Seis kilos, aproximadamente, ha perdido el militar y preso político, Igbert Marín Chaparro desde que iniciara una huelga de hambre hace 17 días en los calabozos de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), de acuerdo con su defensa.
En rueda de prensa desde la Plaza Los Palos Grandes, su abogado defensor y familiares expresaron preocupación por el silencio de las autoridades venezolanas en torno a la protesta del teniente coronel y su estado de salud. También rechazan la persistencia de la negativa a cumplir con las peticiones de Marín Chaparro, entre ellas la visita de organismos internacionales a la sede de la Dgcim para constatar las condiciones de reclusión de los presos políticos.
«Luego de 17 días en huelga de hambre podemos afirmar que no se han escuchado ninguna de sus peticiones, ha habido un silencio institucional con respecto a esta situación, tenemos conocimiento de que ha sido evaluado por personal médico, psicólogo y en la mañana de hoy se le está haciendo un reconocimiento médico forense por parte del Ministerio Público, sin embargo, desconocemos los resultados, lo más preocupante es el silencio que ha habido», señaló Medina Roa.
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«Se mantiene firme»
Cuestionó que la defensa y los familiares solo tengan acceso a la información proporcionada por los funcionarios del Ministerio de Asuntos Penitenciarios que se encargan de la custodia en la Dgcim, sobre las condiciones físicas del militar. Su padre, el coronel en situación de retiro, Igbert Marín Atencio mencionó que solo pudieron verlo no más de 20 minutos el pasado 24 de diciembre y luego hablaron con él el 31 de diciembre vía telefónica.
Exigen tener acceso a los resultados del reconocimiento médico médico forense y si será trasladado o no al Hospital Militar de Caracas para ser tratado adecuadamente, según sus condiciones de salud. Roa alertó que si bien Marín Chaparro recibe hidratación, su deterioro físico debido al ayuno prolongado, es evidente.
«La huelga es una decisión personal y se mantiene firme en sus principios e ideales, mantiene su posición en esta lucha no solo por él sino por todos los presos políticos para que sean un tema de agenda principal en cualquier conversación (negociaciones)», acotó el abogado.
Advirtió que organismos internacionales como la oficina de la alta comisionada de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, están al tanto del caso.
Denuncian retardo procesal
«Desde el inicio de su encarcelamiento él ha denunciado violación de sus derechos fundamentales, torturas, tratos crueles, falta de atención médica oportuna, violación al debido proceso, lo que lo llevó a iniciar esta acción de protesta pacífica como lo es la huelga de hambre. Esperamos que pueda superar este escenario, es un tema muy traumático para la familia, muy complejo desde el punto de vista de la defensa, hay mucha frustración porque estamos ante un caso de retardo procesal evidente», denunció Roa.
El abogado recordó que el teniente coronel fue apresado el 2 de marzo de 2018, junto a otros oficiales en su mayoría comandantes de diferentes batallones del Ejército, acusados de conspirar contra el gobierno de Nicolás Maduro. Fueron imputados por instigación a la rebelión.
Indicó que si bien el militar tuvo una sentencia (siete años) por un tribunal militar primero de juicio, fue apelada en su oportunidad y a la fecha la Corte Marcial no ha convocado a nueva audiencia para conocer el recurso, pese a ser una orden de la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia tras anular el juicio oral y público.
«Escuchen la voz de mi hijo»
Marín Atencio relató que el 24 de diciembre, observó a su hijo pálido y con los labios secos a tres días de haber iniciado la huelga de hambre. Denunció que desde el 1 de enero de 2020, el preso político permanece castigado en la llamada «casa de los sueños», ubicada en los sótanos de la Dgcim, lo que calificó como ensañamiento.
«La petición que tenemos los familiares es que los organismos nacionales e internacionales se apersonen y escuchen la voz de mi hijo y sus razones (…) hablamos con él 31 (de diciembre) y nos dijo que se sentía bien, pero eso es para tranquilizarnos, su voz se escuchaba fuerte», agregó el padre.