Ibis León / @ibisL

Jaime Utria espera que llegue el jabón de ropa. Está parado fuera del Central Madeirense de Chacaíto junto a una pancarta que confirma que, de acuerdo con su terminal de cédula, este martes 23 de marzo puede comprar los productos regulados.

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El día anterior fue a la sucursal porque se percató –la cola de gente delata que llegó la mercancía- que habían descargado pañales, lavaplatos, papel higiénico y detergente, pero no pudo comprar nada porque la cadena de supermercados se sumó desde este lunes 23 de marzo a la venta por terminal de cédula -a petición de la Defensoria del Pueblo y de la Superintendencia Nacional de Precios Justos- y no le tocaba. Utria confía en que la medida disminuya las colas y el bachaqueo.

Central

A las 10:00 de la mañana de este 24 de marzo no había productos regulados en los anaqueles para vender. Estaban a la espera de los camiones que llegarían con los pedidos. Roberto Coronado, empleado del establecimiento, respondió que no sabía a qué hora arribarían, porque son enviados desde la sede principal ubicada en Mariches, estado Miranda, mientras una de las usuarias insistía en que le dijera si venderían detergente y se quejaba de que no había nada que comprar.

Angeli Tolosa también esperaba afuera. Pidió permiso en su trabajo para hacer las compras este martes, pero no encontró nada. Aseguró que, aunque la medida se implementó, formalmente, este lunes, en esta tienda ya había empezado el control desde el miércoles 18 de marzo. “Estaba en la cola y empezaron a decir que iban a implementar por número de cédula y no pude comprar. No estoy de acuerdo porque hoy me toca y no hay nada. Pedí el día libre en el trabajo y lo perdí. Tengo que estar en cacería todos los días para ver qué hay y poder enviarle a mis padres que están en San Cristóbal, Táchira, porque allá no se consigue nada”, dijo.

Carmen Pérez también compra para enviarle a su nieto en Margarita. “Esto es una humillación, a mi edad no tengo que hacer cola, pero no me queda otra opción. Este sistema no va a acabar con los bachaqueros, porque ellos van a traer a sus familiares para que compren los días que les toca. Si el gobierno quiere terminar con esto le tiene que quitar a los buhoneros la mercancía que revenden”.

Varios modus operandi estarían implementando los bachaqueros afuera de este local, desde comprar directamente a usuarios hasta pedir favores en las colas valiéndose de su apariencia física. Un comerciante informal que trabaja cerca del Central Madeirense contó que hace unos días una mujer extranjera se valió de sus atributos físicos para pedirle a los hombres que le compraran paquetes de pañales que luego revendería en Bs. 250 y 300. Afirmó que también ha visto que algunos empleados sacan pacas de alimentos de la cesta básica después de que le han dicho a la gente que no hay.

Usuarios desinformados. Muchos clientes se acercaban a leer los carteles informativos, les tomaban fotos y llamaban a sus familiares para reportarles la novedad. La mayoría se enteraba en el lugar. Otros le hacían preguntas al personal para saber si podían entrar al establecimiento si no iban a comprar artículos regulados.

Jesús Pereira se acercó extrañado porque no había cola y quiso aprovechar a ver qué conseguía. “Siempre que paso por aquí hay colas interminables desde las 5:00 de la mañana. Uno sale estresado, angustiado, con problemas porque cómo trabajas si tienes que hacer una cola. Aquí viene gente de todas partes, de los Valles del Tuy,  y hay muchos vivos que llaman a sus familias para que compren también, que se colean y uno hace valer sus derechos y es cuando se forma el pleito. Aquí mismo tuvieron que cerrar las santamarías porque unas mujeres se agarraron por los cabellos y se entraron a golpes porque no pudieron comprar”, contó.

La situación era similar en el Central Madeirense de La California. Varias personas se acercaban a la cola sin saber que tenían que presentar su cédula. Muchos se devolvían porque no les tocaba. Otros se habían enterado por las redes sociales. El subgerente, Alexander Cordero, controlaba la entrada junto a dos funcionarios de la Sundde. Las personas mayores hacían una segunda cola preferencial. Ambas corrían rápido.

Cordero explicó que los directivos de la cadena se pusieron de acuerdo con la Defensoría del Pueblo y la Sundde para sumarse a la medida. Están a la espera de la instalación de las captahuellas. El número de unidades por persona depende de la cantidad de bultos y de kilos que llega. “Ayer recibimos 1.500 kilos de pollo y vendimos uno por persona. Hoy recibimos 5.000 kilos y estamos vendiendo dos por persona. También llegaron 75 bultos de aceite, eso nos permite vender uno por cliente y lo determinamos con la colaboración de los funcionarios del Sundee”, dijo.

Las opiniones a favor y contra el nuevo sistema se enfrentaban. De seis usuarios consultados, en este local, dos estuvieron de acuerdo porque consideraron que regularía la compra indiscriminada sobre todo en este punto que está tan cercano a Petare, una de las zonas donde hay mayor reventa de productos. Los otros cuatro declararon que no debería existir ninguna restricción para comprar y que es cuestión de azar si encuentras o no alimentos el día que toca.

En la sucursal de El Paraíso no había cola a la 1:00 de la tarde. De los productos regulados sólo despacharon aceite a esa hora (dos por persona). El subgerente, quien no quiso identificarse, no dio mayores detalles, pero explicó que en varias sucursales se hizo una prueba piloto la semana pasada antes de que se hiciera pública la decisión.

Control en cadenas privadas. Central Madeirense es la cuarta cadena privada que implementa algún mecanismo de venta racionada. Farmatodo lo hace desde octubre de 2014 para la venta de 33 productos (pañales, compotas, papel higiénico, desodorante, toallas sanitarias, entre otros). En aquella oportunidad, la directiva explicó que tomaron esa decisión luego de descubrir, a través de un estudio, que 70% de las personas que compraban eran revendedores. En las 41 sucursales, a escala nacional, de Unicasa y en las tres de Plan Suárez, en Caracas, venden por terminal de cédula los productos de primera necesidad, desde febrero de este año para “controlar las dimensiones de las colas”.

Próximamente el supermercado Luz hará una base de datos para registrar quiénes son los clientes y qué productos adquieren para regular la cantidad mensual del rubro “para disminuir el sobreprecio y el bachaqueo”, se lee en un reportaje publicado en Últimas Noticias.

En la red de alimentos del Estado: Abastos Bicentenarios, Mercal, Pdval y Día Día (incorporado a la red Pdval por orden presidencial en febrero) ya habían implementado el sistema con el terminal de la cédula y las captahuellas desde enero de este año.

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