Desde el jueves de la semana pasada, los habitantes del Municipio Tovar, en Aragua, hacen largas colas para surtirse de combustible, que solo está llegando una vez por semana a esa zona.
Son unos siete kilómetros de fila, en la que predominan los camiones para el transporte agrícola, vehículos rústicos que también se usan para el trabajo en el campo, así como carros y motos de los habitantes de la Colonia Tovar y de los sectores vecinos del estado Aragua y Vargas.
Algunas personas llevan cuatro días con pernoctas y en las orillas se ven las fogatas a leña para hacer comida.
Un puesto militar de la Guardia Nacional Bolivariana, ubicado en el conocido Arco de entrada, controla la entrada y salida hacia la Colonia Tovar, solicitando salvoconducto para el paso.
En el pueblo, uno que otro establecimiento mantiene las puertas abiertas para los lugareños, pues las calles lucen desoladas.
El cierre de la actividad turística impone un silencio en la comunidad, en donde ya no se muestran los tarantines de hortalizas ni artesanías.
A diferencia de años recientes, en las montañas hacia Potrero Perdido vuelven a aparecer los cultivos, actividad que han retomado en vista de la paralización del turismo; sin embargo, ahora la dificultad está en la movilización de las cargas en virtud de la falta de gasolina, insumo que algunos deben conseguir en el mercado negro.
En El Junquito, población cercana que une la Colonia Tovar con Vargas y el Distrito Capital, la situación es similar. Los kioscos y restaurantes se encuentran cerrados. Unos tres autobuses para el transporte público esperan a los pasajeros pero el flujo de personas es muy bajo, al menos este lunes en horas de la mañana.