Vanessa Arenas / @VanessaVenezia Los dejaban pasar de 50 en 50. La cola de más de 500 personas daba la vuelta al estacionamiento. Algunos estaban allí desde las 5:00 de la mañana, otros prefirieron llegar cuando el sol iluminaba la ciudad crepuscular. Todos dispuestos a esperar el tiempo que fuese necesario para adquirir dos kilos de jabón Ace, un envase de shampoo y un paquete de toallitas húmedas; lo único que había llegado este lunes 20 de abril de 2015 al establecimiento Makro, ubicado al oeste de Barquisimeto. “Tome esta empanadita para que se desayune”, le dijo una mujer a uno de los dos funcionarios de la Guardia Nacional (GN) encargados de hacer pasar a los usuarios. Minutos antes había salido de la cadena de tiendas de ventas al por mayor que ahora raciona los productos. Las personas que escucharon decían que la mujer era amiga del uniformado y la había dejado pasar sin hacer la fila. Para acceder al lugar hay que tener un “pasaporte especial” que dura un año y es “intransferible”. Ese documento señala que la compra solo debe realizarse con efectivo o débito y tiene un código que le indica a los trabajadores del establecimiento las veces que puede asistir un cliente para adquirir los productos regulados: una vez cada ocho días. El que no tiene el pase, debe hacer otra cola para registrarse y le sea otorgado.

[media-credit id=6 align=”alignnone” width=”464″]pasaporte makro[/media-credit]

“Esto es lo más injusto que le han podido hacer al pueblo venezolano. Todos los días una cola, todos los días preocupados a ver dónde hay esto o lo otro, y ni siquiera puedes hacer el mercado en un solo lugar. Este gobierno dice que la gente pobre está con ellos, pues yo soy bien pobre y no estoy con este gobierno ciego, sordo y mudo”, dijo Vilmarys Andueza, una señora de 65 años de edad habitante de La Paz (un barrio ubicado al oeste de Barquisimeto). Digna Valera y Ángela Ocanto llegaron a las 8:00 de la mañana procedentes de San Francisco, otro sector humilde de la ciudad. “Aquí podemos pasar hasta 5 horas. Los bachaqueros siempre arman desorden y la semana pasada le partieron el brazo a un vigilante porque la gente entró desesperada. Han tumbado el portón, han golpeado a viejitas. Hoy más bien ha estado ordenado esto”, contó Pérez. Los presentes contaron que a esa tienda llegan personas desde Zulia, Portuguesa, Aragua, Barinas y los pueblos retirados. “En otros lados no se consigue nada. No le digo yo que la otra vez fui al ambulatorio de La Paz porque a mi hijo le reventaron la boca en el colegio jugando y no había ni material para sutura. Ni le cuento de las medicinas”, dijo Delvys Pérez. En la avenida Libertador con calle 51 se encuentra el Bicentenario. Este lunes les correspondía comprar a los clientes cuya cédulas terminan en 0 y 1. La cola era menor a la de Makro; sin embargo, dentro del supermercado, la fila de consumidores que aguardaban para pagar recorría los pasillos. Allí vendían dos pollos, un paquete de leche en polvo, dos cartones de leche líquida y tres paquetes de harina PAN. De las 34 cajas dispuestas en el local, 12 estaban sin funcionar, a pesar de que el Superintendente de Precios Justos, Andrés Eloy Méndez, señaló en una oportunidad que la orden del presidente Nicolás Maduro era tomar cajas cerradas en supermercados porque eso sería una de los motivos de las colas.

[media-credit id=6 align=”alignnone” width=”461″]cajas bicentenario[/media-credit]

Fuera del establecimiento, un señor ofrecía bolsas plásticas en Bs. 15 y sacos de tela desde Bs. 60 hasta Bs. 100, pues dentro solo permitían una bolsa para los paquetes de harina y la leche. A las 11:30 de la mañana únicamente quedaba leche en polvo en el Central Madeirense de la avenida Libertador con calle 33. La azúcar y harina se había terminado. Más de 15 personas hacían la cola dentro del local por un paquete de leche. Se quejaban de que no podían adquirir los productos regulados hasta la próxima semana. Dos funcionarias de la Superintendencia de Precios Justos estaban en el local. “Déjame pasar chama. Hoy no me toca a mí, pero hazme la segunda”, le decía una señora a una de ellas. En los anaqueles había grandes cantidades de aceite de soya no regulado que disimulaban la escasez de otros productos. Mercados de red pública sin bululú El Mercal de la urbanización Patarata, al este de la ciudad, estaba solo. Ni una persona aguardaba en las afueras. Los productos regulados no habían llegado. En el Pdval de La Concordia la fila era de 20 personas. Vendían dos paquetes de harina Venezuela, leche en polvo, aceite y dos desodorantes marcas Scent y Full Force. “Este hace sudar mucho, pero no huele tan mal”, dijo una señora mientras le quitaba la tapa a uno y lo olía.

[media-credit id=6 align=”alignnone” width=”503″]pdval[/media-credit]

Escasez también en farmacias Eutirox, Cozaar, ácido fólico, bral, tachipirín, pastillas para dormir, ibuprofeno, recolectores y hasta inyectadoras. Para todas estas medicinas la respuesta es: “No hay”. Las personas del interior del país encargan los medicamentos que necesitan a los familiares o conocidos en la capital o a quienes viajan fuera de Venezuela. “La pastilla del día después no se consigue en ningún lado y es una de las que más piden. Aquí no llega desde hace tres meses. Los anticonceptivos nos pueden llegar 12 cajas por mes y no duran ni un día, y condones, nada que ver”, resumió una de las empleadas de una tienda de la cadena Nuevo Siglo, situada en el Centro Comercial Babilon. Bachaqueros hasta en los semáforos “Lleve su rollo, lleve su rollo”, gritaba un buhonero en un semáforo de la avenida Venezuela. Vendía el paquete de Papel Jazmín en Bs. 250, cuando el precio regulado es de Bs. 31. También ofrecía pañales Pampers en Bs. 300, jabón Ace en Bs. 120, jabón de baño y lavaplatos. Los barquisimetanos que no tienen tiempo, o no quieren hacer cola, recurren a los bachaqueros para adquirir los productos regulados. También intercambian lo que necesitan  a través de grupos en redes sociales como el “Trueque Antibachaqueros Barquisimeto”, que cuenta con más de 8 mil usuarios en el que participan de otros lugares del país y se les exige intercambiarlos o venderlos al precio regulado. Las colas son mucho más numerosas que las que se observan en Caracas, y residentes consultados sostienen que la escasez es mucho mayor. Sin embargo, resuelven sus necesidades como pueden.

[media-credit id=6 align=”alignnone” width=”478″]makro cola[/media-credit]

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1 comentario

  1. cada vez es mas complicado adquirir los productos de primera necesidad sobretodo ahora que los establecimientos laboran por numeros de cedula y es complicado porque toca en todos lados el mismo dia por ejemplo: a mi me correspondia hoy en varios lugares entre ellos: Makro, Bicentenario, Central madeirense, Mercal y Pdval, ante esta situcion es dificil escoger a donde ir hacer las compras ya que, en un solo sitio no se consigue todo lo que necesitamos y aun asi el gobierno dice que tenemos “PATRIA” esto no es ninguna patria, es una humillacion la que nos hacen pasar para poder medio comprar los productos de la cesta basica. señores a que le llaman PATRIA USTEDES? reaccionen y deben darse cuenta que estan gobernando mal. Dios tenga misericordia de ustedes y bndiga a Venezuela grandemente. Amen

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