La tradición de usar ropa interior amarilla para pasar el fin de año cada vez es menos seguida. En un recorrido por el bulevar de Sabana Grande se constató que pocas tiendas tenían lencería de color amarillo, mientras que buhoneros exhibían ropa de ese color con la esperanza de mejorar las ventas.
“Ni me preguntan por el sueter amarillo, los colores que más se llevan es blanco y negro; creo que esa tradición ya pasó”, dijo Katy, vendedora en un puesto de ropa de dama en el Bulevar de Sabana Grande.

Aunque la poca ropa interior de color amarillo que se consigue en lugar tiene un precio de un dólar, es escasa la variedad de tallas y modelos.
“Este año no se pidió ropa de ese color, lo que está exhibido es lo que hay”, comentó Javier Suárez, trabajador de una tienda en el bulevar de Sabana Grande.

El bulevar está repleto de trabajadores informales, todos muestran su mejor mercancía y apuestan porque sus potenciales clientes les compren la “pinta” para el 31, a tan solo tres días de finalizar 2022.
“Uno como vendedor se las ingenia para vender; estos días muestra la ropa amarilla pero aun así no he tenido muchas ventas, el año pasado fue muchísimo mejor” dijo Fabiola, dueña de una tienda de ropa de dama y tiene un puesto en el bulevar de Sabana Grande.
Desde 10 a 20 dólares se conseguían atuendos del llamativo color. Blusas a $ 10, sueter a 15, joggers a 15 y conjuntos en 20 dólares.
“Unas de las costumbres de fin de año que sigo es pasear con una maleta por toda la casa para que viajar el año que viene, pero a las demás no les tengo fe. El color amarillo no me gusta y comer doce uvas no se ajusta a mi bolsillo, si hay años que ni siquiera las compro porque están muy caras”, comentó Elizabeth Gil.
