Un tercer piloto venezolano, empleado de la aerolínea afgana Kam Air (KA), se hospedaba en el Hotel Intercontinental de Kabul, capital de Afganistán, que fue atacado por talibanes el domingo, 21 de enero, cuando fueron ejecutados 14 extranjeros y cuatro afganos.

Alejandro Ovalles, de 30 años de edad y exempleado de Aeropostal, sobrevivió porque ese día realizó un vuelo hacia la ciudad de Mazar-e Sharif, mientras que sus compañeros, los capitanes Adelsis Ramos y Pablo Chiossone, estaban libres. Los tres pilotos tenían menos de cinco meses trabajando para KA que opera desde 2003 con seis aviones.

Poco después de aterrizar, Ovalles se enteró por los noticieros locales del ataque terrorista al hotel en el que se quedaban frecuentemente e intentó, sin éxito, comunicarse con sus paisanos. Horas más tarde, tuvo que identificar sus cadáveres en un hospital de Kabul y alcanzó a informarle a la esposa de Ramos sobre los hechos. En total, 10 empleados de la aerolínea KA fueron asesinados en el ataque, dos venezolanos y el resto de nacionalidad ucraniana, según reportó EFE.

Fuentes cercanas a Ovalles relataron a Efecto Cocuyo que en la habitación donde él dormía, en el piso 5 del hotel fundado en 1969, los responsables del ataque explotaron un artefacto que causó grandes daños, por lo que el piloto perdió todas sus pertenencias. Del cuarto donde se quedaban sus compañeros, el aviador si pudo recuperar algunos objetos para entregarle a los familiares. Su expectativa es regresar lo más pronto posible a Venezuela y poder volver con los cuerpos de los capitanes. Se conoció que la repatriación será cubierta por la aerolínea afgana.

Antes de emigrar, Ramos y Chiossone habían prestado servicio en aerolíneas como Avensa, Aserca, Aeropostal y la extinta Viasa, según reseñó El Estímulo. El mismo portal indicó que Ramos, de 59 años de edad, tenía esposa y dos hijos estudiando en la universidad en Caracas.

Yuyita Ríos de Chiossone compartió en su cuenta de Facebook un mensaje en el que manifestó su dolor por la muerte de su hijo y lamentó no poder compartirlo con su esposa, quien se encuentra en delicado de salud.

Expresó que quizá, si en el país hubiese empleo en las líneas aéreas y aviones que volar, quizá Pablo aún estaría vivo “porque no habría tenido que emigrar buscando como levantar a su hijo con suficientes recursos. Son consecuencias de la diáspora“, dijo. Pidió a Dios fuerzas para apoyar en la crianza de su nieto Juan Pablo, de 10 años de edad.

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