Los científicos acaban de dar un paso prometedor hacia la eliminación de la propagación de los virus transmitidos por mosquitos, empleando un enfoque experimental distinto contra la “fiebre del dengue”. El dengue se trasmite por la picada de los mosquitos Aedes aegypti,  que se encuentran distribuidos a nivel mundial en las áreas tropicales. En las últimas décadas las infecciones han aumentado, con un estimado de 100 a 400 millones de infecciones cada año. En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud considera al dengue como el virus transmitido por mosquitos más crítico del mundo. ¿Y la malaria? Es causada por un parásito, no por un virus.

El dengue, a menudo, se presenta con síntomas similares a la gripe, pero en algunos casos, también puede desencadenar un caso de mayor gravedad, que se asocia con shock, hemorragia interna y riesgo de muerte. Hasta 25 mil personas mueren a causa de la enfermedad cada año, con 14 muertes reportadas en Venezuela para el 2020, según la Plataforma de Información en Salud para las Américas. Actualmente no existe un medicamento específico que sea aceptado para su tratamiento y la vacuna solo se recomienda para aquellos que ya han sido infectados con el virus del dengue, dado que la inoculación puede desencadenar en un dengue severo, en personas que nunca han padecido la enfermedad.

La buena noticia es que en los últimos años, se ha mostrado un nuevo enfoque prometedor para frenar la propagación de la enfermedad: la introducción de una bacteria llamada Wolbachia pipientis en las poblaciones de los mosquitos. La Wolbachia se encuentra naturalmente en el 60% de las especies de insectos y cuando se introduce en el Ae. aegypti, se transmite de generación en generación, lo que significa que eventualmente todos los mosquitos de una población se infectarán con la bacteria. En palabras de la Dra. Katie Anders, esta nueva metodología de control del virus es: “naturalmente milagrosa”. La Wolbachia no daña al mosquito, pero se aloja en las mismas partes del cuerpo donde el virus del dengue necesita ingresar. Las bacterias compiten por los recursos y dificultan la replicación del virus del dengue, por lo que es menos probable que el mosquito cause una infección cuando vuelva a picar.

La infección bacteriana puede parecer algo malo, pero las investigaciones han demostrado que cuando los mosquitos transportan la bacteria, la competencia entre ambos desfavorece la reproducción de los virus. En base a lo anterior, los científicos han estado infectando activamente a los mosquitos Ae. aegypti con Wolbachia, liberándolos durante más de una década en varios sitios de prueba, como Brasil y Fiyi. Una investigación extensa ha demostrado que el enfoque plantea riesgos insignificantes para la salud de los seres humanos y el medio ambiente. Ya en el extremo norte de Queensland en Australia, el dengue ha sido prácticamente erradicado gracias al ensayo Wolbachia del Programa Mundial de Mosquitos, una institución que busca prevenir las enfermedades virales que son transmitidas por los mosquitos.

El trabajo publicado en la revista New England Journal of Medicine, lo convierte en la prueba más completa hasta la fecha, a pesar de lo difícil que es establecer parámetros de prueba adecuados cuando se trabaja con poblaciones del mundo real. Además, en este artículo se presentan ensayos aleatorios entre todos los miembros de la localidad estudiada. El equipo de investigación espera que la Organización Mundial de la Salud recomiende formalmente la metodología para un uso más amplio.

El experimento empleó varios millones de huevos de Ae. aegypti infectados con la Wolbachia. Los científicos trabajaron en conjunto con la comunidad local, en un área de 26 km2, en la ciudad de Yogyakarta en Indonesia, donde residen unas 300.000 personas. Los investigadores dividieron la región en 24 grupos geográficos. Entre marzo y diciembre de 2017, el equipo desplegó al azar mosquitos infectados con la bacteria en 12 de estos grupos (denominados como grupos intervenidos). En los otros 12 grupos se utilizaron mosquitos sin la bacteria, como controles. Además se mantuvieron las prácticas locales de mitigación de mosquitos (como el uso de insecticidas) a lo largo del ensayo. Luego, los investigadores “reclutaron” a personas de entre 3 y 45 años, que acudieron a las clínicas de atención primaria con algún tipo de fiebre, durante los siguientes 27 meses. Los participantes en las áreas donde se encontraban los insectos portadores de bacterias, experimentaron una disminución del 77,1% en los casos de dengue, con respecto a las personas que vivían en las zonas de los grupos de control. Si bien el dengue es el tema central de este trabajo, lo curioso es que la Wolbachia también actuó efectivamente en el control de la fiebre amarilla, el virus Zika y el chikungunya.

Una de las principales preocupaciones de la comunidad científica con la implementación de esta metodología, es que el genoma de los mosquitos, la bacteria o el virus del dengue podrían cambiar para reducir el nivel de protección que confiere la Wolbachia. Por ello, se necesita de un mayor tiempo para estudiar las respuestas naturales que puedan generarse en el largo plazo con esta intervención. Si todo sale bien, los resultados positivos obtenidos con esta metodología podrán ser aplicados en otras regiones del mundo que aún luchan contra la enfermedad. Hasta los momentos se muestra como una nueva clase de “producto” seguro, duradero y eficaz para el control del dengue, justo lo que necesita la comunidad mundial.

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