En la homilía del reciente Domingo de Ramos, el papa Francisco se refirió a uno de los problemas que han atravesado todas las sociedades en su devenir hasta la actualidad: la discriminación de algunas personas por otras. “Nadie puede ser discriminado” ha dicho. Hermoso y necesario recordatorio.

Con la sutileza que caracteriza a algunos discursos papales y, en particular, los de Francisco, en el desarrollo de su narrativa hace sinónimos a los verbos abandonar y discriminar, los cuales no lo son, ni se escriben igual.


Abandonar

En su reciente homilía Francisco precisó que «el verbo `abandonar´ aparece (en la Biblia) en momentos de extremo dolor» y, por ello, hay que buscar y “amar a los abandonados de nuestro tiempo” De discriminar pasó a hablar de abandono con un llamado a la misericordia.

En el discurso para recordar el padecimiento de Jesús y traerlo a nuestro tiempo, el Papa señaló: “hay pueblos explotados y abandonados a su suerte; pobres con quienes no nos atrevemos a cruzar la mirada; emigrantes que ya no son rostros sino números; presos rechazados, personas catalogadas como problemas, ancianos dejados solos, enfermos no visitados, discapacitados ignorados, jóvenes que sienten un gran vacío interior sin que nadie les escuche”.

El Papa ha hecho un necesario llamado a la conciliación, al encuentro, la solidaridad, a la misericordia ante el abandono por olvido, decisión o indiferencia de algunos grupos o personas. En los términos del Papa, abandono es ignorancia de una gente hacia otra. El verbo abandonar tiene un tono de pasividad, de inacción, de olvido pero confunde un poquito cuando se equivale a discriminación.

Discriminar

La discriminación es una reacción de rechazo, de negación de derechos en forma notable, de alguien por sus características físicas o sociales. Discriminar es un verbo que denota acción, muchas veces impregnada de violencia, agresión. Discriminar es una mirada desde arriba, de quien ejerce poder y actúa con desprecio, inclusive con odio y expresión de rabia, hacia otra gente.

La discriminación se puede expresar a través de fobias, sentimientos arraigados de temor o desprecio hacia otros de quien hay que huir o atacar. Se discrimina cuando se actúa en contra de un grupo o persona, negándole derechos, lo que es distinto al abandono.

Discriminación y conflictos sociales

Las razones por las que unas personas discriminan a otras son, básicamente, por ser distintas a ellas. La gente tiende a discriminar a lo “raro”, lo distinto a lo que define como ser “normal”. Discriminar es un ejercicio de poder.

Se discrimina por razones como clase social, raza, lugar de origen, religión, sexo, género, capacidades físicas o intelectuales, edad, religión, entre otras. La discriminación es una expresión de rechazo, de negación de derechos, no de abandono, ni de olvido.

Históricamente, el clasismo ha sido una forma de discriminar con terribles consecuencias sociales. Quienes tienen dinero (y poder) desprecian, discriminan y explotan a quienes tienen menos. No les abandonan porque les sirven para obtener más riqueza, expresar misericordia y quedar bien con Dios. La caridad se asume como un acto de ayuda a quien necesita pero también como una forma de lavar los pecados de quien otorga la dádiva.

Una expresión de clasismo es la aporofobia, un concepto recientemente incorporado en las ciencias sociales para referirse al rechazo de la gente por ser pobre. Aporofobia junto a la xenofobia o el desprecio a quienes son de otra etnia, cultura o país, constituyen un grave problema ante el actual incremento de las corrientes migratorias masivas en todo el mundo.

En el mundo actual, más complejo que en cualquier otro momento histórico, la discriminación se ha multiplicado pero también la conciencia de las personas y grupos discriminados que actúan exigiendo y defendiendo sus derechos. Hoy, hay menos pasividad que antes y por tanto más conflictos sociales. La lucha contra la homofobia o el desprecio hacia gente que no es heterosexual y contra la misoginia o subestimación de las mujeres, son algunas de las formas de discriminar por expresión sexual y género, cuya superación se ha convertido en un motor social.

Conflictos sociales que parecen eternos pero no lo son

La discriminación es uno de los más serios problemas a resolver porque en algunos grupos, sectores o personas está arraigada de tal manera que pareciera que es parte de su forma de ser y no lo es. Nunca lo ha sido.

Hay que erradicar cualquier forma de discriminación o reducirla significativamente para tener un mundo mejor. De allí el llamado del Papa, el trabajo de las Naciones Unidas, de organizaciones no gubernamentales, de líderes y personas que exigen la igualdad de derechos, el respeto ante la desigualdad, más tolerancia, integración, lo que cualquier Dios o persona de bien, desearía.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Del mismo autor: Hombres y mujeres ante el feminismo

Leoncio Barrios, psicólogo y analista social. Escribidor de crónicas, memorias, mini ensayos, historias de sufrimiento e infantiles. Cinéfilo y bailarín aficionado. Reside en Caracas.