El gobierno de Maduro extiende sus tentáculos represivos. Diseñó una estrategia para reprimir a dirigentes de los principales partidos de oposición. Encarceló a varios y forzó el exilio de otros tantos. Reprimió sin compasión las protestas del año 2017. Poco le importó el asesinato de más de un centenar de manifestantes y el encarcelamiento de miles. Desató contra los jóvenes que se autodenominaron resistencia, una cacería que terminó expulsando del país o deteniendo a un número importante de ellos.
Pero esos niveles de represión no le son suficientes. Se empeña en acallar las voces disidentes, ya no de quienes se identifican como de oposición, sino de las personas que se reivindican chavistas pero críticos de la gestión de gobierno.
Una investigación realizada por la organización Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (Provea) devela casos de persecución a distintas personas que ocuparon cargos algunos de alta relevancia en la gestión del ex presidente Chávez e incluso en los primeros años de Maduro. Es un primer avance sobre violaciones de derechos humanos contra el denominado “chavismo disidente”. Encontró 45 víctimas de violaciones, agrupadas en vulneraciones a la libertad personal (57% de los casos), Derechos laborales (28.5%), Libertad de expresión (16.6 %), Integridad personal (11.9%) y el derecho a la justicia (7.1%). La persecución contra sus propias filas ratifica la naturaleza no democrática del régimen de Nicolás Maduro y la naturaleza estructural de la discriminación por razones políticas para su modelo de gobernabilidad.
Las víctimas de represión incluidas en el reporte fueron agrupadas en la categoría “chavismo disidente” por tener alguna o varias de estas características: A) Al menos hasta la muerte de Chávez –y aún después- mantuvieron una postura pública de respaldo al gobierno, iniciando progresivamente una serie de cuestionamientos con los que marcaron distancia de la gestión de Nicolás Maduro. B) Ejercieron algún tipo de cargo público durante la gestión de Hugo Chávez C) Su identidad política es de signo izquierdista D) A pesar de su ruptura con la gestión de Nicolás Maduro no han pasado a formar parte de alguna organización político-partidista tradicionalmente opositora al bolivarianismo, ni en la coalición “Mesa de la Unidad Democrática”. Su espacio actual para el ejercicio del derecho a la libre asociación y reunión es una orgánica flexible para la divulgación de sus opiniones.
La maquinaria represiva desatada contra ex funcionarios y varios dirigentes sociales que se autodenominan chavistas, tiene como propósito generar miedo a lo interno del Partido Socialista Unido de Venezuela y de los partidos aliados, buscando impedir se acreciente la cantidad de voces que públicamente se deslindan de la dictadura. Pero de poco ha servido, el descontento aumenta y pudiera transformarse en avalancha.
Ahora avanza otra modalidad represiva. Perseguir, hostigar y detener dirigentes sindicales. Al ex sindicalista Maduro le incomodan y aterran los sindicalistas que no son aduladores sino defensores de los derechos de los y las trabajadores. El Sebin y el Dgcim cada vez más activos contra la dirigencia sindical crítica, incluyendo sindicalistas que se denominan chavistas.
Maduro se autodefine obrero y persigue a los obreros. Se autodefine de Izquierda y persigue a activistas de izquierda. Se dice defensor de los pobres e incrementa su miseria. Su gobierno resultó una estafa.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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El gobierno de Maduro extiende sus tentáculos represivos. Diseñó una estrategia para reprimir a dirigentes de los principales partidos de oposición. Encarceló a varios y forzó el exilio de otros tantos. Reprimió sin compasión las protestas del año 2017. Poco le importó el asesinato de más de un centenar de manifestantes y el encarcelamiento de miles. Desató contra los jóvenes que se autodenominaron resistencia, una cacería que terminó expulsando del país o deteniendo a un número importante de ellos.
Pero esos niveles de represión no le son suficientes. Se empeña en acallar las voces disidentes, ya no de quienes se identifican como de oposición, sino de las personas que se reivindican chavistas pero críticos de la gestión de gobierno.
Una investigación realizada por la organización Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (Provea) devela casos de persecución a distintas personas que ocuparon cargos algunos de alta relevancia en la gestión del ex presidente Chávez e incluso en los primeros años de Maduro. Es un primer avance sobre violaciones de derechos humanos contra el denominado “chavismo disidente”. Encontró 45 víctimas de violaciones, agrupadas en vulneraciones a la libertad personal (57% de los casos), Derechos laborales (28.5%), Libertad de expresión (16.6 %), Integridad personal (11.9%) y el derecho a la justicia (7.1%). La persecución contra sus propias filas ratifica la naturaleza no democrática del régimen de Nicolás Maduro y la naturaleza estructural de la discriminación por razones políticas para su modelo de gobernabilidad.
Las víctimas de represión incluidas en el reporte fueron agrupadas en la categoría “chavismo disidente” por tener alguna o varias de estas características: A) Al menos hasta la muerte de Chávez –y aún después- mantuvieron una postura pública de respaldo al gobierno, iniciando progresivamente una serie de cuestionamientos con los que marcaron distancia de la gestión de Nicolás Maduro. B) Ejercieron algún tipo de cargo público durante la gestión de Hugo Chávez C) Su identidad política es de signo izquierdista D) A pesar de su ruptura con la gestión de Nicolás Maduro no han pasado a formar parte de alguna organización político-partidista tradicionalmente opositora al bolivarianismo, ni en la coalición “Mesa de la Unidad Democrática”. Su espacio actual para el ejercicio del derecho a la libre asociación y reunión es una orgánica flexible para la divulgación de sus opiniones.
La maquinaria represiva desatada contra ex funcionarios y varios dirigentes sociales que se autodenominan chavistas, tiene como propósito generar miedo a lo interno del Partido Socialista Unido de Venezuela y de los partidos aliados, buscando impedir se acreciente la cantidad de voces que públicamente se deslindan de la dictadura. Pero de poco ha servido, el descontento aumenta y pudiera transformarse en avalancha.
Ahora avanza otra modalidad represiva. Perseguir, hostigar y detener dirigentes sindicales. Al ex sindicalista Maduro le incomodan y aterran los sindicalistas que no son aduladores sino defensores de los derechos de los y las trabajadores. El Sebin y el Dgcim cada vez más activos contra la dirigencia sindical crítica, incluyendo sindicalistas que se denominan chavistas.
Maduro se autodefine obrero y persigue a los obreros. Se autodefine de Izquierda y persigue a activistas de izquierda. Se dice defensor de los pobres e incrementa su miseria. Su gobierno resultó una estafa.
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