Si no estás conmigo, estás con mi enemigo

La creencia absolutista de que si no estás conmigo, estás con mi enemigo, o “con el diablo”, como se han parafraseado las palabras de Mateo en la biblia, es un falso dilema porque restringe la solución de un conflicto a dos opciones, negando la posibilidad de que existan otras.

Estás conmigo o estás con mi enemigo es una frase lapidaria,  propia del pensamiento autoritario, que borra las diferentes tonalidades de colores. Es blanco o es negro.  No admite medias tintas. Por supuesto, descarta la disidencia y castiga a quien se atreva a disentir. Es el ejercicio de la política menos democrático que existe.  

Usos de la frase lapidaria

Estás conmigo o estás con mi enemigo divide a la humanidad en dos simples partes: quienes están con Dios, por un lado, y quienes están con el diablo, por el otro. Es decir, la gente buena está acá y la gente mala, allá. O en palabras que expresan clasismo, inclusive, racismo: la gente decente, bien educada, civilizada, de mi lado y la gente indecente, mal educada, salvaje, del otro.

Por razones de autoprotección psicológica, uno tiende a ser el referente o el fiel de la balanza: quienes piensan como yo están en lo cierto, quienes se oponen, están errados. La personalidad autoritaria se cree dueña de la verdad.  He allí un gran peligro.

Estás conmigo o estás con mi enemigo caracteriza la filosofía de instituciones de férreo orden como  las religiosas y las militares, pero también a organizaciones civiles como partidos políticos, cuyos líderes, particularmente,  en circunstancias de profundo conflicto social,  se valen de ella para alinear a sus seguidores en una sola fila y exigirles lealtad a toda costa.

La capacidad de discernir de los seguidores de un líder o lideresa autoritaria se restringe a casi nada, semejante a lo que le sucede a los miembros de organizaciones sectarias. Se opta por creer en verdades absolutas.

La descalificación del otro como práctica autoritaria

En la propaganda de guerra las versiones del bando con el que uno se identifica son tomadas como verdades incuestionables y una forma de hacerlo es descalificando al bando contrario.  Así también se resuelve la incomodidad de pensamientos discordantes

En la narrativa que se construye en las redes virtuales -donde cada quien expresa lo que quiere-  sobre la actual guerra de Israel contra Gaza hay varios ejemplos, destaco el de las cifras de muertos, heridos y desaparecidos en la población civil en cada bando.

En la incursión guerrillera palestina a un poblado israelí que desencadenó la actual guerra de Gaza, en una noche de octubre pasado, según autoridades israelíes, murieron cerca de 1.200 personas y fue secuestrado más de un centenar de hombres, mujeres, niños, niñas que no estaban en el campo de batalla sino sus casas o en un concierto de rock en la cercanías del poblado. 

Quienes están del bando de Israel no dudan de esas cifras porque provienen de fuente oficial israelí.

En respuesta al ataque de guerrilleros palestinos, el ejército de Israel,en casi  8 meses de guerra, ha matado a más de 35.000 gazaties, sin contar los miles de cadáveres que están debajo de los escombros de edificios derrumbados por las bombas israelíes. La mayoría de esos muertos eran mujeres, niños, niñas que no estaban en el campo de batalla sino en sus casas, en refugios o huían de las bombas. Quienes apoyan la respuesta de Israel dudan de esas cifras porque vienen de fuente oficial palestina.

Algunas consecuencias del autoritarismo

En la interpretación de la realidad, la verdad resulta antojadiza. Todo depende del cristal con que se mire. Lo que es claro es que cada quien ve lo que quiere ver pero bajo el ejercicio autoritario. la verdad es lo que el o la líder o los medios de comunicación dicen que es.  El discernimiento individual se minimiza.  

El pensamiento autoritario deriva, indefectiblemente, en regímenes totalitarios en los que la palabra del o la líder adquiere el tono de palabra santa, incuestionable, y por sutiles o brutales procesos se les recubre de un manto invisible refractario a cualquier palabra o pensamiento distinto al de quien lidera.  La disidencia, el mayor ejercicio democrático, es vista en una amenaza.  Niegan la libertad.

***

Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Del mismo autor: Periodismo honesto

</div>