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El primer ministro de Irak, Adel Abdelmahdi, presentó por escrito este sábado, 30 de noviembre, su renuncia ante el Parlamento en vísperas de que se celebre una sesión extraordinaria en la que los diputados podrían retirar su apoyo al jefe del Ejecutivo.

“La dimisión de Abdelmahdi ha sido presentada por escrito a la presidencia del Parlamento de manera oficial hoy por la tarde”, aseguró a Efe el portavoz del primer ministro, Saad al Hadizi.

La Cámara baja iraquí celebrará este domingo, 1 de diciembre, una sesión extraordinaria en la que los parlamentarios podrían retirar su apoyo al jefe del Gobierno, que supondría la caída de Abdelmahdi justo dos meses después del inicio de las protestas populares el pasado 1 de octubre.

El primer ministro iraquí anunció su dimisión este 29 de noviembre después de dos jornadas sangrientas en el sur de Irak, donde la mayoría de la población es chií (rama del islam), que fueron condenadas por las principales autoridades de esa rama del islam y líderes políticos y desembocó en la renuncia del primer ministro.

Abdelmahdi aseguró que decidió dimitir tras haber escuchado el discurso de la máxima autoridad religiosa chií de Irak, el ayatolá Ali al Sistani, que invitó a los parlamentarios a reconsiderar su apoyo al Gobierno, al que calificó de “incompetente”.

La mañana del sábado, el Consejo de Ministros anunció en un comunicado que aprobó la decisión de Abdelmahdi durante una reunión extraordinaria, en la que se habló de formalizar la dimisión del primer ministro en la sesión especial de mañana en el Parlamento iraquí.

En la nota, Abdelmahdi invitó a la Cámara iraquí a “encontrar las soluciones adecuadas” y aseguró que “lograr los intereses del pueblo es el objetivo más importante”.

También se aprobó la dimisión del director de la oficina del jefe del Ejecutivo, así como la del secretario general del Consejo de Ministros, según el comunicado.

Por su parte, el Consejo Supremo de Justicia aseguró que se castigará “severamente los agresores de ciudadanos y manifestantes pacíficos, durante las protestas, que desde su inicio se saldan ya con unos 400 muertos.

Los manifestantes piden un cambio completo de Gobierno al considerarlo corrupto y responsable de la mala gestión de los recursos y problemas económicos del país, sobre todo en el sur rico en petróleo donde la población no se beneficia del oro negro.

Centenares de iraquíes continúan protestando en la ciudad de Nasiriya, en el sur del país, donde en los últimos dos días han muerto al menos 46 personas.

Con información de Efe. 

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