Desastre Caraballeda-río San Julián (Mairet Chourio)
Desastre Desbordamientos de varias quebradas en La Guaira deja varias personas afectadas. Credit: Mairet Chourio

El estado Vargas tiene 55 cuencas hidrográficas, de las que 23 fueron afectadas por el desastre de 1999. Durante las últimas semanas, el aumento de los cauces de los ríos El Cojo, San Julián, Piedra Azul y Curucutí activaron las alertas de los vecinos que habitan en las parroquias por donde pasan los afluentes. Aún 22 años después los recuerdos de la tragedia siguen latentes.

En el pueblo de San Julián, un urbanismo ubicado en la zona más alta de la parroquia Caraballeda, el desbordamiento de la quebrada La Chara y el aumento del caudal del río San Julián durante el pasado viernes 28 de octubre, hizo que al menos 22 familias fueran llevadas a un refugio temporal, debido a que sus casas están en las laderas del río.

“Este río fue el causante de todo el desastre que ocurrió en Los Corales durante la tragedia de 1999. Cuando crece todos los vecinos estamos en alerta porque sabemos lo que puede hacer”, dijo Yuleidis López, una vecina de San Julián, que el sábado 29 de octubre, estaba junto a sus vecinos observando las grandes piedras que arrastró el río y la quebrada el día anterior.

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En un reportaje realizada por Efecto Cocuyo en el año 2019, el investigador y docente del Instituto de Mecánica de Fluidos de la Facultad de Ingeniería de la UCV, José Luis López, advirtió que 60% de las presas construidas en Vargas están totalmente sedimentadas.  

En ese momento señaló que la mayoría de las canalizaciones estaban obstruidas por vegetación y sedimentos. Además, 20 años después de la tragedia de Vargas se incrementaron los procesos erosivos aguas abajo.

En el recorrido hecho por Efecto Cocuyo durante 2019, se evidenció que el río San Julián, que devastó buena parte de la parroquia Caraballeda, apenas tenía un metro de ancho cuando fluye entre dos de las siete pilastras de la presa abierta que se construyó al final de la zona urbanizada.

“Es una estructura de concreto taponada por rocas, sedimentos y árboles de más de diez metros de alto que sobrepasan el borde del vertedero”, se lee en la investigación.

Macuto- desbordamiento del río el Cojo (Mairet Chourio)
Un vecino explicó que el cauce del río El Cojo se ensanchó con las lluvias del viernes 28 de octubre

El temible Curucutí

Las comunidades de Montesano, La Pedrera y Marlboro, de la parroquia Carlos Soublette, han visto la fuerza del río Curucutí en múltiples ocasiones. Durante 1999 arrasó con casi toda La Pedrera. Y para 2005 muchos evacuaron la zona debido al incremento de su cauce.

El río suele estar seco la mayor parte del año, pero cuando llueve crece. Todos los vecinos de las comunidades, que están construidas en las laderas de su cauce, suelen tomar sus bolsos y refugiarse en lugares seguros.

“Yo he estuve aquí en la tragedia, en las vaguadas de 2005 y 2010, incluso en una que hubo en 1989. Yo sé que cuando este río suena piedras arrastra, por eso no lo dudo y cada vez que llueve estoy pendiente y si hay que salir salgo; aconsejo a los nuevos vecinos que nunca vivieron los que nos tocó a nosotros”, dice Hilda Ramírez, de 66 años de edad, mientras observa como maquinaria del gobierno de Alejandro Terán limpian el cauce del río.

La Pedrera-Carlos Soublette (Mairet Chourio)
Así se encontraba parte del cauce del río Curucutí el sábado 29 de octubre

El pasado 27 de octubre, la crecida del río sorprendió a los vecinos. No llovía el sector, pero una avalancha de sedimentos bajó con fuerza de la montaña.

“Eso es que está lloviendo en las cabeceras, tuvimos que sacar a los niños de las escuelas y ya todo el mundo sabe que si vive en lugares cercanos al río tienen que salirse, aunque hay gente que cree que se las sabe todas y no hacen caso”, dijo.

Sin mantenimiento

En la investigación realizada por Efecto Cocuyo en 2019 se observó como una de las presas del río Curucutí, ubicada en la parte alta del sector La Pedrera, estaba tragada por una espesa vegetación. Para ver los restos de la estructura de gaviones es necesario recorrer un camino que después de 300 metros se va estrechando hasta desaparecer.

“En el río Curucutí se construyeron cuatro presas y en el río Piedra Azul otras tres. Esas siete presas retuvieron 100.000 metros cúbicos de sedimentos durante la vaguada de 2005. Eso es equivalente a un edificio de cuatro plantas que ocupa toda el área de un campo de fútbol lleno de sedimentos. Si esas presas no hubieran sido construidas, hubiera muerto mucha gente”, dijo el ingeniero José Luis López, para la investigación.

El embaulamiento del río Curucutí está despejado de basura y escombros a partir de la avenida Soublette, por lo cual solo protege a la zona aduanera y a las instalaciones militares que están hacia la desembocadura.

Caraballeda-río San Julián (Mairet Chourio)
Los desbordamientos de varias quebradas en La Guaira dejaron varias comunidades afectadas.

Zonas devastadas nuevamente

Los vecinos de los sectores El Cojo y El Teleférico fueron los más afectados por las fuertes precipitaciones que afectaron al Litoral Central el pasado 28 de octubre. Estas zonas están ubicadas en la parroquia Macuto y tiene dos grandes afluentes que destrozaron todo a su paso durante el deslave de 1999: los ríos La Veguita y El Cojo.

Aunque en las avenidas principales de Macuto pareciera que no hay rastros de aquel deslave que acabó con gran parte de la parroquia, en el sector El Teleférico, justamente en las laderas de el Río El Cojo, todavía quedan viviendas con marcas de la tragedia del 99.

Un estudio realizado por los expertos de la Universidad Central de Venezuela José Luis López, David Pérez-Hernández y François Courtel sobre el comportamiento de las presas, construidas en Vargas, luego de la vaguada de 2005 indica que: “De las 62 presas existentes, se ha determinado que 14 de ellas, el 23%,  presentan acumulaciones de sedimentos que alcanzan el nivel de la cresta del vertedero. Están totalmente sedimentadas».

El trabajo detalla que «todas las presas cerradas (14) construidas entre los años 2002 y 2004 también se sedimentaron, la mayoría debido a la creciente extraordinaria de febrero de 2005. Estas presas cumplieron con su función de retener los arrastres sólidos de las crecientes, aunque varias de ellas ya presentaban un alto grado de sedimentación antes de febrero de 2005”.

Caraballeda-río San Julián (Mairet Chourio)
En Caraballeda estaban en tensión por la crecida del río San Julián

En alerta permanente

Judith Pacheco, una mujer de 64 años de edad, lo recuerda. Su casa fue totalmente tapiada durante el deslave, y aunque trató de conseguir que el Gobierno la reubicara, todavía está a la espera de su nueva vivienda.

El viernes, cuando el río creció y se desbordó a la altura del edificio Aguamarina, revivió lo ocurrido durante el desastre de hace 22 años.

“La experiencia fue casi parecida a la de 1999, ayer (viernes 28.10.222) lo que pudimos sacar lo sacamos. En el 99 no nos dio chance porque no sabíamos que iba a pasar lo de la tragedia esa, pero esta vez sí logramos sacar todo, tenemos una preparación, lo primero que hicimos fue poner en resguardo a los niños y sacar los corotos poco a poco”, dijo la mujer.

Ella sabe que su casa está en alto riesgo “yo sé que mi casa se puede caer en cualquier momento, pero qué hago, dónde vivo” se preguntó.

Después de la crecida y desborde del río El Cojo, Pacheco dejó de su casa y fue dormir en casa de un familiar, porque un equipo de Protección Civil los mandó a abandonar el área.

“Queremos reubicación porque sabemos que aquí no podemos vivir, no se puede y lo entendemos pero que podemos esperar porque cuando pegue el sol poco a poco se va desplomando la casa, hay que buscarle solución a esto”, dice Pacheco.

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