El bitcoin es un medio de intercambio virtual nacido en 2009, con un supuesto origen japonés que no está del todo claro. Funciona como moneda pero sin la regulación de un Estado en particular y menos, un banco central o autoridad monetaria única. Ha servido para adquirir productos como cualquier otra moneda y el número de operaciones asociadas a él ha venido creciendo sustancialmente en todo el planeta. Su particularidad radica en lo descentralizado de sus operaciones y el involucramiento de muchísimas personas y organizaciones alrededor del mundo, para concebir su valor y darle vida activa. Esto la hace aparentemente muy democrática, pero también corre el riesgo de evitar los controles necesarios para impedir operaciones de lavado de dinero, provenientes de fuentes ilegales.
El bitcoin ha venido ganando un alto valor en su cotización, con respecto a las grandes monedas tradicionales que sirven de divisas para alimentar el comercio internacional. Con este detalle para nada menor, se le comienza a asociar con fines geopolíticos globales en lo que se refiere a la redistribución del poder entre las grandes potencias. Y es que hasta ahora, el dólar ha sido el gran referente para la economía mundial y la gran mayoría de transacciones intercontinentales se hacen con esta moneda. Esto le da un protagonismo estelar a la primera economía del mundo como lo es EEUU, para afianzar su estatus de superpotencia y aglutinar la mayor influencia posible en el campo de las decisiones políticas. No obstante, pensar que el trasfondo central del bitcoin es atacar esta hegemonía, no es para nada descabellado. Sobre todo, en medio de una dinámica global que apunta a una transformación del sistema-mundo, en lo que se refiere a áreas de influencia y ejes geopolíticos y geoestratégicos.
Y aunque su origen sigue siendo un misterio, el nuevo eje Beijing-Moscú con todo su aparataje comunicacional esparcido por el mundo ha venido alimentando la importancia del bitcoin y la potenciación de granjas de minería que lo operan. La gran mayoría de ellas están en China y Rusia, y han incorporado operaciones también en EE UU, así como en muchos otros países, pero en mucha menor proporción. Por lo tanto, por acá pueden ir las pistas sobre cuáles serían los verdaderos objetivos del bitcoin a mediano y largo plazo; tomando en cuenta que el rublo siempre ha sido una moneda débil y con poca transparencia de cara a las operaciones globales, mientras que el yuan, es mantenida por el gobierno chino por debajo de su valor, en función de potenciar siempre la capacidad de exportación de sus productos manufacturados y ganar espacio económico global, como lo ha venido haciendo en los últimos treinta años.
Dice Nouriel Roubini, economista norteamericano, “Para mí, las cuestiones geopolíticas son cada vez más importantes, porque ¿cómo se puede entender la economía si usted no entiende la geopolítica? La gente piensa que los economistas sólo tratan con hojas de cálculo y gráficos. Eso es una caricatura de mente estrecha”. Y definitivamente, el mundo está en presencia de una especie de transición, donde se busca una redistribución del peso de las potencias en todo el mundo, con un protagonismo de la economía en el peso de las influencias globales, pero tras bastidores, la política es la que sigue alimentando el poderío nacional. Eso lo han entendido los chinos y han venido actuando en consecuencia. En tal sentido, el bitcoin es un instrumento de intercambio, pero también busca cristalizar la posibilidad de trastocar las hegemonías actuales, en favor de nuevas hegemonías. Al final, hay que tener cuidado con la ley del “embudo”, que termina beneficiando a unos pocos en contra de las grandes mayorías. Esto lo indico, ante las múltiples experiencias previas de carácter piramidal que han sacudido la economía mundial, afectando a millones de hogares con consecuencias terribles. ¿Podrá seguir siendo el bitcoin un secreto geopolítico?
Este artículo fue publicado originalmente el 25 de abril de 2021
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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El bitcoin ha venido ganando un alto valor en su cotización, con respecto a las grandes monedas tradicionales que sirven de divisas para alimentar el comercio internacional. Con este detalle para nada menor, se le comienza a asociar con fines geopolíticos globales en lo que se refiere a la redistribución del poder entre las grandes potencias. Y es que hasta ahora, el dólar ha sido el gran referente para la economía mundial y la gran mayoría de transacciones intercontinentales se hacen con esta moneda. Esto le da un protagonismo estelar a la primera economía del mundo como lo es EEUU, para afianzar su estatus de superpotencia y aglutinar la mayor influencia posible en el campo de las decisiones políticas. No obstante, pensar que el trasfondo central del bitcoin es atacar esta hegemonía, no es para nada descabellado. Sobre todo, en medio de una dinámica global que apunta a una transformación del sistema-mundo, en lo que se refiere a áreas de influencia y ejes geopolíticos y geoestratégicos.
Y aunque su origen sigue siendo un misterio, el nuevo eje Beijing-Moscú con todo su aparataje comunicacional esparcido por el mundo ha venido alimentando la importancia del bitcoin y la potenciación de granjas de minería que lo operan. La gran mayoría de ellas están en China y Rusia, y han incorporado operaciones también en EE UU, así como en muchos otros países, pero en mucha menor proporción. Por lo tanto, por acá pueden ir las pistas sobre cuáles serían los verdaderos objetivos del bitcoin a mediano y largo plazo; tomando en cuenta que el rublo siempre ha sido una moneda débil y con poca transparencia de cara a las operaciones globales, mientras que el yuan, es mantenida por el gobierno chino por debajo de su valor, en función de potenciar siempre la capacidad de exportación de sus productos manufacturados y ganar espacio económico global, como lo ha venido haciendo en los últimos treinta años.
Dice Nouriel Roubini, economista norteamericano, “Para mí, las cuestiones geopolíticas son cada vez más importantes, porque ¿cómo se puede entender la economía si usted no entiende la geopolítica? La gente piensa que los economistas sólo tratan con hojas de cálculo y gráficos. Eso es una caricatura de mente estrecha”. Y definitivamente, el mundo está en presencia de una especie de transición, donde se busca una redistribución del peso de las potencias en todo el mundo, con un protagonismo de la economía en el peso de las influencias globales, pero tras bastidores, la política es la que sigue alimentando el poderío nacional. Eso lo han entendido los chinos y han venido actuando en consecuencia. En tal sentido, el bitcoin es un instrumento de intercambio, pero también busca cristalizar la posibilidad de trastocar las hegemonías actuales, en favor de nuevas hegemonías. Al final, hay que tener cuidado con la ley del “embudo”, que termina beneficiando a unos pocos en contra de las grandes mayorías. Esto lo indico, ante las múltiples experiencias previas de carácter piramidal que han sacudido la economía mundial, afectando a millones de hogares con consecuencias terribles. ¿Podrá seguir siendo el bitcoin un secreto geopolítico?
Este artículo fue publicado originalmente el 25 de abril de 2021
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