Teenage pregnant girl with a backpack standing at the bottom of stairs, other schoolchildren going up, vector illustration, EPS 8

Cada cierto tiempo, la Agencia de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) hace público su reporte sobre los índices de embarazo adolescente en el mundo para concluir que ese es un problema de salud pública de grandes alcances sociales, particularmente en los países pobres y en los sectores modestos de cualquier sociedad.

La problemática del embarazo adolescente se viene denunciando desde hace tiempo y es completamente posible reducir sus índices. Sin embargo, no parece que las medidas para evitarlo sean muy efectivas porque el problema es muy complejo, con muchas aristas.

La dimensión cultural del embarazo adolescente

Un embarazo adolescente es el que involucra a una madre menor de 18 años (y muchas veces a un padre también menor de edad). Utilizo la mayoría de edad como referencia por ser una convención legal y cultural. En otros tiempos, e inclusive, actualmente, en algunas sociedades, era bien visto ser madre tan pronto como la primera menstruación llegaba. La familia le buscaba marido a la niña-mujer, la embarazaba y la misión social y religiosa estaba cumplida. El embarazo adolescente pasó a ser problema social cuando cambiaron las pautas culturales y la salud adquirió preponderancia sobre lo cultural.

Los tiempos, las culturas han cambiado (aunque no en todas las sociedades, ni en todos los pensamientos de grupos e individualidades) y, en la actualidad, en gran parte del mundo, las expectativas o lo que se desea, por muchas razones, es que el embarazo y parto se den después de la mayoría de edad. Se supone que una mujer y un hombre, mayores de edad, están en capacidad de tomar decisiones racionales y tienen autonomía y madurez para asumir la crianza de un nuevo ser. Por supuesto, ese supuesto, no siempre se cumple.

Las consecuencias sociales del embarazo adolescente

El embarazo adolescente tiene, como mínimo, dos aristas fundamentales para ser considerado un serio problema personal, familiar y social: lo biológico y lo psicosocial.

Una adolescente, aún cuando ya menstrúa, no siempre está en capacidad física para soportar un embarazo. Un ser dentro de otro ser produce cambios y exigencias de diferentes magnitudes en el cuerpo de la madre y no siempre ella puede soportarlo. Un significativo número de abortos naturales se producen en jóvenes embarazadas. Su cuerpo no está para eso.

Junto a las dificultades biológicas de una adolescente para llevar a término un embarazo es muy posible que se sumen dificultades emocionales, familiares y sociales en la vida de esa joven, su dimensión psicosocial se altere.

El problema del problema

Investigaciones han demostrado que el embarazo adolescente está relacionado con razones culturales, personales pero también con la inamovilidad de algunas sociedades ante este problema. Para enfrentar el embarazo adolescente es necesario, entre otras cosas, considerar pautas culturales que tienen que ver con el papel social de ser mujer y el valor de la masculinidad.

Una parte de los embarazos adolescentes son deseados (más por ellas que por ellos). En algunos sectores sociales, el embarazo es una suerte de visa para pasar a otro status social; ser reconocida como mujer, como adulta.

Paradójicamente, embarazarse a temprana edad, a pesar del costo personal que pudiera significar para una joven, pudiera ser una forma de ganar reconocimiento y respeto en su familia y comunidad. Ser mujer adulta es un estatus más alto que ser niña o adolescente.

Para el varón joven que embaraza, junto a la problemática económica y personal que le puede hacer huir de esa situación, es una reafirmación de su masculinidad. Es hacer saber a los demás y a sí mismo: Aquí hay un hombre, un varón más. Que no quede duda al respecto.

Por lo general, el embarazo adolescente es un problema de los sectores más pobres de las sociedades. Además del peso de las normas culturales en estos sectores, el poco acceso a la información y a métodos anticonceptivos, está la limitación de interrumpir el embarazo, si es que eso se plantea. Si el aborto no es legal, en donde viva la adolescente embarazada, o se carece de recursos económicos para realizarlo, se impone la decisión de continuar con el embarazo, a costa de lo que sea.

Un embarazo adolescente tiene trascendentales consecuencias en la vida de la mujer (e inclusive del hombre si asume su compromiso paterno). Nada será igual para ella y él después de un parto a temprana edad, pero el cambio, siempre, será mayor para ella. La relación con la pareja (si existiera), con la familia, con la comunidad se pueden alterar negativamente

La continuidad educativa de la joven madre y su incorporación al mercado de trabajo, serán más difíciles después del parto. Un embarazo adolescente, cuando no se dispone de mayores recursos económicos, significa abortar planes personales y de la familia. Lo peor: para las familias pobres significa más pobreza.

Si un embarazo adolescente se produce en una familia con recursos económicos y se plantea el aborto como solución, el dinero permite violar la ley, acudir a servicios médicos privados. inclusive viajar al exterior si en el estado o país donde viva la joven, el aborto no fuese legal.

Ir a contracorriente

De sexo no se habla (y ni se debería pensarse, piensa alguna gente) es una máxima en familias y grupos oscurantistas. Esos sectores rechazan la educación sexual en casa, en las escuelas e institutos, en los medios de comunicación. Los oscurantistas asumen que si de sexo no se habla, no existe como preocupación y se deja solo para lo que Dios manda: cuando se vaya a reproducir la especie. Sexo recreativo, para los sectores oscurantistas, es considerado la perdición.

Los fantasmas del oscurantismo van contra la ciencia: investigaciones han comprobado que mientras haya más acceso a la educación sexual y a los anticonceptivos, menos riesgo de embarazos indeseados y de infecciones por vía sexual. Pero, no, no lo quieren aceptar. La oscuridad de sus pensamientos no lo permite ver.

El grito al cielo

Los organismos internacionales, los gobiernos locales, la comunidad, las ONGs, la educación formal, las familias deben atender al problema del embarazo adolescente y evitarlo a como dé lugar.

La gran dificultad para evitar los embarazos adolescentes está en los sectores del oscurantismo que tienen un doble discurso: por un lado, pegan el grito al cielo por el problema, crean organizaciones pro vida, y, por el otro, impiden, sabotean, desde las instancias de poder que tienen penetradas, las propuestas de sectores progresistas para reducir el problema. Atendiendo el mandato de Dios no quieren nada que tenga que ver con sexo. Eso les da asco, grima.

***

Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Del mismo autor: Orgullo, sí, orgullo

</div>