Las hermanas Elys Cabrera y Corina Hernández trabajaron este 24 de mayo cerca de su modesto restaurante familiar en Corozopando, estado Guárico, cerrado por el Seniat dos días antes. Se instalaron justo al lado del establecimiento, bajo la sombra de un árbol, mientras esperan que se cumplan los 15 días reglamentarios para reabrir Pancho Grill.

La noticia y las condiciones de su clausura tras la visita de María Corina Machado el 22 de mayo les han traído una inesperada fama: gente de distintos lugares de la entidad, e incluso de otras regiones, les han hecho importantes encargos para ayudarlas.

Algunos les compran varias comidas y les piden que las repartan a los pobladores.

«Gente nos está apoyando. Nos están comprando de a cinco empanadas. Es más, nos pidieron 45 empanadas y nos mandaron a repartirlas en el pueblo, sobre todo a los niños. Ahorita tenemos que salir a comprar ingredientes, porque nos hicieron un pago móvil para 20 empanadas más. Todas esas nos las pagan y nosotras se las damos a los más necesitados», dijo Cabrera a Efecto Cocuyo en contacto telefónico.

Aunque se sienten desanimadas de a rato, se alegran al notar la solidaridad de decenas de desconocidos, que las abrazan desde lejos y les piden no perder el temple. Han decidido que las próximas dos semanas se empeñarán en ayudar a otros con los pedidos que les llegan de todas partes del territorio nacional y que se multiplican con las horas.

Qué pasó el 22 de mayo

Elys Cabrera ya sabía lo que iba a ocurrir cuando dos mujeres vestidas de rojo y un guardia nacional se bajaron de un auto blanco frente al restaurante de su familia el 22 de mayo, apenas una hora después de que María Corina Machado desayunó con su equipo en el local, ubicado en plena carretera al sur del Guárico entre Calabozo y San Fernando de Apure.

Cabrera conocía los casos que se volvieron noticia el último mes: el Hotel El Paseo de Maracaibo, cerrado el 4 de mayo luego de que Machado se hospedara en él, y la clausura apresurada el 16 de mayo del Hotel El Recreo, en La Victoria, para evitar que el candidato Edmundo González y la líder opositora se quedaran allí. Así, Elys sospechaba lo que pasaría con su pequeño negocio, conocido como Pancho Grill desde hace un par de décadas.

La mañana de 22 de mayo, la dirigente de Vente Venezuela pidió exactamente 14 desayunos criollos. Corina Hernández, encargada de la cocina, preparó la comida con ánimo, porque pocas veces empezaban el día con un pedido tan grande.

El día más movido, contó Cabrera, venden cinco o seis almuerzos.

Tras la partida de Machado, las dos nuevas visitantes que llegaron en el carro blanco acompañadas del guardia se identificaron como funcionarias del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) y aseguraron que estaban realizando un operativo para registrar la situación de los locales de la zona.

Cabrera los miró incrédula, pero aceptó sentarse con ellos y mostrarles los papeles que le requerían.

Finalmente, las funcionarias indicaron a Cabrera que tenían varios permisos vencidos y que, al no contar con facturero o sello, clausurarían el sitio por 15 días. Fue el único establecimiento que revisaron y multaron en Corozopando, donde viven menos de 500 personas, aseguró la afectada.

«Lo que nos pasó el miércoles lo que da es pena ajena. Nunca nos había pasado. En más de 20 años el Seniat nunca había venido para Corozopando y nosotros inmediatamente nos dimos cuenta que fue por la visita de María Corina. Sabíamos a lo que venían», contó Cabrera.

Corina Hernández, quien también estuvo presente durante la pequeña auditoría improvisada con las funcionarias del Seniat, grabó en video el momento justo del aviso del cierre del restaurante. La grabación se ha vuelto viral en los últimos dos días en Instagram y en X.

Hernández no duda en calificar el cierre como un acto arbitrario.

Pancho Grill es un local familiar que sobrevivió como pudo a la crisis económica y a la pandemia del COVID-19, con cuyo ingreso a duras penas paga la universidad y el colegio de los sobrinos y las medicinas de la matriarca, la madre de 65 años que hace algunos años sufrió un accidente cerebrovascular (ACV).

Cuatro hermanas administran el establecimiento. El dueño, un hermano menor, vive en Perú actualmente.

«No nos esperábamos esto, pero no nos quisimos quedar calladas porque eso no se hace. Sí es verdad que el negocio tiene algunos permisos vencidos, pero entonces mi hermana les preguntó: «¿Ustedes vienen a hacer el operativo a Pancho Grill o a otros negocios de aquí?» y se quedaron calladas», explicó Cabrera.

Abren desde las 6 a.m. hasta las 4 p.m. y solo sirven comida criolla. Cabrera recuerda que vivieron mejores tiempos, en los que los que centenares de viajeros de varias partes del país se detenían a comer carne en vara o distintos guisos antes de seguir su camino hasta el Llano venezolano.

«Estamos afligidas, pero seguimos trabajando. Hoy me sentí triste. Como la cosa está tan dura, nos rebuscamos con otras actividades», explicó Cabrera.

Esperan volver a abrir pronto

Este viernes, Cabrera aseguró que recibieron una segunda visita de María Corina Machado, quien se acercó a mostrar su apoyo por lo ocurrido. Corina Hernández aseguró que no dejará de seguirla por lo sucedido y reiteró que la familia no va a amedrentarse.

Elys indicó que volverá a abrir su restaurante cuando el plazo indicado por el Seniat se haya cumplido y que atenderá a todos los que acudan, sin importar sus preferencias políticas o el color de su franela.

Recordó que la del 22 de mayo no fue la primera vez que la dirigente comió en Pancho Grill: en 2021 ya había parado allí con su equipo.

«Estamos cansados de todo esto. Lo que nos pasó lo que dio es tristeza, la gente está sorprendida. Es la primera vez que nos pasa esto, no nos explicamos. En este negocio vamos a atender a todo el que llegue, sea rojo, sea blanco. Esto que pasó no nos asusta», puntualizó.

</div>