A partir de las 5:00 pm los tiros volvieron a retumbar en el sector El Cementerio. Funcionarios de la Policía Municipal Libertador (Policaracas) ingresaron al barrio Los Sin Techos para demoler la vivienda del supervisor jefe Larry Morillo, quien fue asesinado el 23 de marzo en ese sector cuando llegaba al sitio. Ese día también fue ultimado su hijo.
De acuerdo con una fuente extraoficial, una comisión de 40 hombres de Policaracas subió para tomar posesión del inmueble que fue saqueado por los homicidas de Morillo días después del crimen.
“La policía recibió denuncias de los vecinos que aseguraron que la casa del supervisor era usada para las rumbas de los delincuentes y para esconder a las víctimas de secuestro. Es decir, la convirtieron en su búnker”, manifestó y agregó que la casa también les servía como punto de vigilancia.
Los vecinos vivían aterrorizados, pues los miembros de la banda delictiva amenazaban a los habitantes y veían como un logro el haber desplazado a la familia del funcionario asesinado. “Si esto lo podemos hacer con un policía ¿qué no podemos hacer con ustedes?”, eran algunas de las frases que los homicidas le soltaron a la comunidad.
El ingreso de los uniformados al barrio Los Sin Techos originó un intercambio de disparos, en el que, por segunda vez, los agentes de Policaracas se quedaron sin municiones. Con fusiles y una granada arremetieron contra los efectivos. Hombres de otros cuerpos de seguridad prestaron el apoyo y para las 7:00 de la noche las detonaciones habían cesado.
El enfrentamiento dejó dos funcionarios heridos de bala, uno de la policía municipal y otro del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas. Ambos fueron atendidos y se encuentran estables.
En la parte baja de El Cementerio y El Valle cordones policiales evitaron el tráfico de vehículos y personas hacia los barrios superiores. Según la fuente, los funcionarios tenían información de que las unidades de transporte y carros particulares estaban siendo secuestrados por los delincuentes para escapar de la zona.
También se manejaba que las bandas se trasladaron hacia El Valle a través de los caminos conocidos como «corredores de la muerte«, una de las vías sería la calle San Andrés.
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De acuerdo con una fuente extraoficial, una comisión de 40 hombres de Policaracas subió para tomar posesión del inmueble que fue saqueado por los homicidas de Morillo días después del crimen.
“La policía recibió denuncias de los vecinos que aseguraron que la casa del supervisor era usada para las rumbas de los delincuentes y para esconder a las víctimas de secuestro. Es decir, la convirtieron en su búnker”, manifestó y agregó que la casa también les servía como punto de vigilancia.
Los vecinos vivían aterrorizados, pues los miembros de la banda delictiva amenazaban a los habitantes y veían como un logro el haber desplazado a la familia del funcionario asesinado. “Si esto lo podemos hacer con un policía ¿qué no podemos hacer con ustedes?”, eran algunas de las frases que los homicidas le soltaron a la comunidad.
El ingreso de los uniformados al barrio Los Sin Techos originó un intercambio de disparos, en el que, por segunda vez, los agentes de Policaracas se quedaron sin municiones. Con fusiles y una granada arremetieron contra los efectivos. Hombres de otros cuerpos de seguridad prestaron el apoyo y para las 7:00 de la noche las detonaciones habían cesado.
El enfrentamiento dejó dos funcionarios heridos de bala, uno de la policía municipal y otro del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas. Ambos fueron atendidos y se encuentran estables.
En la parte baja de El Cementerio y El Valle cordones policiales evitaron el tráfico de vehículos y personas hacia los barrios superiores. Según la fuente, los funcionarios tenían información de que las unidades de transporte y carros particulares estaban siendo secuestrados por los delincuentes para escapar de la zona.
También se manejaba que las bandas se trasladaron hacia El Valle a través de los caminos conocidos como «corredores de la muerte«, una de las vías sería la calle San Andrés.