Horizontal landscape photo of a field of cotton plants ready for harvesting and a tractor moving past the cotton in the distance on the Moree Plains, NSW

Los productos derivados del algodón se encuentran en muchos artículos de uso diario, incluidos los jeans, las sábanas, el papel y la mantequilla de maní. En Venezuela, el algodón es un cultivo que perdió el 49,2% de su volumen de producción en 37 años, y en la actualidad, está en riesgo de desaparecer a nivel mundial a causa de una enfermedad.

¿Por qué se ha visto tan afectado el cultivo? Todas las plantas de algodón que se siembran actualmente, crecen, florecen y producen fibra de algodón de forma similar, eso es porque son de la misma variedad. Esto puede ser algo bueno ya que los criadores seleccionan las plantas de mejor rendimiento y las cruzan para producir el mejor algodón en cada generación. Si una variedad produce la fibra de mayor calidad que se vende al mejor precio, los productores plantarán ese tipo exclusivamente. Pero después de muchos años de este ciclo, todo el algodón cultivado comienza a tener la misma genética, con muy poca capacidad para combatir enfermedades, sequías o patógenos transmitidos por los insectos.

La estrategia del entrecruzamiento de las plantas de algodón está llegando a su límite, debido a que por sí solo no es suficiente para mejorar la baja diversidad genética del cultivo. Al haber favorecido y mantenido la generación de una especie óptima, se perdió la diversidad del genoma y todo lo que existe ahora es igual.

Con los avances actuales en ciencia y tecnología, los científicos pueden cambiar solo algunos componentes clave del genoma del algodón para hacer que las plantas sean más resistentes a plagas, bacterias, hongos y escasez de agua, para seguir produciendo fibra de algodón de alta calidad. Pero la opción de la modificación genética requiere muchos años de investigación y trámites burocráticos, haciéndolo poco accesible para los agricultores, porque obtener la aprobación de los cultivos modificados genéticamente es costoso y está fuertemente regulado. Obtener la aprobación regulatoria para que un cultivo genéticamente modificado salga al mercado es un proceso largo, a menudo dura entre 8 a 10 años.

La estrategia de manipulación genética ya se ha realizado en otras oportunidades, alrededor del 88% del algodón que se cultiva ha sido modificado genéticamente para resistir las plagas de orugas, que son difíciles de controlar con los insecticidas tradicionales. Pero a medida que surjan nuevos problemas, se requerirán novedosas soluciones que exigirán cambios más complejos en el genoma.

Los avances recientes en el cultivo y la regeneración de tejidos vegetales hacen posible desarrollar una planta completamente nueva a partir de unas pocas células. Los investigadores ahora tienen acceso a una cantidad gigantesca de datos sobre todos los seres vivos del planeta, secuenciándose los genomas completos de numerosos organismos. Es así que los científicos pueden usar los genes de otros organismos vivos para incorporarlos en la planta de algodón, produciendo variedades con todos los genes requeridos para su resistencia a una enfermedad específica, haciéndola muy valiosa para la agricultura.

Las plantas tienen genomas muy grandes con muchas secuencias repetidas, lo que las hace muy difíciles de “descomprimir”. Varias herramientas de comparación de secuencias permiten a los científicos alinear un gen o genoma con otro y determinar rápidamente dónde están todas las diferencias.

Recientemente un equipo de investigadores hizo un gran aporte en la genética del algodón, al reportar cinco genomas actualizados. Los autores del trabajo publicado en Nature reportaron dos genomas de especies cultivadas y tres de especies silvestres.

Tener los genomas silvestres bien identificados hace posible comenzar a usar sus valiosos genes para mejorar las variedades cultivadas de algodón, mezclándolas y buscando esos genes en la descendencia. Este enfoque combina el “fitomejoramiento” tradicional con conocimientos detallados sobre el genoma del algodón. Ahora se sabe qué genes se necesitan para hacer que el algodón cultivado sea más resistente a las enfermedades y la sequía. Y también dónde evitar hacer cambios en genes agrícolas importantes.

Esto se hace necesario en la medida que las proyecciones del crecimiento de la población mundial estiman un aumenta de 9.700 millones de personas para el 2050, lo que genera una presión para el incremento de la producción de todos los productos agrícolas, incluyendo al algodón. Hay que considerar también que el cambio climático está elevando las temperaturas globales promedio y algunas regiones productoras de algodón importantes, se están volviendo más secas. Por ello, hacer que las plantas de algodón sean más productivas no es el único objetivo de la mejora genética. El algodón ya es un cultivo acostumbrado al calor, las parcelas pueden prosperar en temperaturas de hasta 39 °C, pero una planta de algodón requiere alrededor de 38 litros de agua en el transcurso de un cultivo de cuatro meses, para poder producir.

Los investigadores han comenzado a buscar algodón cultivado que sea capaz de tolerar la sequía en la etapa de plántula, y son optimistas de que pueden desarrollar plantas que tengan una mayor resistencia. Junto con muchos otros productores de algodón de todo el mundo, el objetivo es crear un algodón más sostenible y genéticamente diverso para que este cultivo esencial pueda prosperar en un mundo cambiante.

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