emociones en navidad

Diciembre es el mes más esperado del año, universalmente hablando. Es el mes de cierre de un ciclo y apertura de otro, el de las fiestas colectivas, independientemente de la religión que se practique, el de las fiestas familiares, de los regalos y abrazos como muestra de afecto. En diciembre todo el mundo quiere a todo el mundo. Mes de paz, amor y tradiciones. Diciembre de 2020 no será así, será raro.

El diciembre 2020

2020 ha estado atravesado por la mayor crisis sanitaria que la humanidad haya sufrido en décadas. Cuando termine el año, cerca de 70 millones de personas se habrán contagiado con el coronavirus y, como mínimo,  un millón  y medio habrá fallecido a causa del Covid-19.  Cifras que pican y se extienden hasta no sabemos cuánto y cuándo del año que viene.

La pandemia del coronavirus sigue preocupándonos. Tampoco es que esté en efervescencia como cuando comenzó porque algunos controles se han logrado. Al menos, el mundo está prevenido, sabe qué hacer. Se dice que ya hay una vacuna. ¡Aleluya! Ojalá cada quien tenga la suya.

El coronavirus va y viene en eso que llaman olas. La segunda ola en algunos países de Europa ha producido más muertes que durante la primera. Ese virus no deja de sorprender amargamente.

Las autoridades sanitarias y gubernamentales, todos nosotros, hemos aprendido sobre la prevención del coronavirus pero no es fácil hacer lo que hay que hacer. Reducir el contacto entre la gente, pedirle que siga quedándose en casa, que evite el contacto con el otra persona, que no abra su negocio, que no vaya a trabajar, que no vaya a clases ni a las fiestas que le inviten.  Mucho costo social, económico.

Diciembre, mes de consumo

Diciembre es el mes más esperado del año por los comerciantes, por la industria del turismo y la diversión, por la gente que le gusta gastar, regalar, ser regalada, celebrar,  consumir. Diciembre de 2020 no será así. Si la gente sale poco de casa, si muchas de la economías personales, familiares están diezmadas, ¿quién puede consumir? Si no se consume, ¿cómo se recupera la economía? Pues, simple y duro: no es tiempo para recuperarla en algunos ramos y actividades. Aún no.

Algo que preocupa a las autoridades internacionales de la salud, a los gobiernos nacionales y a nosotros mismos, es la consecuencia de algo que se sabe inevitable: en diciembre la gente se movilizará más, viajará más, saldrá a consumir más que en otros meses. Los riegos de contagio serán mayores aunque la economía se pueda recuperar un poquito. Enero del 2021 puede darnos nefastas noticias.

Los gobiernos saben que este diciembre, a pesar de haber menos fuegos artificiales que otros años, puede haber una explosión de números de nuevos infectados de coronavirus, de más muertes a partir de enero.

A pesar de los riesgos por las celebraciones navideñas, a los gobiernos les cuesta dictar medidas de control tan estrictas como deberían. No pueden no solo por la psique de la gente, sino por las economías nacionales. Un diciembre en cifras rojas puede ser fatal para muchas fábricas, empresas, tiendas, comercios de cualquier tipo. La presión de esos sectores sobre los gobiernos es fuerte. Los gobiernos lo reconocen. La economía es determinante para bien gobernar. Hay que permitir ciertos riesgos aún a costa de la salud de la gente.

Diciembre, mes de la tradición

Diciembre es mes de tradiciones no solo cristianas, la fiesta de la luz es universal.  De alguna u otra manera, todas las religiones celebran el natalicio de Jesús. Llega el final del año, el inicio de otro, para gran parte del mundo aunque los chinos sean tantos millones.

Diciembre es época de regalos, de estrenos de ropa y calzado, de comidas especiales, de tragos frecuentes. Todo eso hay que salir a comprarlo. Es el mes del afecto, de las fiestas familiares, del pasarla bien, de la pausa y la paz. Pero este del 2020 no será así. Las circunstancias sanitarias del mundo impiden que este sea como otros diciembres. Es un diciembre raro, diferente por lo malo.

Las cifras de la epidemia han obligado a las autoridades de muchos países a restringir los encuentros familiares, de amigos. Están prohibidos los abrazos, las fiestas. Algo esencial en Navidad, en la vida. Pero si queremos proteger nuestra salud y la de los nuestros, no queda más remedio que seguir las recomendaciones, respetar esas medidas. Mantener la tradición mínimamente expresada.

En este diciembre pandémico, cada uno de nosotros debería no solo respetar las medidas que los gobiernos dicten sino, en lo personal, en lo familiar, ser más estricto con las medidas de protección que los mismos gobiernos.

Incluso, si los gobiernos, por presión económica, política o de cualquier otro tipo, flexibilizaran las normas de protección del coronavirus, hagámoslas más estrictas nosotros mismos. Cuidarnos en tiempos de tanto peligro como este diciembre nos podrá permitir otras celebraciones.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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