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Ibis León / @ibisL Cuando la violencia cobró la vida de 25 mil venezolanos en 2014 (según estimación del Observatorio Venezolano de Violencia al cierre de año), Psicólogos sin Fronteras (PSF) comenzó a registrar un aumento en el número de pacientes que asistían por duelo. La mayoría (60%) eran mujeres adultas. El duelo, los ataques de pánico y las crisis de angustia son las causas más comunes de consulta psicológica, afirma la presidenta de la ONG PSF, María Isabel Parada. “Nosotros atendemos a madres y a personas en duelo continuamente desde inicio de 2014. Estas madres sienten una profunda tristeza, una sensación de impunidad que les genera impotencia y anulación de sus proyectos personales”, dice. Según el cálculo de la especialista, desde finales del año pasado y entre los primeros cuatro meses de 2015 han atendido a más de 1.000 personas en las jornadas y charlas para el manejo del duelo y la ansiedad, sin contar los casos recibidos en consultas privadas. La propensión  al miedo es cada vez más elevada, según Parada, quien asegura que el proceso de acompañamiento y de apoyo profesional es fundamental para que la persona retome la normalidad de su rutina y asimile la desaparición de su familiar. Pero ¿qué se debe hacer para salir del miedo? Especialistas consultadas recomiendan fortalecer los lazos afectivos con la familia, amigos y conocidos. La psicóloga y expresidenta del Colegio de Psicólogos de Caracas, María Eugenia Guédez,  considera que el venezolano debe crear redes de apoyo en su comunidad para desarrollar medidas de protección que disminuyan la ansiedad. La psicóloga Patricia de Yánez, miembro de Psicólogos sin Fronteras, también opina que la unión familiar y el acercamiento con el otro desde la comunicación aumentan el nivel de tolerancia y reduce las respuestas violentas. “Estamos urgidos de volver a las viejas tradiciones del tócame, háblame, dime cómo te fue (…) La familia es la esencia”, afirmó. A continuación estrategias que contrarrestan el miedo, de acuerdo con la información aportada por Guédez y Yánez. Crear redes de apoyo en la comunidad para disminuir la ansiedad y desarrollar acciones que fortalezcan la seguridad. Generar medidas de auto-seguridad en las casas.   Conversar sobre los temores con el entorno más íntimo (la familia) y el más próximo (los vecinos) para evitar el aislamiento y el desarrollo de paranoia. Expandir las relaciones sociales y afectivas.   Ayudar al otro. Ser útil para los demás aumenta la seguridad y el autoestima.   Las fases del duelo:

  1. Negación: la persona se resiste a aceptar lo que pasó. “¡No puede ser!” y “¡No lo creo!” son frecuentes en el paciente.
  2. Ira: El ensañamiento y la impunidad generan una sensación de frustración, de rabia y de venganza.
  3. Tristeza profunda: La víctima cae en cuenta de la falta de la presencia física de la persona fallecida y la ruptura de la cotidianidad.
  4. Depresión: si el duelo no es bien tratado la persona es vulnerable a sufrir un cuadro depresivo que puede prolongarse por más de un año o requerir algún ansiolítico o antidepresivo.

Síntomas de una persona en duelo:

  1. Sensibilidad en la piel y en los ojos.
  2. Los olores y los sabores muy fuertes se vuelven intolerables.
  3. Poca tolerancia a la comida por náuseas o problemas intestinales generados por el estrés.
  4. Las afecciones como la diabetes y la hipertensión tienden a empeorar por la emotividad.

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