos de tacón que marcaban sus pasos, la funcionaria subió al podio de plástico que le prepararon. Detrás de ella las banderas de Venezuela y de las Naciones Unidas oficializaban el acto.

“Esta ha sido una corta, pero crucial visita para mí”, advirtió y continúo: “Me iré de Caracas esta noche, pero se quedará una presencia de mi oficina en el país por primera vez. Hemos alcanzado un acuerdo con el Gobierno para que un pequeño equipo de dos oficiales de derechos humanos permanezca aquí, con el mandato de proveer asistencia y asesoría técnica y, muy importante, continuar monitoreando la situación de derechos humanos en Venezuela”.

Bachelet deja dos oficiales de la ONU para velar por la justicia y prevenir torturas en Venezuela

Aunque reconoció a Nicolás Maduro como presidente de la República, la Alta Comisionada denunció prácticas de tortura y ejecuciones extrajudiciales en Venezuela, no dudó en señalar que la crisis humanitaria se ha deteriorado extraordinariamente y recomendó llevar a cabo una evaluación de la Comisión Nacional para la Prevención de la Tortura y para determinar los principales obstáculos en el acceso a la justicia en el país.

“El Ejecutivo también se ha comprometido a trabajar para permitir un acceso más amplio a los distintos mecanismos de derechos humanos, incluidos los expertos independientes de Naciones Unidas conocidos como relatores especiales”, manifestó.

Admitió la escasez de alimentos y medicinas y la hiperinflación que pulveriza el salario de los venezolanos, pero también alertó que las sanciones impuestas por Estados Unidos sobre las exportaciones de petróleo y el comercio de oro “están exacerbando y agravando la preexistente crisis económica”.

“He apelado a todos los líderes políticos a que participen constructivamente con el diálogo facilitado por Noruega y con cualquier otro esfuerzo para intentar enfrentar la actual situación política en Venezuela”, expresó.

La ronda de preguntas inició y cuando se le pidió que definiera la situación actual en Venezuela respondió: “La situación humanitaria es grave y afecta a muchas personas. La ONU está trabajando para apoyar en las áreas más relevantes en un plan que se hace con el Gobierno y con representantes de la sociedad civil”.

– ¿Qué le hace pensar que Nicolás Maduro esta vez cumplirá con la palabra empeñada?

– A mí me duele la situación en Venezuela (…) porque veo lo que le pasa a la gente”, hizo una pausa conmovida. “Venezuela es un país de paz y solidario, soy una optimista crónica y siempre se debe apostar para buscar los acuerdos para salir de esta situación”.

Tocó el turno de la periodista de CNN en español, quien aprovechó para bombardear de preguntas a la invitada internacional. “Son como 45 preguntas en una. Estoy tan cansada que la primera se me olvidó, ¿puedes repetírmela?, repreguntó Bachelet sonriente.

– ¿La crisis en Venezuela amerita cooperación internacional?

– Nosotros queremos trabajar en Venezuela. Tenemos el mandato de monitorear. No se trata de tener una visita protocolar sino de tener resultados (…).

Una pregunta más porque me espera el avión, indicó.

-¿Tiene prevista una próxima visita al país

– No tengo claro cuando vuelvo a Venezuela, pero no me voy a olvidar de Venezuela y aquí va a estar presente mi oficina.

Mientras Bachelet salía de la sala dos periodistas intentaban frenar sus pasos, querían transmitirle un último mensaje en defensa de la libertad de expresión y de información que sienten vulnerados en el país, pero la funcionaria salió de prisa frustrando su intención.

Foto: Rayner Peña / EFE

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