Credit: Mairet Chourio

Inflación de dos dígitos, sin aumento del consumo y crecimiento del sector comercio sostenido en importaciones versus la desindustrialización del país como modelo económico del chavismo, es parte del escenario económico para el año que viene, expuesto por el economista Asdrúbal Oliveros durante el foro Prospectivas Venezuela 2023.

En el evento que tuvo lugar en el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (CEPyG), el director de Ecoanalítica también descartó el regreso de la hiperinflación para el próximo año, aunque advirtió que la inflación no bajará de dos dígitos con estimación de 98% al cierre de 2023, frente a 148% al cierre de 2022.

«Hoy tiene más sentido importar que producir y eso está llevando a un proceso agresivo de desindustrialización en Venezuela y un cambio en nuestro modelo de crecimiento económico más sustentado en actividades ligadas a comercios, servicios que a la industria, es un cambio muy importante en Venezuela», destacó.

Indicó que dicho modelo se parece más a Centroamérica que a América del Sur. Anticipó que abrirán más negocios en el sector alimentos, medicinas, servicios, tecnología en el país, pero sin manufactura nacional y que el sector bancario seguirá sufriendo, incapaz de cubrir requerimientos del sector privado porque continuará restringido el crédito.

Sobre este punto mencionó que en 2014 el sector privado recibía más de 12.000 millones de dólares en créditos hoy recibe apenas 600 millones de dólares, lo que representa solo un punto del Producto Interno Bruto (PIB) de 60.000 millones de dólares, superado por las remesas que representan 6 puntos del PIB.

«No habrá aumento del consumo lo que es una mala noticia para el sector privado pese a la recuperación progresiva con respecto al año pasado, pero también ha habido una desaceleración intermensual debido al incremento de los precios en dólares como freno considerable porque los ingresos en divisas de la población están limitados», dijo.

Aumento del dólar

Este miércoles 7 de diciembre, la cotización del dólar del Banco Central de Venezuela (BCV) fue de 11,86 bolívares por dólar mientras que en el mercado paralelo la divisa estadounidense cerró en 15,37 bolívares por dólar. Oliveros aseguró que la moneda norteamericana sigue siendo «barata» para lo que debería costar.

Atribuyó el repunte del dólar a la incapacidad del Gobierno nacional de inyectar divisas a la economía nacional al cierre del año, debido al aumento del gasto público y la imposibilidad de que Rusia le haga llegar los dólares en efectivo producto de la factura petrolera. Resaltó que los ingresos del Estado no llegan a 9 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) y el gasto público es de 16 puntos cuando llegaron a estar en niveles de 50 puntos.

Le suma al problema cambiario la falta de liquidez en el mercado paralelo que servía como aliviadero, por la caída de las criptomonedas, lo que también empuja el dólar al alza.

«El Gobierno sufre un corralito en Rusia y no tiene la capacidad de intervenir en el mercado cambiario como lo hacía en el pasado, las mesas de cambio en los bancos han caído de manera importante. No es que el Gobierno se ha quedado sin flujo de caja es que no ha podido traer el dinero que ha cobrado para meterlo en el sistema», recalcó.

El economista advirtió que el gobierno viene incrementando de manera importante su gasto en bolívares desde agosto y con respecto al año pasado dicho gasto ha aumentado 150%, lo cual influye, señaló, en la inestabilidad de los precios y en la presión sobre la tasa de cambio.

Recordó que el problema con la tasa de cambio es más estructural por la pérdida de confianza en el bolívar. Resaltó que los venezolanos no quieren bolívares y cuando les llega tratan de salir de ellos a través de la compra de dólares o pagándole a otro «como una papa caliente».

Licencia de Chevron

Destacó la reciente licencia a Chevron para aumentar sus operaciones en Venezuela como algo positivo, pues recordó que para la recuperación económica sigue siendo medular el tema petróleo.

«No es todo lo que el gobierno esperaba pero tiene beneficios. Esos campos tienen una capacidad máxima de producción a los que no hemos llegado por lo que se puede aumentar en un año o 18 meses entre 75.000 y 100.000 barriles diarios de petróleo. Hay un impacto directo en regiones petroleras de Venezuela como el Zulia y Anaco y el Tigre (Anzoátegui) y Monagas donde están otros campos de la Chevron», aseguró.

Mencionó que no está claro que el Ejecutivo no reciba dinero de ese acuerdo y advirtió que hay partes que no son públicas. Subrayó que el petróleo que venderá Chevron no está sujeto al descuento de 35% al que es obligado vender el crudo venezolano producto de las sanciones, por lo que implicará mejoras en el flujo de caja.

Pronosticó un crecimiento económico de 4,7%, para 2023 incluyendo el efecto Chevron «porque si no sería de 3 puntos», en comparación con 9% de 2022, lo que evidencia una desaceleración.

 

 

 

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