Antonia Turbay tiene boleta de excarcelación desde el 26 de julio de 2019. El documento fue ratificado el 12 de agosto de 2019. Sin embargo, su libertad no depende de un papel según los funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) en El Helicoide.
Ella guarda consigo una copia del documento. Cada vez que el comisario pasa por la única celda de mujeres del centro de reclusión, Antonia le muestra el papel. “Esto no tiene ningún valor para nosotros”, es la respuesta más común.
Antonia, abogada de 67 años, fue detenida el 27 de junio de 2019 por efectivos del Sebin en la Alta Florida (Caracas). Una vecina le dijo a los funcionarios que ella no estaba en casa. Contestaron que tenían su teléfono ubicado y que sí estaba en su apartamento. Allanaron su hogar y se la llevaron.
El coordinador de los defensores activos de Caracas del Foro Penal, Jesús Marcano, cuenta que uno de los argumentos que se usa para culparla del delito de facilitación de fuga de un detenido, es una foto en la que aparece un poste de luz caído hacia la casa del ex preso político Iván Simonovis.
Tres días antes, el 24 de junio de 2019, el exfuncionario del extinto Cuerpo Técnico de Policía Judicial (PTJ) confirmó en su cuenta de Twitter que había logrado fugarse y se encontraba en Washington (Estados Unidos). Simonovis es uno de los presos políticos que más tiempo pasó encerrado por órdenes del Gobierno Bolivariano. Fue sentenciado a 30 años de cárcel por los hechos del 11 de abril de 2002. Permanecía en arresto domiciliario desde 2014, cuando recibió una medida humanitaria.
Vecinos unidos por Antonia
Su abogada Rachel González explica que Antonia fue presentada en tribunales el 30 de junio de 2019, 72 horas después de su detención. Se solicitaron fiadores para su causa y se consiguieron. Al mes ya tenía libertad bajo fianza, pero esa libertad no se concretó. Este próximo 26 de marzo se cumplen los ocho meses que establece la ley para investigar a una persona mientras se encuentra en libertad. Aunque en la realidad no sea así, se cuenta como si lo estuviera.
Se han hecho denuncias ante la Dirección de Derechos Fundamentales del Ministerio Público, las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA).
Antonia espera su libertad en una celda que comparte con presas políticas y presas comunes. Solo tiene un baño. Los lunes y jueves espera la visita de sus abogados, aunque a veces no los dejan entrar. No ha sido víctima de maltratos o torturas dentro de El Helicoide.
Con su familia fuera del país, un grupo de vecinos de la Alta Florida se ha unido para llevarle todo que necesita Antonia para hacer su estadía en El Helicoide un poco más amena. Marcano, quien forma parte de los defensores activos desde 2014, dice que “nunca había visto una comunidad tan identificada con una persona, desde muchachos hasta adultos” , que van a la visita de los fines de semana.
Son sus amigos quienes se turnan para verla y se organizan para lo que ella necesite. Un vecino pasa los miércoles por El Helicoide para ver la lista de enseres que solicita para el sábado. Hacen grupos de tres personas para ir a verla en el Sebin. Cada uno puede estar solo 10 minutos con Antonia.