El expresidente de Zimbabue Robert Mugabe, gran héroe de la independencia que acabó sometiendo y convirtiendo Zimbabue en su feudo particular durante casi cuatro décadas, murió este viernes 6 de septiembre a los 95 años en un hospital de Singapur donde recibía tratamiento.
“Con gran tristeza, anuncio el fallecimiento del padre fundador y expresidente de Zimbabwe, Robert Mugabe”, señaló el actual mandatario zimbabuense, Emmerson Dambudzo Mnangagwa, en su cuenta de Twitter.
El nonagenario líder, visto por Occidente como un dictador impenitente y convertido en poco más que un juguete roto desde el golpe militar que le obligó a renunciar al poder a finales de 2017, llevaba hospitalizado en Singapur desde el pasado abril en este país asiático.
A Zimbabue, un país que atraviesa una profunda crisis económica arrastrada del desolador balance que dejó el reinado de Mugabe, la noticia de la muerte le provocó el recuerdo amargo de que el hombre al que un día consideró como un “padre” acabó siendo uno de los mejores ejemplos entre los grandes héroes anticoloniales africanos que, una vez en el poder, se convierten en férreos autócratas.
Robert Mugabe detentó el poder en Zimbabue durante 37 años -desde su independencia del Reino Unido, en 1980– antes de ser derrocado en un golpe de Estado en noviembre de 2017.
Este suceso se produjo en respuesta a la decisión de Mugabe de despedir a su entonces vicepresidente, Mnangagwa, en medio de tensiones entre éste y la primera dama, Grace, sobre quién debía ser su sucesor.
Mugabe dimitió el 21 de noviembre y fue reemplazado tres días más tarde por Mnangagwa, de 76 años, un relevo histórico que provocó el júbilo en las calles de un país próspero que el expresidente había llevado a la ruina.
Detrás deja una gran fortuna, ya que, aunque recientemente se sacaron a subasta varios de sus bienes, se estima que su familia posee más de una docena de granjas repartidas en unas 15.000 hectáreas de terrenos zimbabuenses.
Con información y fotos de EFE