Para el año 2050, el panorama agrícola mundial podría ser muy diferente a como se ve ahora, uno en donde la mitad de las mejores tierras cafetaleras se perderán como consecuencia del cambio climático. Los lugares más idóneos para el cultivo de café, incluidos Brasil, Vietnam, Indonesia, Colombia y Venezuela, están amenazados, advierte un nuevo estudio realizado por un equipo de científicos que evaluaron los impactos potenciales de la crisis climática sobre el café arábica, el merey y los aguacates. Los tres son cultivos comercializados principalmente por pequeños agricultores en los países tropicales.
El mensaje principal del estudio, publicado el 26 de enero en la revista de acceso abierto PLOS ONE, muestra que es probable que los cambios climáticos pronosticados den como resultado una disminución en la cantidad de suelos adecuados para el cultivo de algunas especies. A su vez, esto podría afectar tanto a los productores como a los consumidores en todo el mundo.
El café es uno de los productos más cotizados, con unas ventas esperadas de más de 450.000 millones de dólares para este 2022, mientras que las cifras para el aguacate y el merey son, respectivamente, de 13.000 millones y 6.000 millones de dólares. En tanto que el café sirve principalmente como una bebida estimulante, el aguacate y el merey son alimentos ampliamente consumidos por ser ricos en aceites vegetales monoinsaturados y otros nutrientes beneficiosos.
Hasta la fecha, la mayor parte de la investigación sobre los impactos del cambio climático en los alimentos se había centrado en cultivos básicos como el trigo, el maíz, las papas y las semillas oleaginosas, que se cultivan en las regiones templadas. Esto ha reflejado la tendencia de los científicos del clima a centrarse en los efectos potencialmente severos del calentamiento global en los ecosistemas templados, especialmente debido a los patrones alterados por efecto de la temperatura y la lluvia, a pesar de que los ecosistemas tropicales constituyen alrededor del 40% de la superficie mundial. Los trópicos también sustentan vastos reservorios de biodiversidad, así como áreas para cultivar muchos productos importantes que proporcionan ingresos y alimentos para sus enormes poblaciones humanas, donde se ganan la vida más de tres mil millones de personas.
Un hecho importante en el estudio fue que se combinaron proyecciones de 14 modelos climáticos globales con datos sobre el suelo, temperatura, pendiente del terreno, textura, patrones de lluvia y valores de acidez requeridos para cultivos. Los investigadores examinaron los rendimientos potenciales de estos cultivos, generando una visión más matizada de los impactos futuros que podrían cambiar significativamente la idoneidad de algunas regiones tropicales para el cultivo de ciertos rubros. El estudio también se complementa con otras investigaciones recientes sobre la palma aceitera. Aunque controvertida y a menudo vinculada con la deforestación, la palma aceitera sigue siendo uno de los cultivos tropicales más importantes en términos de nutrición humana, ayudando a alimentar a millones de personas. Además, los científicos revisaron varios modelos que proporcionaron información de cómo el cambio climático podría afectar la incidencia de enfermedades y la mortalidad en la palma aceitera. La cruda conclusión fue que la mortalidad de los árboles aumente significativamente después del 2050, posiblemente eliminando gran parte de la cosecha en Latinoamérica.
En conjunto, estos estudios están comenzando a revelar la sorprendente extensión y complejidad de los impactos del cambio climático y los factores asociados en algunos de los productos más cultivados en los trópicos. Estos hallazgos sugieren la necesidad de variedades adaptadas al cambio climático, a temperaturas más altas o sequías, en los principales países productores. También se necesitarán estrategias para mitigar el impacto ambiental de cualquier traslado de especies a otras latitudes.
Es importante destacar que estos impactos no se distribuirán de manera uniforme y algunas regiones podrían incluso beneficiarse del cambio climático. Por ejemplo, es probable que partes de China, Argentina y EE. UU. se vuelvan más aptas para el cultivo del café, si la temperatura del planeta aumenta en 2,5 °C.
Otro aspecto que requiere atención es cómo el cambio climático aumenta la cantidad y el tipo de plagas que atacan a los cultivos, lo que pudiera resultar en una mayor disminución de los cultivos en peligro. Falta por comprender cosas cómo ¿qué pasaría si el número de depredadores de las plagas también aumenta? A medida que algunas regiones de cultivo se expanden mientras que otras se reducen, es difícil predecir el destino de ciertos rubros específicos y su incidencia en el balance natural.
Sin embargo, parece probable que independientemente de las medidas de mitigación que se adopten, muchos cultivos tropicales serán más escasos y, por lo tanto, más caros en el futuro. El trabajo predice que el café se convertirá en un producto de lujo, inasequible para la mayoría de las personas, que se venderá a quienes puedan permitírselo en lugar de ser una bebida cotidiana. Muchas de las medidas para contrarrestar los efectos de la crisis climática ahora están “bloqueadas” por la lenta respuesta de los líderes mundiales. Por lo tanto, será necesario que nos adaptemos a los cambios que están ocurriendo en los trópicos. La forma en que afectará la seguridad alimentaria futura requiere de más investigación.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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El mensaje principal del estudio, publicado el 26 de enero en la revista de acceso abierto PLOS ONE, muestra que es probable que los cambios climáticos pronosticados den como resultado una disminución en la cantidad de suelos adecuados para el cultivo de algunas especies. A su vez, esto podría afectar tanto a los productores como a los consumidores en todo el mundo.
El café es uno de los productos más cotizados, con unas ventas esperadas de más de 450.000 millones de dólares para este 2022, mientras que las cifras para el aguacate y el merey son, respectivamente, de 13.000 millones y 6.000 millones de dólares. En tanto que el café sirve principalmente como una bebida estimulante, el aguacate y el merey son alimentos ampliamente consumidos por ser ricos en aceites vegetales monoinsaturados y otros nutrientes beneficiosos.
Hasta la fecha, la mayor parte de la investigación sobre los impactos del cambio climático en los alimentos se había centrado en cultivos básicos como el trigo, el maíz, las papas y las semillas oleaginosas, que se cultivan en las regiones templadas. Esto ha reflejado la tendencia de los científicos del clima a centrarse en los efectos potencialmente severos del calentamiento global en los ecosistemas templados, especialmente debido a los patrones alterados por efecto de la temperatura y la lluvia, a pesar de que los ecosistemas tropicales constituyen alrededor del 40% de la superficie mundial. Los trópicos también sustentan vastos reservorios de biodiversidad, así como áreas para cultivar muchos productos importantes que proporcionan ingresos y alimentos para sus enormes poblaciones humanas, donde se ganan la vida más de tres mil millones de personas.
Un hecho importante en el estudio fue que se combinaron proyecciones de 14 modelos climáticos globales con datos sobre el suelo, temperatura, pendiente del terreno, textura, patrones de lluvia y valores de acidez requeridos para cultivos. Los investigadores examinaron los rendimientos potenciales de estos cultivos, generando una visión más matizada de los impactos futuros que podrían cambiar significativamente la idoneidad de algunas regiones tropicales para el cultivo de ciertos rubros. El estudio también se complementa con otras investigaciones recientes sobre la palma aceitera. Aunque controvertida y a menudo vinculada con la deforestación, la palma aceitera sigue siendo uno de los cultivos tropicales más importantes en términos de nutrición humana, ayudando a alimentar a millones de personas. Además, los científicos revisaron varios modelos que proporcionaron información de cómo el cambio climático podría afectar la incidencia de enfermedades y la mortalidad en la palma aceitera. La cruda conclusión fue que la mortalidad de los árboles aumente significativamente después del 2050, posiblemente eliminando gran parte de la cosecha en Latinoamérica.
En conjunto, estos estudios están comenzando a revelar la sorprendente extensión y complejidad de los impactos del cambio climático y los factores asociados en algunos de los productos más cultivados en los trópicos. Estos hallazgos sugieren la necesidad de variedades adaptadas al cambio climático, a temperaturas más altas o sequías, en los principales países productores. También se necesitarán estrategias para mitigar el impacto ambiental de cualquier traslado de especies a otras latitudes.
Es importante destacar que estos impactos no se distribuirán de manera uniforme y algunas regiones podrían incluso beneficiarse del cambio climático. Por ejemplo, es probable que partes de China, Argentina y EE. UU. se vuelvan más aptas para el cultivo del café, si la temperatura del planeta aumenta en 2,5 °C.
Otro aspecto que requiere atención es cómo el cambio climático aumenta la cantidad y el tipo de plagas que atacan a los cultivos, lo que pudiera resultar en una mayor disminución de los cultivos en peligro. Falta por comprender cosas cómo ¿qué pasaría si el número de depredadores de las plagas también aumenta? A medida que algunas regiones de cultivo se expanden mientras que otras se reducen, es difícil predecir el destino de ciertos rubros específicos y su incidencia en el balance natural.
Sin embargo, parece probable que independientemente de las medidas de mitigación que se adopten, muchos cultivos tropicales serán más escasos y, por lo tanto, más caros en el futuro. El trabajo predice que el café se convertirá en un producto de lujo, inasequible para la mayoría de las personas, que se venderá a quienes puedan permitírselo en lugar de ser una bebida cotidiana. Muchas de las medidas para contrarrestar los efectos de la crisis climática ahora están “bloqueadas” por la lenta respuesta de los líderes mundiales. Por lo tanto, será necesario que nos adaptemos a los cambios que están ocurriendo en los trópicos. La forma en que afectará la seguridad alimentaria futura requiere de más investigación.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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