No me gusta el título de este artículo, menos en estos tiempos bélicos que sacuden al mundo, y menos cuando lo que quiero es escribir sobre algo tan cotidiano como es la vida de las mujeres, de algunas, de muchas. En cualquier lugar, ahora. Escribir sobre sus duras vidas por solo ser mujer, cuestión de género. Sus luchas, por eso el título sirve.
Ser mujer no es fácil
Lo que voy a decir es duro, pero lo leí a Elena Gianini en un libro sobre el imaginario del género femenino, el ser mujer. Durante el medioevo, cuando nacía una niña, algunas familias colocaban en las puertas de sus casas un crespón negro en señal de duelo. Estigmatizadas, por su sexo, desde el nacimiento.
Las culturas han cambiado pero algunas se parecen mucho a las de antes, aún hay familias en las que el nacimiento de una niña puede ser visto como una carga, una frustración, un problema. Por supuesto, ellas también pueden ser deseadas como hijas cuando ya los varones han satisfecho las aspiraciones de procreación. Si es así, son hijas de segunda.
La biblia, nuestro libro sagrado, dice que la mujer salió o nació de la costilla de un hombre (es tan absurda esa aseveración que en la realidad, lo que a cualquiera le consta, es que el proceso de nacimiento es al revés). Además, le acusa de pecadora, la causante de la perdición de Adán, del Paraíso, de la felicidad. Ellas encarnan la desgracia por más graciosas que las pinten.
A las mujeres les cuesta mucho más que a los hombres cualquier logro o posición social. Ellas tienen que hacer un gran esfuerzo para lograr lo que a ellos se les da por sentado. De allí que los adjetivos de luchadoras y guerreras se usan cuando se habla de mujeres en la historia, no solo la pasada sino en la contemporánea.
Aún hoy, la mayoría de las mujeres son educadas para servir, se les enseña a ser sumisas, a soñar con el amor de un hombre que las mantenga económicamente, que las proteja, sus familias las orientan a la procreación y crianza de la descendencia como su función principal. A ser mujeres, pues.
La actitud de abnegación, de entrega, la renuncia a sus planes personales (si los tuviera), el padecimiento por el otro, siguen siendo cuestiones femeninas aún en culturas avanzadas. Por la educación que reciben, las mujeres suelen tener muy poco espacio y tiempo para ellas. Algunas, ninguno. Y aquellas que transgreden esas normas tienen que atenerse a las consecuencias.
El día de la mujer
El 8 de marzo, el día de la mujer, es para destacar en la agenda pública mundial la problemática femenina, no es una celebración, tampoco una fiesta. No es un día para enviar memes con flores, corazones o felicitaciones donde predomina el rosado o el magenta. En eso lo quiere transformar el afán cultural de hacer todo trivial, dulzón. Más si se trata de mujeres, de damas, de `mis lindas´.
El 8 de marzo es un día para destacar la problemática femenina, el desnivel salarial con respecto a los hombres, la desigualdad en algunas leyes, el acoso sexual en cualquier lugar, las violaciones sexuales, las descalificaciones por ser mujer, denunciar los golpes que algunas reciben o de gritar por las que sus parejas, novios o maridos mataron por considerarlas de su propiedad. Las mujeres tienen muchas razones para protestar, muchos derechos que exigir. Uno tan básico y dramático como que no las maten.
A tener en cuenta
Además de los estragos físicos y sociales a los que las mujeres en todo el mundo y por siglos, han estado sometidas, es necesario tener en cuenta un problema determinante: la falta de conciencia de algunas de su problemática por ser mujer, la actitud de desprecio hacia sí mismas sin darse cuenta, la impotencia y sumisión que una educación machista les ha inyectado. La ignorancia de sus derechos.
Hay que superar el regodeo de algunas mujeres en los privilegios tradicionales que la cultura le atribuye a lo femenino y que, muchas veces, van en contra de ellas mismas, como el valor de la belleza física, de ser tiernas, amorosas, o de tener necesidad de protección. Expresiones como `Tan linda´, `mi reina´ o, `a ellas ni con el pétalo de una rosa´, no ayudan. Por esos mismos atributos las pueden acosar, ofender, violar, golpear, matar.
Como es de entender, en la contraparte de las mujeres, en cuestión de sexo y género, están los hombres. El 8 de marzo también concierne a los hombres. Mientras el machismo no se reduzca, se extinga, los hombres cambien de forma de pensar hacia las mujeres, de comportarse ante ellas; la problemática de las mujeres perdurará.
Tenemos que ir hacia una educación no sexista, en la que mujeres, hombres y otras personas, tengamos los mismos roles y derechos, familias, escuelas, medios de comunicación tienen que educar con el objetivo de cambiar el cómo mujeres y hombres se ven a sí mismo y se relacionan entre sí. En cualquier decir y hacer social tiene que estar presente el principio de igualdad de géneros. Es un reclamo presente por un mejor futuro.
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