Toda ciudad tiene una avenida en donde su vida política empieza y termina. En el caso de Guayaquil (Costa de Ecuador) es la avenida 9 de Octubre. Allí se encuentra la plaza San Francisco, frente a la iglesia con el mismo nombre. Esa plaza ha sido escenario de manifestaciones sociales y políticas que han quedado para la historia. No solo de ecuatorianos, también de la migración venezolana.
Allí se convocaron manifestaciones en Ecuador contra el Gobierno de Nicolás Maduro en 2017, sirvió como punto de votación para la consulta del 16 de julio de ese año, así como lugar de concentración de apoyo a la Asamblea Nacional de Venezuela el 23 de enero de 2019, cuando Juan Guidó se proclamó presidente interino. En esta oportunidad, este sábado 12 de diciembre, fue el centro principal de la ciudad para la Consulta Popular.
A diferencia de los otros acontecimientos políticos de la migración en Guayaquil, en la plaza el acento venezolano se escuchaba en frases como “¡Almuerzo a dólar!” y no en consignas parecidas a “¡Que caiga Maduro!”, como en otros eventos. Quienes participaban en la jornada política eran mucho menos. En cambio, los vendedores ambulantes eran más.
Uno de esos vendedores, con un carrito de compras lleno de Harina PAN, chocolates, sambas, pirulines, botellas de Anís Cartujo y otros productos venezolanos, se acercó al lugar donde estaban los organizadores de la Consulta Popular. “¿Esto es para botar a Maduro?”, preguntó el hombre con su fuerte acento de Caracas.
Los activistas, cuatro para ese momento, le explicaron los pasos para participar. Tomarían una foto a su cédula venezolana, ingresarían sus datos en la aplicación y luego podría responder las preguntas de la consulta. “Si va. Todo lo que sirva para sacar a ese tipo que me obligó a salir de mi país”, dijo el hombre con varios adjetivos coloquiales intercalados entre sus palabras.

Testimonios de la diáspora
Una pareja llegó unos pocos minutos después y se colocó detrás de un par de ancianos que rellenaban en una página las opciones planteadas por la Consulta. El hombre llevaba su teléfono en una de las manos, la otra sobre el hombro de su esposa. “¿Aquí es esto?”, preguntó al mostrar la pantalla del equipo con la imagen informativa que señalaba la dirección de la plaza como el lugar para votar.
“Aquí llegaron personas desde El Triunfó”, explicó el activista político Edwin Ines a uno de sus compañeros con una amplia sonrisa, mientras la pareja registraba su elección. Para él era un éxito que haya venezolanos dispuesto a viajar en bus para manifestar su opinión, desde una población a una hora y media de Guayaquil.
Ines sabe que quien se esfuerza por participar es alguien comprometido. “Pertenezco al verdadero Copei, durante 2017 trancamos calles en mi pueblo, en Los Puertos de Altagracia (estado Zulia), hasta que me informaron sobre mi inminente captura en diciembre de ese año. Salí el 17; ¿quién se va de su país en esa fecha?”, refiere el activista.
Héctor Montilla, miembro del Comité Organizador de la Consulta Popular en Guayas (provincia de la que es capital Guayaquil), a diferencia de Ines no llegó a Ecuador debido a las botas tras su paso, tampoco por la crisis humanitaria, como la mayoría de los 400.000 venezolanos que, de acuerdo al Estado ecuatoriano, viven en el país.
“Llegué a Ecuador hace 17 años con mi esposa e hijos. Como veterinario me ofrecieron un trabajo que me ayudaría en mi crecimiento profesionales”, relata Montilla, sin dejar de mirar su teléfono con una de las aplicaciones para la Consulta abierta.
A pesar de estar establecido en Guayaquil, el activista no se despegó del acontecer político de su país. Perteneció al equipo organizador en Ecuador de la campaña de Henrique Capriles contra Hugo Chávez en 2012, en los comicios del 2013 contra Nicolás Maduro, en las elecciones parlamentarias de 2015, en la Consulta Nacional del 16 de julio de 2017 y entre los que incentivó la participación de venezolanos en la concentración del 23 de enero de 2019.
“Este proceso tiene diferencias con los demás. Anteriormente los partidos políticos venezolanos no contaban con estructuras internacionales, así que la movilización se logró gracias a las asociaciones de Venezolanos en Ecuador”, explica, para luego reconocer que la ausencia del apoyo de esas organizaciones se sintió en esta oportunidad.
“Dicen que no quieren meterse en política”, señala con una amargura escondida tras la resignación. Desde su perspectiva nada de lo que le ocurre a los venezolanos es aparte de la política. “La crisis venezolana comienza con la caída de la dictadura, así que no entiendo esa posición”, dice.
El dirigente confiesa que la participación no es numerosa, mientras una señora ecuatoriana engorda el grupo de siete personas alrededor de una banca con la bandera de Venezuela amarrada. Para Montilla no es una sorpresa. “Estos comicios son innovadores, ya que el principal medio para participar es el internet. Es normal que quienes vengan sean aquellos que no tienen posibilidad de conectarse a internet”, indica, sin que su voz haga énfasis en esa explicación.
“También debemos comprender que la mayoría de los venezolanos en la ciudad tienen sus miradas en satisfacer necesidades básicas”, resalta el hombre. Conoce que el 89% de los venezolanos en Ecuador trabajan en la informalidad. “También hay quienes están cansados y no creen en esto”, dice.
Una pérdida de tiempo
A unos metros de los organizadores, Rafael Blanco, un joven venezolano de 25 años, con una camiseta y una gorra identificadas con una marca de telefonía, dijo mientras señalaba con su mirada a sus compatriotas dijo: “Una total pérdida de tiempo. Aquí nosotros lo que tenemos es que trabajar, porque esa gente en Miraflores está atornillada y nadie los va a sacar. Al final esa gente de la oposición es parte de lo mismo”.
Estefanía Contreras, venezolana de 30 años, ni sabía sobre la Consulta Popular. “Yo no veo noticias de allá. No me he integrado a ninguna asociación y procuró pasar desapercibida”, confiesa la joven. Para ella sus derechos están en riesgo en Ecuador porque no tiene visa y su pasaporte está vencido.
En algunos grupos de Whatsapp de la comunidad venezolana la consulta fue tema de discordia. “Para que publican eso”, escribe un miembro al referirse al link. Otros le responden desde “chavista” a “mal venezolano”. Un grupo lo defiende: “Es que es verdad, nosotros acá deberíamos concentrarnos en sobrevivir y no en esas cosas. A los políticos no les importamos”, dijo uno de los que participaron en la discusión.
El intercambio de argumentos ocurría en los grupos, mientras Montilla hablaba de sus compañeros en los otros centros de participación en la provincia (Mucho Lote 2, Durán, Milagros).
Para ellos, para quienes dedicaron días de su vida para organizar la Consulta Popular en la Plaza San Francisco, la jornada era tan relevante e histórica como la avenida donde se encuentra la plaza.
En esa avenida está el Parque Centenario en un extremo con su Columna de Los Profesores del 9 de octubre de 1820, cuando Guayaquil se declaró independiente de España. Al otro lado, en la orilla del imponente río Guayas se encuentra la Rotonda, lugar que conmemora el apretón de manos entre Simón Bolívar y José de San Martín que entrelaza para siempre a Ecuador con Venezuela.