Después de 100 días de confinamiento, muchos futuros bachilleres siguen esperanzados de poder celebrar el haber terminado la etapa escolar, “apenas el COVID-19 lo permita”. Sin embargo, de acuerdo con estudiantes entrevistados, sus planteles todavía no han concretado fechas.

Gustavo Santana (17 años) terminó el quinto año de bachillerato el 17 de junio, pero considera que, con la cuarentena, él y sus compañeros entraron en un “paro emocional”.

El pasado 13 de marzo, cuando Nicolás Maduro anunció en cadena nacional que se suspenderían las clases de manera presencial en todos los niveles de educación “fue un shock” para Santana.

Ese mismo día el mandatario prohibió que se organizaran eventos que implicaran aglomeraciones de personas y la fiesta de graduación para cientos de miles de estudiantes empezó a verse lejos. Luego, el 7 de abril el Ministerio de Educación anunció que el año escolar terminaría a distancia.

“No lo terminamos de aceptar, porque no nos han terminado de decir que no hay graduación, que no hay fiesta, que no hay misa. Aunque todos estamos conscientes que no va a haber la misma emoción, estamos posponiendo el momento de ponernos tristes por eso. Estamos en paro emocional”, confesó.

Adaptando las tradiciones

El colegio donde estudia Santana, ubicado en el este de Caracas, adaptó algunas de sus tradiciones a la virtualidad, pero dejó la fiesta de graduación para más adelante y “quizás coincida con el inicio del año escolar siguiente”.

Una de las celebraciones tradicionales de institución que transformaron fue la de “la semana del espíritu escolar”, en la que la comunidad estudiantil prepara sorpresas para los próximos graduandos.

“Un día las mamás (de la promoción) nos mandaron un tapaboca diseñado, el otro una hamburguesa en sustitución del almuerzo del día”, comentó sin entusiasmo.

Espera que su fiesta se termine realizando en enero y para Santana no es lo mismo finalizar su paso escolar con esta celebración a festejar cuando ya iniciaron la universidad.

Por otro lado, se paralizaron sus planes de estudio tanto en otro país como en Venezuela. Sus dos opciones para estudiar en el país son la Universidad Simón Bolívar (USB) y la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), las cuales todavía no han establecido una fecha para los nuevos ingresos debido a la incertidumbre que ha generado la pandemia.

El colegio tampoco ha aclarado cuándo harán entrega de los títulos de bachiller y, por lo que se rumorea, la entrega del certificado se hará en pequeños grupos de seis personas.

En un colegio privado con un perfil similar, el director llamó a cada uno de los futuros bachilleres, contó Andrea González (17).

“A penas la pandemia lo permita se hará la piscinada y la fiesta de graduación”, aseguraron a González. Este anuncio sin fecha le cayó como un bálsamo.

Paciencia

En el colegio de Krysthem Lao (17 años) “la única información que nos ha dado es que tengamos paciencia y fe”.

Su institución subvencionada está a la espera de zona educativa, que va a inspeccionar el plantel para determinar si los estudiantes de quinto año pueden asistir una última vez para tomarse las fotos con las togas.

Con respecto al acto “simplemente nos dicen que hay que esperar que si lo tendremos”.

Hasta ahora las celebraciones que su promoción perdió debido a las medidas sanitarias fue “la coronación de la Virgen Inmaculada” en mayo, que está a cargo de los estudiantes de quinto, y el “último timbre”, un acto de festejo que se hace en el patio del plantel después de escuchar la última campana del año escolar.

Lao no pudo decorar su birrete ni tuvo la oportunidad de lanzarlo al aire y oír al unísono la voz de sus compañeros gritando: “Nos graduamos”. Le genera tristeza que no pudo convivir lo suficiente con sus amigos en su último lapso escolar y que se perdieron de momentos de “bochinche”.

Sin embargo, tiene esperanza de en un futuro próximo hacer la caravana y la fiesta de promoción.

“Tenemos que afrontar el confinamiento con paciencia y mucha fe de que esto cambiará y podremos realizar lo que teníamos planeado”.

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