De acuerdo a un estudio publicado el miércoles pasado en la revista Nature, el cambio climático está provocando que los huracanes que tocan tierra tarden más en debilitarse. Los investigadores demostraron que los huracanes que se desarrollan sobre océanos más cálidos transportan mayor humedad y, por lo tanto, se incrementa su intensidad por más tiempo. Esto significa que en el futuro, a medida que el mundo continúe calentándose, es más probable que los huracanes lleguen a comunidades que se encuentran tierra adentro y sean más destructivos, por tanto todos debemos estar preparados. Las implicaciones son muy importantes, especialmente cuando se consideran las políticas que se implementan para hacer frente al calentamiento global. 

Los huracanes son motores térmicos, al igual que los motores de los automóviles. En los motores de los carros, el combustible se quema y esa energía térmica se convierte en trabajo mecánico, para hacer que las ruedas giren y se produzca el movimiento. Para los huracanes, la humedad absorbida de la superficie del océano es el combustible que intensifica y sostiene su poder devastador, con la energía térmica de la humedad convertida en rápidas ráfagas de vientos destructivos. Tocar tierra es equivalente a detener el suministro de combustible al motor de un automóvil. Sin combustible, el automóvil desacelerará, y sin su fuente de humedad, el huracán se disipará.

Muchos estudios previos han demostrado que el cambio climático puede intensificar los huracanes sobre el océano, conocidos también como ciclones o tifones en otras regiones del mundo. Huracán, ciclón y tifón son el mismo fenómeno climático, pero se les conoce de manera diferente según el lugar donde se originen.

Ahora bien, el artículo recientemente publicado es el primer estudio que establece un vínculo entre un clima cálido y el subconjunto más pequeño de huracanes que han tocado tierra. Para ello, los científicos analizaron los huracanes del Atlántico norte que tocaron tierra durante el último medio siglo. 

Descubrieron que durante el transcurso del primer día después de tocar tierra, los huracanes en la actualidad se debilitan más lentamente que hace 50 años. Cuando se trazaron los datos, pudieron ver claramente que la cantidad de tiempo que tardaba un huracán en debilitarse aumentaba con los años. Pero no era una línea recta, era ondulada, y descubrieron que estos incrementos y descensos coincidían con los mismos altibajos que se reportan en la temperatura de la superficie del mar. De esta manera, los científicos probaron el vínculo entre la temperatura de la superficie más cálida del mar y el debilitamiento progresivo con la llegada a tierra. 

Mediante la creación de simulaciones por computadora de cuatro huracanes diferentes y el establecimiento de distintas temperaturas para la superficie del mar, consideraron que cada huracán virtual alcanzaba una fuerza de categoría 4 y seguidamente, al tocar tierra, cortaban el suministro de humedad desde abajo. Los investigadores encontraron que aunque cada huracán simulado tocó tierra con la misma intensidad, los que se desarrollaron sobre aguas más cálidas tardaron más en debilitarse.

Estos modelos demostraron lo que había sugerido el análisis de huracanes pasados: los océanos más cálidos tienen un impacto significativo en la tasa de disipación de los huracanes, incluso cuando se corta su conexión con la superficie del océano. La pregunta es: ¿por qué?

Usando simulaciones adicionales, los científicos encontraron que la “humedad almacenada” era el eslabón perdido. Los investigadores explicaron que cuando los huracanes tocan tierra, aunque ya no pueden acceder al suministro de humedad del océano, todavía llevan una reserva que se agota lentamente.

Cuando los científicos crearon huracanes virtuales que carecían de esta humedad almacenada después de tocar tierra, encontraron que la temperatura de la superficie del mar ya no tenía ningún impacto en la tasa de disipación. Esto muestra que la humedad almacenada es el factor clave que le da a cada huracán su propia identidad única. Los huracanes que se desarrollan sobre océanos más cálidos pueden absorber y almacenar más humedad, manteniéndolos por más tiempo y evitando que se debiliten tan rápido.

El mayor nivel de humedad almacenada también hace que los huracanes sean “más húmedos”, un resultado que ya se siente, dado que los huracanes recientes han desatado volúmenes devastadores de lluvia en las comunidades costeras e interiores, tal como pasó con las fuertes lluvias acaecidas recientemente en el occidente de Venezuela (Zulia, Andes y Centro Occidente), debido al paso de la tormenta tropical Iota, onda tropical número 63, mientras se dirigía hacia Centroamérica. 

El estudio también señala problemas con los modelos teóricos simples ampliamente utilizados para comprender cómo decaen los huracanes. Los modelos actuales de disipación de huracanes no consideran la humedad, solo ven los huracanes que han tocado tierra como un vórtice seco que se “restriega” contra la tierra y se ralentiza por la fricción. 

Los investigadores ahora plantean estudiar los datos de huracanes de otras regiones del mundo para determinar si el impacto de un clima cálido, sobre la mayor duración de los huracanes cuando tocan tierra, está ocurriendo en el resto del mundo. En general, las implicaciones de este trabajo son alarmantes. Si no frenamos el calentamiento global, la destrucción de los huracanes no se limitará a las zonas costeras, lo que provocará niveles más elevados de daños materiales y pérdidas en vidas.

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