Entre “la jaula de King-Kong” y el “Inframundo”, más de 700 privados de libertad se juegan la vida mientras esperan su traslado a centros penitenciarios “humanizados”, sobreviviendo a diario en condiciones deplorables.

María Auxiliadora López (nombre ficticio), es madre de uno de los más de 700 detenidos que se encuentran hacinados en los calabozos de la Zona 7 de la Policía Nacional Bolivariana, en Boleíta Sur, Caracas. Accedió a la entrevista bajo la condición de que se mantuviera su identidad en anonimato, pues teme que luego de sus declaraciones, su hijo sufra las consecuencias de sus palabras; ser asesinado a mano de  los funcionarios o de los mismos reclusos quienes desde hace tiempo “montaron su gobierno dentro del comando policial”.

Mijo, aquí es peor que en un penal. Cómo es posible que en esa letrina humana se le deba pagar a los policías hasta por respirar. Fíjate, cuando uno llega a las inmediaciones del recinto, te aborda de inmediato uno de los efectivos y te lee la cartilla de cómo es que son las cosas allí dentro”, sostiene López.

¿Y cómo son las cosas?

“Bueno, la hora de mandarle la comida a la celda es todos los días a las 11:00 am o a las 4:00 pm. Pero… Si llegas un poco tarde, tienes que estar clara que debes cancelarle a los policías entre 500 y 1000 bolívares, dependiendo del policía que te toque y lo que quieras mandarte a tu muchacho”.

“Los policías te dicen que sólo puede entrar pasta larga, porque las otras se prestan para meter droga dentro. Pero yo me pregunto, si la que uno consigue es de las otras ¿cómo hace?. Bueno, por eso se paga, le responde el uniformado. Las caraotas no entran, pero si pagas sí. El pollo está completamente prohibido porque con los huesos es muy fácil fabricar chuzos, pero si pagas sí. Los cubiertos de plástico también están prohibidos, pero si pagas no; los refrescos oscuros no pasan, pero… Los jugos natulares no pasan porque los privados de libertad los dejan fermentar y con unas pastillas –que pasan si pagas- preparan su propio licor. Y así es con todo y cuando hablo de todo, es que todo pasa si le mojas la mano a los funcionarios policiales”.

“Sólo puedes llevarle una muda de ropa el día que le toque visita, que por cierto es muy corta, 10 minutos y no puedes ni abrazar a tu muchacho, ya que lo ves es a través de los barrotes de una jaula donde los meten de diez en diez. Y es en ese momento donde le entregas la ropa y el dinero para el desplace. Si quienes pasar ropa otro día que no sea el de la visita, debes pagar entre 1000 y 1500 bolívares a los policías . Esa jaula es tan fea y mal oliente que le dicen la jaula de King Kong”.

¿Dinero para el desplace?     

El desplace es una opción que tienen los detenidos que están en el “inframundo”, de ser trasladados por unas horas a celda más holgadas y con iluminación. Pero para gozar de ese beneficio deben pagar 500 bolívares diarios”.

(“Inframundo” llaman a unos calabozos que construyeron recientemente y que tienen capacidad para 30 personas, pero en la actualidad albergan entre 70 y 80 personas, no cuentan con iluminación, ni agua, ni mucho menos baños).

“Mijo, allí nadie duerme, se turnan para echar un sueñito agachados, es imposible que ellos puedan verse a las caras y reconocerse entre ellos, pues allí no hay nada de luz“.

Entre lágrimas y sollozos, la madre angustiada denuncia que otro de los males que sufren y atormenta a los detenidos es el carranchín (sarna o escabiosis); todos están afectados, pues las condiciones de insalubridad en esos calabozos son extremas. “No se bañan, si acaso una vez a la semana. Sus necesidades las hacen en algo que llaman barquitos, que son fabricados con bolsas y papel periódico y lo otro lo hacen en potes de refresco”.

“Y si no crees lo del olor, llégate a la entrada, sólo hasta la entrada, de la Zona 7 para que percibas por ti mismo el olor que emanan esos calabozos, para que tengas una idea, una vaga idea de cómo realmente es que huele eso allá adentro”, asegura.

Por la plata baila el mono

Al parecer existe una forma en que la vida pueda ser más llevadera en ese lugar, pero como se denuncia desde el principio de esta nota. No hay nada que el dinero no pueda pagar y es que en la Zona 7 tienen unas celdas VIP a las que por razones obvias, allí no llegan los rateros, “bataneros” ni “chigüires”; allí sólo entran los pesados, los que tienen bastante plata, los “de la clase alta”. La negociación es descrita más o menos así: se paga un adelanto de 40 mil bolívares (no es un “depósito”, porque esa plata nunca será devuelta) y  luego debe cancelar una mensualidad de 15 mil bolívares. Allí cuentan con iluminación, un baño donde pueden hacer sus necesidades y el número de compañeros de celda es reducido.  

Algo similar ocurría en la sede de la Policía Nacional Bolivariana en Catia (Zona 2), pero los presos –privados de libertad- se cansaron de tantos atropellos y se amotinaron. Hoy día está cerrado ese depósito humano. Ojalá no esperen hasta que algo similar ocurra en Boleíta.

Foto: Últimas Noticias

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