Hace apenas dos semanas publiqué un artículo sobre el tema de la violencia machista hacia las mujeres. Vuelvo a hacerlo, como volveré cada vez que sea necesario alzar la voz, salir a la calle, escribir, denunciar que una mujer, en cualquier parte del mundo, haya sido violada, asesinada por ser mujer.
Las reacciones públicas ante algunos de esos recientes asesinatos permiten detenerse en los lugares comunes que se expresan en las redes y medios con respecto a las víctimas y su asesino o asesinos.
Se trata no de un asesinato sino el de tres mujeres en crímenes por separado, pero en una misma provincia de Venezuela y en el transcurso de 72 horas. Un asesinato por día, en promedio, y en una región no muy poblada, ni conocida por ser de las más violentas de ese país.
Dos jóvenes fueron violadas y asesinadas. En ambos casos, las autoridades mencionan torturas, pero se desconoce quién o quiénes las asesinaron, ni los presuntos motivos de las aludidas torturas. Tampoco se dice si ambos asesinatos están vinculados. Ocurren en sitios diferentes y con un día de diferencia. No se sabe si las víctimas estaban relacionadas entre ellas. Lo que queda claro es que eran muy jóvenes, que salieron de sus casas a ejercitar deportes, una, y a oficios religiosos, la otra, y las violaron y mataron.
El tercer caso, es de una mujer asesinada por su exmarido. Muy frecuente cuando de violencia machista se trata. Los ex se creen que siguen siendo dueños de quien fue su pareja.
El asesinato de mujeres por ser mujeres, feminicidio, es un problema de salud pública mundial. En este artículo referimos a casos en Venezuela, pero la semana pasada lo hicimos sobre lo ocurrido en Argentina. Mañana, la semana o el mes que viene podemos hacerlo sobre asesinatos en los mismos países, en otro de Latino o Norteamérica, de África, Asia o inclusive donde hay tanta civilidad, como en Europa. Ninguna sociedad está libre de asesinatos de mujeres.
Importante que haya organismos nacionales e internacionales que velan por la seguridad de las mujeres ante los hombres. Que cuenten en términos de relatar lo sucedido y de contar el número de casos. En Venezuela, por ejemplo, en enero 2021, se produjeron 18 asesinatos de mujeres por ser mujeres, según @_Cepaz, pero para entender el problema hay que contextualizar.
Hay que tener en cuenta que los feminicidios son consecuencia de la cultura machista que ha predominado en todas las sociedades por los siglos de los siglos. Por tanto, no es un problema local que afecta a una determinada región, en un determinado momento.. Tampoco es consecuencia de la “descomposición social”. Es algo cultural que puede ser potenciado por circunstancias pero trasciende, va más allá de lo pasajero.
La violencia machista, por supuesto que tiene género. Los hombres criados bajo pautas de prepotencia por ser varones son quienes agreden a otros hombres y, con más ensañamiento, a las mujeres por considerarlas débiles, sumisas, de su propiedad. Algunas mujeres también piensan que esto es así por naturaleza. Es aprendido y por ello, puede ser modificado.
La mujer NO es violada porque se vista de manera provocativa, estaba en “el sitio equivocado” o en «malas» compañía. Son los hombres machistas quienes asumen que si ella se viste de una manera, que a ellos les parece provocativa o que está en un lugar “inadecuado” o a horas que “no deberían”, es porque quiere que la violen y si se resiste, pueden matarla. Ese absurdo pensamiento arrastra a los machistas.
También se cree que el padre, los hermanos, el novio, el marido, la pareja, por ser varones tiene derecho a controlar, ofender, humillar, golpear, inclusive, matar a una mujer porque es su derecho y deber como hombre. Esta máxima del pensamiento machista que pareciera de otros tiempos, superada, tiene plena vigencia en el pensamiento machista.
Lo que predomina en la opinión pública es el deseo de que los violadores y asesinos de mujeres sean penalizados con el máximo peso de la ley. Inclusive, se lee el deseo de que se aprueben castigos más fuertes que los previstos en los códigos penales para este tipo de delito. Se deja ver cierta indulgencia en el caso de que miembros de la comunidad decidieran aplicar el castigo con sus propias manos, sin que mediara proceso alguno.
Se percibe un consenso en exigir el cese a la impunidad por estos delitos, en la necesidad de que la comunidad proteste, presione para que se haga justicia cuando una mujer sea asesinada por ser mujer, más si es violada. Se clama por la solidaridad de los medios y todas las instituciones sociales para este logro.
Cuando cese la impunidad por los asesinatos y violación de mujeres, existan leyes que las protejan y autoridades comprometidas a aplicarlas sin cortapisas machistas, las mujeres podrán sentirse más seguras y las sociedades más tranquilas.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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Las reacciones públicas ante algunos de esos recientes asesinatos permiten detenerse en los lugares comunes que se expresan en las redes y medios con respecto a las víctimas y su asesino o asesinos.
Se trata no de un asesinato sino el de tres mujeres en crímenes por separado, pero en una misma provincia de Venezuela y en el transcurso de 72 horas. Un asesinato por día, en promedio, y en una región no muy poblada, ni conocida por ser de las más violentas de ese país.
Dos jóvenes fueron violadas y asesinadas. En ambos casos, las autoridades mencionan torturas, pero se desconoce quién o quiénes las asesinaron, ni los presuntos motivos de las aludidas torturas. Tampoco se dice si ambos asesinatos están vinculados. Ocurren en sitios diferentes y con un día de diferencia. No se sabe si las víctimas estaban relacionadas entre ellas. Lo que queda claro es que eran muy jóvenes, que salieron de sus casas a ejercitar deportes, una, y a oficios religiosos, la otra, y las violaron y mataron.
El tercer caso, es de una mujer asesinada por su exmarido. Muy frecuente cuando de violencia machista se trata. Los ex se creen que siguen siendo dueños de quien fue su pareja.
El asesinato de mujeres por ser mujeres, feminicidio, es un problema de salud pública mundial. En este artículo referimos a casos en Venezuela, pero la semana pasada lo hicimos sobre lo ocurrido en Argentina. Mañana, la semana o el mes que viene podemos hacerlo sobre asesinatos en los mismos países, en otro de Latino o Norteamérica, de África, Asia o inclusive donde hay tanta civilidad, como en Europa. Ninguna sociedad está libre de asesinatos de mujeres.
Importante que haya organismos nacionales e internacionales que velan por la seguridad de las mujeres ante los hombres. Que cuenten en términos de relatar lo sucedido y de contar el número de casos. En Venezuela, por ejemplo, en enero 2021, se produjeron 18 asesinatos de mujeres por ser mujeres, según @_Cepaz, pero para entender el problema hay que contextualizar.
Hay que tener en cuenta que los feminicidios son consecuencia de la cultura machista que ha predominado en todas las sociedades por los siglos de los siglos. Por tanto, no es un problema local que afecta a una determinada región, en un determinado momento.. Tampoco es consecuencia de la “descomposición social”. Es algo cultural que puede ser potenciado por circunstancias pero trasciende, va más allá de lo pasajero.
La violencia machista, por supuesto que tiene género. Los hombres criados bajo pautas de prepotencia por ser varones son quienes agreden a otros hombres y, con más ensañamiento, a las mujeres por considerarlas débiles, sumisas, de su propiedad. Algunas mujeres también piensan que esto es así por naturaleza. Es aprendido y por ello, puede ser modificado.
La mujer NO es violada porque se vista de manera provocativa, estaba en “el sitio equivocado” o en «malas» compañía. Son los hombres machistas quienes asumen que si ella se viste de una manera, que a ellos les parece provocativa o que está en un lugar “inadecuado” o a horas que “no deberían”, es porque quiere que la violen y si se resiste, pueden matarla. Ese absurdo pensamiento arrastra a los machistas.
También se cree que el padre, los hermanos, el novio, el marido, la pareja, por ser varones tiene derecho a controlar, ofender, humillar, golpear, inclusive, matar a una mujer porque es su derecho y deber como hombre. Esta máxima del pensamiento machista que pareciera de otros tiempos, superada, tiene plena vigencia en el pensamiento machista.
Lo que predomina en la opinión pública es el deseo de que los violadores y asesinos de mujeres sean penalizados con el máximo peso de la ley. Inclusive, se lee el deseo de que se aprueben castigos más fuertes que los previstos en los códigos penales para este tipo de delito. Se deja ver cierta indulgencia en el caso de que miembros de la comunidad decidieran aplicar el castigo con sus propias manos, sin que mediara proceso alguno.
Se percibe un consenso en exigir el cese a la impunidad por estos delitos, en la necesidad de que la comunidad proteste, presione para que se haga justicia cuando una mujer sea asesinada por ser mujer, más si es violada. Se clama por la solidaridad de los medios y todas las instituciones sociales para este logro.
Cuando cese la impunidad por los asesinatos y violación de mujeres, existan leyes que las protejan y autoridades comprometidas a aplicarlas sin cortapisas machistas, las mujeres podrán sentirse más seguras y las sociedades más tranquilas.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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