Comedores han cerrado por falta de recursos.

Los comedores de las universidades públicas en Venezuela continúan con graves deficiencias y el Estado aún no ha respondido a las múltiples solicitudes de atención, denuncian estudiantes para febrero de 2024, un par de semanas luego de que el relator de la ONU sobre el derecho para la alimentación, Michael Fakhri, concluyera su visita en el país.

El lunes 26 de febrero, Inyer Bellorín, secretario de reivindicaciones de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela (FCU-UCV), reportó el abandono del comedor de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (Ucla), núcleo Obelisco en Barquisimeto.

A través de un video difundido en la red social X, Bellorín mostró un recinto descuidado, con mesas y sillas llenas de polvo. Exigió también que el gobierno venezolano apruebe el presupuesto necesario para recuperar este y otros comedores estudiantiles a nivel nacional.

No es la primera vez que los universitarios se quejan de las pésimas condiciones del sistema de alimentación en las instituciones: el 29 de enero de 2024 los jóvenes de la UCV señalaron que la comida que les sirven es de baja calidad y no cumple con los requisitos nutricionales. El 27 de febrero ucevistas aseguraron que su comedor suma 29 días cerrado desde el último almuerzo servido en el recinto.

Durante una rueda de prensa organizada el 14 de febrero, Fakhri expresó preocupación por la situación en las casas de estudio superior en Venezuela y solicitó que reestablezca «significativamente el apoyo a los comedores para fortalecer el derecho a la alimentación de los estudiantes».

Comedores destruidos

La falta de recursos y de respuestas del gobierno afecta gravemente a todas las universidades autónomas a nivel nacional. En el caso de la Universidad de Los Andes (ULA), los estudiantes del núcleo de Mérida señalan que el comedor lleva cinco años inoperativo.

Mario López, vocero estudiantil, aseguró a Efecto Cocuyo que los comedores de los tres núcleos están «desvalijados», no hay cableado eléctrico, las cocinas se encuentran oxidadas y los motores de los cuartos de refrigeración no están funcionando.

«Se unen varias cosas: la falta de organización y que el gobierno no manda suficiente dinero. Los últimos años daban bollitos y caraotas», explicó López el 27 de febrero.

Recientemente el estudiante publicó un video en Instagram en el que muestra el estado actual del comedor de la sede de Mérida. En las imágenes se pueden observar espacios desmejorados y equipos dañados.

«Desde 2014 comenzó un declive bastante significativos. En los últimos años daban literal pasta sin sal, cuando antes un plato de un día común era proteína, vegetales, frutas o poquecitos con jugo. Antes daban un plato digno. En 2017 había desmejorado tanto que llegaron a servir un bollito de 10 centímetros de largo y esa la única porción de comida que recibían los estudiantes y no todos los días», informó Valeria Castro, estudiante de Psicología de la ULA.

Déficit presupuestario e irregularidades

El vicerrector administrativo de la Universidad de los Andes, Manuel Aranguren, aseguró que en 2023 la institución habría recibido un total de 1.700.000 bolívares, equivalentes a 50 mil dólares para el comedor, que se mantienen guardados en la tesorería.

En el presente el sector estudiantil exige respuestas e insiste que el dinero no se invirtió en mejorar el servicio de alimentación. En una entrevista a los medios de comunicación, Aranguren afirmó que los recursos fueron asignados de forma fraccionada y en bolívares, por lo que se devaluaron.

«El dinero fue llegando después del mes de agosto y por partes. Por eso no se pudo llevar adelante un proyecto para darle a los jóvenes universitarios un buen servicio de comedor», dijo.

No obstante, dirigentes estudiantiles cuestionan las fechas en las que la universidad recibió los depósitos y exigen que el director de Servicios de Información Administrativa y el vicerrector académicos rindan cuentas sobre el asunto.

El déficit presupuestario y la devaluación inciden en que las casas de estudio puedan invertir lo poco que reciben del Estado. Sobre este tema, Mario Bonucci, rector de la institución, dijo en 2023 a Efecto Cocuyo que para diciembre de 2022 el gobierno solo les había enviado el 3,24 % del presupuesto asignado.

Presupuesto para 2024

La Alianza Todos por la Educación de Gritemos con brío recordó, en febrero de 2024, que para el sector universitario la asignación gubernamental es de Bs. 18.999.812.110 o 533.402.922,8 dólares, lo que representa el 2,60% del presupuesto nacional.

«Durante la Memoria y Cuentas celebrada a principios de enero de 2024 se hicieron evidentes las prioridades del gobierno nacional. En el área de educación se asignó 10,25% del presupuesto nacional. Sobre esta cifra se explica que el Ministerio de Educación recibirá Bs 74.850.576.938, lo que corresponde a unos 2.101.363.755 USD», reportó la Alianza en una nota de prensa.

La organización reportó el caso de la Universidad de Carabobo, donde el vicerrector administrativo, Jose Angel Ferreira, denunció que hubo una disminución del 29% del presupuesto asignado: un total de 837.240.314 bolívares.

Sobre el tema, Ferreira denunció que el Estado adeuda 2.137.042,58 dólares por concepto de gastos de funcionamiento y providencias estudiantiles y por el incumplimiento de la Ley de Presupuesto de los años 2021, 2022 y 2023.

La nula inversión estatal solo contribuye a agravar una crisis que viene denunciándose desde 2011 en las principales casas de estudio del país. Hasta ahora el gobierno de Nicolás Maduro no se ha pronunciado sobre las quejas y continúa guardando silencio ante las exigencias de la comunidad universitaria.

</div>