A propósito de lo que ha venido ocurriendo en los últimos procesos comiciales alrededor del mundo, vale la pena tocar el tema de la comunicación política. Es decir, cómo nuestros líderes están expresando sus ideas y a través de cuáles medios, las están haciendo llegar.
Es interesante estudiar a fondo este fenómeno. Es algo que ha venido ocurriendo en diversos lugares del mundo en estos últimos tiempos en paralelo al desarrollo de nuevas tecnologías de la comunicación, que vienen permitiendo otro tipo de interacciones entre líderes y ciudadanía.
Trump en Estados Unidos, Macron en Francia, Bukkele en El Salvador, Boric en Chile y también Parisi, Lacava en Venezuela, entre innumerables ejemplos que ya despuntan por todo el mundo en ámbitos nacionales, provinciales y locales, dan cuenta que la irreverencia combinada con un manejo estratégico de las nuevas plataformas digitales, impulsan apoyos partidarios más allá de las críticas o moralidades tradicionales que marcaban la pauta del ejercicio de la política hasta hace unos 20 años. Ante este fenómeno muchos partidos han quedado rezagados en sus formatos de comunicación y esto lo han aprovechado los outsiders y otros no tanto, pero con cabeza fría se han adaptado espectacularmente a las nuevas circunstancias y las han usado a su favor.
En el caso venezolano actual, a nivel nacional, la antipolítica pareciera estar dominando el escenario. La baja capacidad de conexión del liderazgo político, independientemente de su signo ideológico, se muestra en una país alejado de los polos que durante más de 20 años marcaron la agenda pública ultra conflictiva que se ha vivido. Entonces, habría mucha posibilidad que «alguien» pueda romper ese estadio de opinión actual.
Ya de pocos ejemplos hemos ido avanzando hacia muchos. Por lo tanto, los líderes que pretendan seguir actuando y comunicando a la usanza tradicional corren un severo riesgo de ser «barridos» en los resultados electorales. A los jóvenes, por ejemplo, hoy por hoy mayoritariamente militando en la antipolítica, se les llega más fácil por TikTok o Instagram. A segmentos importantes de la población se les llega por redes sociales más amplias. Ello nos conduce a determinar que la comunicación política cada vez más está asociada con los algoritmos y para llegarles, se necesita irreverencia, sarcasmo, lenguaje directo, gesticulaciones de artista, emocionalidad expresada a la enésima potencia, mucha alegría, mucho cuestionamientos hacia el otro, entre algunos detalles más que han sido la clave del éxito de estas candidaturas que no tienen que ver con la edad sino con la adopción de un formato de comunicación con unas características muy particulares y extrovertidas.
Las luchas por el poder siguen siendo las mismas desde hace siglos, pero la comunicación política hoy es muy distinta a cualquier otra realizada en el pasado. La «burbupolítica» está asociada a las «burbujas temáticas» que nos circundan en la actualidad. Ya la opinión pública en el sentido clásico del término ha venido siendo desplazada por espacios más pequeños, donde convergen intereses y gustos muy particulares de una sociedad que ya comienza a sentir los impactos de más de dos décadas de desarrollo explosivo de la comunicación digital. Ya el discurso griego tradicional en una plaza pública va siendo sustituido por cientos de plazas digitales en las que nuestros líderes deben despuntar para poder conectar con las audiencias.
La radio ha venido recuperando terreno en muchos lugares, por lo que su utilización también será importante para hacer llegar los mensajes a las distintas audiencias que puedan garantizar retorno político abundante. Ser político hoy en día es sinónimo de ser un eficaz comunicador.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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A propósito de lo que ha venido ocurriendo en los últimos procesos comiciales alrededor del mundo, vale la pena tocar el tema de la comunicación política. Es decir, cómo nuestros líderes están expresando sus ideas y a través de cuáles medios, las están haciendo llegar.
Es interesante estudiar a fondo este fenómeno. Es algo que ha venido ocurriendo en diversos lugares del mundo en estos últimos tiempos en paralelo al desarrollo de nuevas tecnologías de la comunicación, que vienen permitiendo otro tipo de interacciones entre líderes y ciudadanía.
Trump en Estados Unidos, Macron en Francia, Bukkele en El Salvador, Boric en Chile y también Parisi, Lacava en Venezuela, entre innumerables ejemplos que ya despuntan por todo el mundo en ámbitos nacionales, provinciales y locales, dan cuenta que la irreverencia combinada con un manejo estratégico de las nuevas plataformas digitales, impulsan apoyos partidarios más allá de las críticas o moralidades tradicionales que marcaban la pauta del ejercicio de la política hasta hace unos 20 años. Ante este fenómeno muchos partidos han quedado rezagados en sus formatos de comunicación y esto lo han aprovechado los outsiders y otros no tanto, pero con cabeza fría se han adaptado espectacularmente a las nuevas circunstancias y las han usado a su favor.
En el caso venezolano actual, a nivel nacional, la antipolítica pareciera estar dominando el escenario. La baja capacidad de conexión del liderazgo político, independientemente de su signo ideológico, se muestra en una país alejado de los polos que durante más de 20 años marcaron la agenda pública ultra conflictiva que se ha vivido. Entonces, habría mucha posibilidad que «alguien» pueda romper ese estadio de opinión actual.
Ya de pocos ejemplos hemos ido avanzando hacia muchos. Por lo tanto, los líderes que pretendan seguir actuando y comunicando a la usanza tradicional corren un severo riesgo de ser «barridos» en los resultados electorales. A los jóvenes, por ejemplo, hoy por hoy mayoritariamente militando en la antipolítica, se les llega más fácil por TikTok o Instagram. A segmentos importantes de la población se les llega por redes sociales más amplias. Ello nos conduce a determinar que la comunicación política cada vez más está asociada con los algoritmos y para llegarles, se necesita irreverencia, sarcasmo, lenguaje directo, gesticulaciones de artista, emocionalidad expresada a la enésima potencia, mucha alegría, mucho cuestionamientos hacia el otro, entre algunos detalles más que han sido la clave del éxito de estas candidaturas que no tienen que ver con la edad sino con la adopción de un formato de comunicación con unas características muy particulares y extrovertidas.
Las luchas por el poder siguen siendo las mismas desde hace siglos, pero la comunicación política hoy es muy distinta a cualquier otra realizada en el pasado. La «burbupolítica» está asociada a las «burbujas temáticas» que nos circundan en la actualidad. Ya la opinión pública en el sentido clásico del término ha venido siendo desplazada por espacios más pequeños, donde convergen intereses y gustos muy particulares de una sociedad que ya comienza a sentir los impactos de más de dos décadas de desarrollo explosivo de la comunicación digital. Ya el discurso griego tradicional en una plaza pública va siendo sustituido por cientos de plazas digitales en las que nuestros líderes deben despuntar para poder conectar con las audiencias.
La radio ha venido recuperando terreno en muchos lugares, por lo que su utilización también será importante para hacer llegar los mensajes a las distintas audiencias que puedan garantizar retorno político abundante. Ser político hoy en día es sinónimo de ser un eficaz comunicador.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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