Temor al COVID-19 no detiene aglomeraciones de personas en Catia y Petare
Temor al COVID-19 no detiene aglomeraciones de personas en Catia y Petare

Pese al repunte de casos de coronavirus en el país durante las últimas semanas, en zonas del Área Metropolitana de Caracas como la parroquia Sucre (Catia) y Petare, en Miranda, aún se observan aglomeraciones de personas en sus calles y negocios.

Sin embargo, algunos de sus habitantes aseguran que sí hay más miedo, porque los contagios y fallecidos por COVID-19 “son cada vez más cercanos”.

Días atrás, residentes de la urbanización Lomas de Urdaneta en Catia veían a través de sus ventanas cómo se llevaban el cadáver de un vecino que murió a consecuencia del virus. Funcionarios de la morgue con trajes de bioseguridad lo bajaron de su apartamento y lo metieron en una furgoneta.

“La gente empezó a tomárselo más enserio… se restringió el uso del ascensor, por ejemplo”, contó Mario González a Efecto Cocuyo. Incluso, médicos comunitarios y médicos cubanos visitaron los bloques de la urbanización para monitorear los casos y orientar a quienes presentaban síntomas.

No obstante, González opinó que “aunque hay una parte de la población que se quiere cuidar, hay otra que aún no entiende el riesgo (del coronavirus)”. Refirió que en otras zonas aledañas aún se realizan fiestas, pero no muchos vecinos se atreven a reportarlo por temor a que se conozca sus identidades y luego haya represalias por parte de los responsables.

Alejandra Moreno, de 20 años de edad, habitante de Los Magallanes de Catia, relató que hace dos semanas cuando el gobernante Nicolás Maduro anunció que habría dos semanas de cuarentena radical, incluida la Semana Santa, los negocios sí comenzaban a cerrar alrededor de las 11:30 am.

Este martes 6 de abril ella tuvo que bajar a la avenida Sucre pasada esa hora a cambiar con los buhoneros dólares por bolívares en efectivo para el transporte público. Se percató de que aún había negocios abiertos.

Relató que la Policía Nacional Bolivariana (PNB) puede ser más flexible con los horarios si los comerciantes “les dan algo, dinero o una harina”, pero “cuando vienen las Faes (las Fuerzas de Acciones Especiales) todo tiene que cerrar. El Faes lleva el control de que aquí cierran los negocios”.

Desde hace dos semanas la joven optó por no hacer compras en Catia, sino en otras zonas del municipio Libertador, como en la Candelaria, para evitar tantas aglomeraciones.

“A mi sí me da mucho miedo contagiarme”, expresó y añade que muchos de los que van a adquirir productos en Catia, donde se consiguen precios más accesibles, viven en La Guaira, Valles del Tuy u otros sectores de Caracas.

En la parroquia Sucre (Catia), de acuerdo al monitoreo realizado por Efecto Cocuyo según la información oficial disponible, desde que llegó la pandemia el país se han confirmado por lo menos 3.298 casos, que la convierten en la segunda parroquia con más casos después de El Valle.

Cuarentena en Petare

Al otro lado de la ciudad, a unos 19 kilómetros de distancia, en la parroquia Petare del municipio Sucre, se hace una larga fila de usuarios fuera de las estaciones del Metro de Caracas como Palo Verde, donde no siempre se guarda distancia física entre una persona y otra.

Un joven que vive en el sector José Félix Ribas, explicó que él toma ese medio de transporte y consideró que sí se ha restringido un poco más el acceso y los trabajadores exigen que los pasajeros usen tapabocas, guantes y muestren una identificación, para constatar que trabajan en algunos de los sectores priorizados que pueden usar el subterráneo durante las semanas de cuarentena radical.

“He visto que la gente en el Metro está un poco más cuidadosa, igual hay muchísima gente, pero he visto que tiene algunos usan doble tapabocas, sus guantes”, expresó.

Agregó que no percibe mayores restricciones en cuanto al horario de los negocios en la zona. Mencionó que el sábado 3 de abril se realizó como de costumbre un mercado al aire libre y acudió gran cantidad de personas.

Aida Velandria, residente del sector El Cerrito, en Petare, describió cómo las camionetas del transporte público que cubren la ruta hacia el barrio El Carpintero «suben full de personas», que van o vienen de trabajar.

«Todavía hay personas con el cubrebocas mal colocado o sin él, sobre todo en los mercados de legumbres. Las panaderías y farmacias son las que cierran un poco más tarde, alrededor de las 4:00 o 5:00 p. m.», señaló.

La mujer detalló que temprano en la mañana «en la calle La Libertad hay mayor afluencia de personas comprando sin distanciamientos». Agregó que ella y su familia salen «lo menos posible» ya que conoce varios casos de COVID-19, incluyendo vecinos, sin embargo, señaló que esa no es la actitud de la mayoría.

«Es impresionante como aún después de conocer casos cercanos y muertes de vecinos algunas personas continúan sin las medidas de bioseguridad. En mi edificio limpiamos con cloro las áreas comunes. Supe que por el barrio El Carpintero pasaron las personas haciendo desinfección, pero en unas casas si y otras no, a pesar de haber salido un fallecido recientemente por COVID en esa zona», expresó.

Foto: Ángel Cacique

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