Con 21 aumentos de salario y 9 de cestaticket Maduro pierde carrera contra la inflación

ECONOMÍA · 3 MARZO, 2018 19:00

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Ronny Rodríguez Rosas | @ronnyrodriguez


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Desde el año 2013, cuando el presidente Nicolás Maduro llegó al poder, ha decretado 21 ajustes de salarios mínimos y nueve en el bono de alimentación, que sumados a los seis que se producen todos los meses de febrero por el incremento de la Unidad Tributaria, suman 15 incrementos del bono de alimentación. En 2013, el incremento decretado para el ingreso mínimo, que suma cestaticket y salario, estuvo por debajo de la inflación en 26%.

En su primer año de gestión el actual jefe de Estado solo realizó tres incrementos salariales, que nominalmente sumaron 40% de aumento, mientras que en febrero de 2013 se incrementó la UT y no hubo en ese entonces ajustes del llamado cestaticket. El ingreso total mensual de un trabajador venezolano cerró en 4.150 bolívares (Bs. 2.973 de salario y Bs. 1.177 de bono alimentación).

Con un control de precios desde el año 2003, que instauró Hugo Chávez, un kilo de azúcar costaba, por mandato oficial, 6,11 bolívares, el arroz Bs. 7,20 y 5,93 bolívares la harina de maíz, aunque los venezolanos la adquirían a tres veces su valor al comprarlas en 16, 18 y 22 bolívares respectivamente.

Maduro comenzó en 2014 con un ajuste de 10% de salario mínimo y en febrero se incrementó la UT, que subió el valor del cestaticket, decretó dos incrementos salariales más en mayo (20%) y julio (10%), para cerrar en noviembre con una subida de 30% en el salario y de 50% en el bono alimentación en noviembre, que dejó el ingreso a finales de ese año en en 6 mil 984 bolívares con 61 céntimos.

La inflación en 2013 cerró e 56 % y en 2014 en 68,5 %, por lo que el ajuste de 40% en el primero de estos años seguía siendo inferior al comportamiento real de los precios, variación que se mantuvo los 365 días siguientes, pues aun cuando el mandatario nacional decretó 55% del salario mínimo y 60% de la cestaticket, la inflación era muy superior.

En 2014, durante el primer cuatrimestre, se ajustaron los precios oficiales de los alimentos. La azúcar pasó de los 6,11 bolívares de 2013 a 12 bolívares al año siguiente; el arroz a 9,50 bolívares el kilo, mientras que un kilo de pollo fue fijado en Bs. 43, con lo que se hizo un ajuste importante en algunos productos de la cesta básica, pues el kilo de azúcar sufrió un ajuste de casi 100% en su precio oficial, sin contar los incrementos a los cuales compraban en el mercado real los venezolanos.

Para 2015 los incrementos fueron cuatro en el salario mínimo y dos del bono de alimentación. En febrero el salario subió 15 %, en mayo 20%, en julio 10% y en noviembre 30%; es decir, nominalmente fue de 75 % para cerrar en 9 mil 648 bolívares, el doble de lo que lo estaba en 2014. Por primera vez Maduro comenzó a aumentar la tasa de cálculo de la cestaticket, con lo que al cierre de este periodo la incrementó en 172% para dejarla en 6 mil 750 bolívares por bonificación.

Las cifras de inflación, para entonces, aún las publicaba el Banco Central de Venezuela, que la calculó para este último lapso en 180%. Maduro intentaba, con la subida del bono de alimentación, alcanzar el ritmo inflacionario para que los ciudadanos mantuvieran capacidad de compra. Aunque ya la cifra de aumentos era considerada la más alta del mundo.

El Fondo Monetario Internacional advirtió en 2015 que una inflación de tres dígitos en el país la acercaba a niveles hiperinflacionarios y calcularon que cerraría en 160%, pero sus estimaciones se quedaron cortas. «Nuestra base de datos de las proyecciones mundiales pone a Venezuela como la mayor inflación del mundo a finales de 2015, alrededor de 160%. Una inflación de tres dígitos, cerca de niveles hiperinflacionarios, distorsiona casi todas las decisiones económicas, genera escasez y una situación de descontrol económico«, declaró a EFE el director del Departamento del Hemisferio Occidental,  Alejandro Wegner, sobre la situación económica venezolana.

Un cartón de huevos en 2015 tenía un precio de 420 bolívares por decisión gubernamental, y el precio por unidad era de 14 bolívares, pero la realidad contrastaba con estos montos, rezagados e incumplidos pese a decretos, providencias, fiscalizaciones y supervisiones de entes como la Superintendencia para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde).

El año 2016 fue el de la creación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), con los que Maduro intentaba dar respuesta a la escasez de alimentos, productos de higiene personal y medicamentos que seguía haciéndose más crítica en el país.  Los ajustes salariales y de cestaticket este año sumaron ocho en total: cuatro de salario mínimo y cuatro de cestaticket y desde el mes de marzo por primera vez el Gobierno colocó el monto del bono de alimentación por encima del sueldo, ya que para la fecha con una subida de 20% del salario que se colocó en 11.577,81 bolívares, el cestaticket, con el aumento de la base de cálculo, pasó a 13 mil 275 bolívares.

Lea también: Min-Finanzas proyecta tasa de cambio a Bs 6,30 e inflación de 60% para 2016

Los venezolanos desde noviembre de 2015 comenzaron a tener un ingreso mensual total de cinco cifras. En 2016, el ajuste salarial fue de 120% y de la tarjeta alimentaria de 303%. Pero ya no hubo cifras oficiales de inflación. Miguel Pérez Abad era el vicepresidente para el Área Económica para el momento y en concertación con empresarios prometía ajustar al alza los precios de los productos tanto alimentos como medicamentos, que llevaban congelados en el país más de un lustro.

“Hay un grupo de productos de alimentos y farmacéuticos, los más rezagados, que tenían diez años sin sinceración de precios, una lista como de 14 farmacéuticos que cuestan 2 o 5 bolívares van a salir publicados en Gaceta y algunos rubros como la carne de res y el pollo”, prometió Pérez Abad, quien recordó la lista de productos esenciales que consideró Maduro para fijarles precio, pues además de alimentos y medicinas, incluiría los de higiene personal.

En diciembre de 2016 se dieron a conocer nuevos precios oficiales: Harina de maíz precocida en 639 bolívares; el kilo de azúcar refinada en 460 bolívares y el café premium en Bs. 3.185. Pérez Abad prometió en mayo que, con los ajustes concertados, debía haber una respuesta productiva para que aparecieran los productos en los anaqueles, pero la realidad fue que su cargo como ministro de Industria y Comercio duró hasta agosto de ese año, al ser sacado del gabinete ministerial sin que se concretaran sus promesas. La inflación también salió del radar oficial, porque el Banco Central de Venezuela (BCV) dejó de publicarla desde entonces.

El FMI la calculó en 274% y el para entonces diputado electo a la Asamblea Nacional y economista, José Guerra, la ubicó en 550%, montos que devoraban según sus proyecciones a los ajustes salariales.

2017 comenzó con una subida de 50% en el salario mínimo y en menos de dos meses, los venezolanos pasaron de un sueldo mensual total de cinco cifras a uno de seis. Con los ajustes de enero, mayo, julio, septiembre y noviembre, los incrementos salariales sumaron el año pasado 230% y los del bono alimentario 140%, mientras que la inflación que calculó la Asamblea Nacional (único organismo público que desde ahora da cifras sobre el índice de precios en el país) fue de 2.616 %, de cuatro dígitos y solo comparable con Sudán del Sur, país africano en guerra que tuvo una inflación de 111% hace un año.

Lea también: Venezuela cierra 2017 con una inflación de 2.616 %, según AN

Los precios escalaron tanto que los fijados en Gaceta Oficial son irrisorios. Mientras que un kilo de arroz en noviembre lo ubicaba la Sundde en 15 mil 560 bolívares, su precio en el mercado era de dos o tres veces el establecido; el café se fijó en 30 mil 890 bolívares por cada kilo y el de pollo en 26.500 bolívares. La realidad de noviembre a marzo es que un kilo del ave sobrepasa los 300 mil bolívares, el de arroz está por encima de los 200 mil bolívares y el café en la misma proporción del cereal. Esto llevó al Gobierno incluso a crear un billete de 100 mil bolívares el año pasado, después de que 11 meses antes se anunciara la puesta en circulación de un nuevo cono monetario, con billetes de 500, 1.000, 2.000, 5.000, 10.000 y 20.000 bolívares.

Lea también: Aislamiento, inflación y radicalización: las perspectivas de Venezuela para 2017

El 31 de diciembre de 2017, Maduro anunció un incremento del ingreso mensual a partir de enero de 2018, de 40% en salario y 75% en cestaticket. El jueves primero de marzo hizo otro de 58% en el salario y 67% del bono alimentario por el ajuste de la Unidad Tributaria, que lleva por vez primera el monto mensual mínimo en Venezuela a siete cifras, aunque estos valores siguen dejando el salario como el más bajo del mundo, según los expertos.

El economista Giorgio Cunto señala que «los incrementos nominales elevarán la cantidad de bolívares que se reciben por concepto de remuneraciones, más no garantizarán aumentos reales en la capacidad de compra mientras que estos aumentos sigan por debajo del alza de precios«, en un análisis que realizó para Prodavinci.

Destaca que «tomando como base los ingresos percibidos en enero de 1998, al realizar un ajuste por inflación se constata que el salario mínimo real ha caído 92,04%, mientras que el bono de alimentación real ha decrecido en un 82,90%. Es prudente destacar que estos cálculos se realizan sin las estimaciones de inflación de febrero de 2018, las cuales agravarían estas caídas».

En el primer año de Gobierno de Maduro (2013), la economía venezolana cerró con una inflación de 56% y con un ingreso mínimo mensual de 4 mil 150 bolívares que registró un 30% de incremento, 26% por debajo de los incrementos de precio de ese año. En 2017, aunque ajustó el ingreso mínimo mensual en 450% para llevarlo a 456 mil 507,43 bolívares, el país entró en hiperinflación con un aumento de 2.616% de inflación según el registro de la AN.

En lo que va de 2018 los dos ajustes que ha decretado el ahora candidato a la reelección, Nicolás Maduro, suman apenas 17%, llevando el ingreso mínimo de Bs. 797.510,42 a 1 millón 307 mil 746 bolívares, mientras que la inflación en enero llegó a 84,2% de acuerdo a los datos del Parlamento, que aún no proyecta las cifras del recién culminado mes de febrero. La distancia entre los aumentos del ingreso mínimo mensual de los más pobres y los incrementos de precio, cada vez se hace más larga.

Foto: Univisión

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ECONOMÍA · 3 MARZO, 2018

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Texto por Ronny Rodríguez Rosas | @ronnyrodriguez

Desde el año 2013, cuando el presidente Nicolás Maduro llegó al poder, ha decretado 21 ajustes de salarios mínimos y nueve en el bono de alimentación, que sumados a los seis que se producen todos los meses de febrero por el incremento de la Unidad Tributaria, suman 15 incrementos del bono de alimentación. En 2013, el incremento decretado para el ingreso mínimo, que suma cestaticket y salario, estuvo por debajo de la inflación en 26%.

En su primer año de gestión el actual jefe de Estado solo realizó tres incrementos salariales, que nominalmente sumaron 40% de aumento, mientras que en febrero de 2013 se incrementó la UT y no hubo en ese entonces ajustes del llamado cestaticket. El ingreso total mensual de un trabajador venezolano cerró en 4.150 bolívares (Bs. 2.973 de salario y Bs. 1.177 de bono alimentación).

Con un control de precios desde el año 2003, que instauró Hugo Chávez, un kilo de azúcar costaba, por mandato oficial, 6,11 bolívares, el arroz Bs. 7,20 y 5,93 bolívares la harina de maíz, aunque los venezolanos la adquirían a tres veces su valor al comprarlas en 16, 18 y 22 bolívares respectivamente.

Maduro comenzó en 2014 con un ajuste de 10% de salario mínimo y en febrero se incrementó la UT, que subió el valor del cestaticket, decretó dos incrementos salariales más en mayo (20%) y julio (10%), para cerrar en noviembre con una subida de 30% en el salario y de 50% en el bono alimentación en noviembre, que dejó el ingreso a finales de ese año en en 6 mil 984 bolívares con 61 céntimos.

La inflación en 2013 cerró e 56 % y en 2014 en 68,5 %, por lo que el ajuste de 40% en el primero de estos años seguía siendo inferior al comportamiento real de los precios, variación que se mantuvo los 365 días siguientes, pues aun cuando el mandatario nacional decretó 55% del salario mínimo y 60% de la cestaticket, la inflación era muy superior.

En 2014, durante el primer cuatrimestre, se ajustaron los precios oficiales de los alimentos. La azúcar pasó de los 6,11 bolívares de 2013 a 12 bolívares al año siguiente; el arroz a 9,50 bolívares el kilo, mientras que un kilo de pollo fue fijado en Bs. 43, con lo que se hizo un ajuste importante en algunos productos de la cesta básica, pues el kilo de azúcar sufrió un ajuste de casi 100% en su precio oficial, sin contar los incrementos a los cuales compraban en el mercado real los venezolanos.

Para 2015 los incrementos fueron cuatro en el salario mínimo y dos del bono de alimentación. En febrero el salario subió 15 %, en mayo 20%, en julio 10% y en noviembre 30%; es decir, nominalmente fue de 75 % para cerrar en 9 mil 648 bolívares, el doble de lo que lo estaba en 2014. Por primera vez Maduro comenzó a aumentar la tasa de cálculo de la cestaticket, con lo que al cierre de este periodo la incrementó en 172% para dejarla en 6 mil 750 bolívares por bonificación.

Las cifras de inflación, para entonces, aún las publicaba el Banco Central de Venezuela, que la calculó para este último lapso en 180%. Maduro intentaba, con la subida del bono de alimentación, alcanzar el ritmo inflacionario para que los ciudadanos mantuvieran capacidad de compra. Aunque ya la cifra de aumentos era considerada la más alta del mundo.

El Fondo Monetario Internacional advirtió en 2015 que una inflación de tres dígitos en el país la acercaba a niveles hiperinflacionarios y calcularon que cerraría en 160%, pero sus estimaciones se quedaron cortas. «Nuestra base de datos de las proyecciones mundiales pone a Venezuela como la mayor inflación del mundo a finales de 2015, alrededor de 160%. Una inflación de tres dígitos, cerca de niveles hiperinflacionarios, distorsiona casi todas las decisiones económicas, genera escasez y una situación de descontrol económico«, declaró a EFE el director del Departamento del Hemisferio Occidental,  Alejandro Wegner, sobre la situación económica venezolana.

Un cartón de huevos en 2015 tenía un precio de 420 bolívares por decisión gubernamental, y el precio por unidad era de 14 bolívares, pero la realidad contrastaba con estos montos, rezagados e incumplidos pese a decretos, providencias, fiscalizaciones y supervisiones de entes como la Superintendencia para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde).

El año 2016 fue el de la creación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), con los que Maduro intentaba dar respuesta a la escasez de alimentos, productos de higiene personal y medicamentos que seguía haciéndose más crítica en el país.  Los ajustes salariales y de cestaticket este año sumaron ocho en total: cuatro de salario mínimo y cuatro de cestaticket y desde el mes de marzo por primera vez el Gobierno colocó el monto del bono de alimentación por encima del sueldo, ya que para la fecha con una subida de 20% del salario que se colocó en 11.577,81 bolívares, el cestaticket, con el aumento de la base de cálculo, pasó a 13 mil 275 bolívares.

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Los venezolanos desde noviembre de 2015 comenzaron a tener un ingreso mensual total de cinco cifras. En 2016, el ajuste salarial fue de 120% y de la tarjeta alimentaria de 303%. Pero ya no hubo cifras oficiales de inflación. Miguel Pérez Abad era el vicepresidente para el Área Económica para el momento y en concertación con empresarios prometía ajustar al alza los precios de los productos tanto alimentos como medicamentos, que llevaban congelados en el país más de un lustro.

“Hay un grupo de productos de alimentos y farmacéuticos, los más rezagados, que tenían diez años sin sinceración de precios, una lista como de 14 farmacéuticos que cuestan 2 o 5 bolívares van a salir publicados en Gaceta y algunos rubros como la carne de res y el pollo”, prometió Pérez Abad, quien recordó la lista de productos esenciales que consideró Maduro para fijarles precio, pues además de alimentos y medicinas, incluiría los de higiene personal.

En diciembre de 2016 se dieron a conocer nuevos precios oficiales: Harina de maíz precocida en 639 bolívares; el kilo de azúcar refinada en 460 bolívares y el café premium en Bs. 3.185. Pérez Abad prometió en mayo que, con los ajustes concertados, debía haber una respuesta productiva para que aparecieran los productos en los anaqueles, pero la realidad fue que su cargo como ministro de Industria y Comercio duró hasta agosto de ese año, al ser sacado del gabinete ministerial sin que se concretaran sus promesas. La inflación también salió del radar oficial, porque el Banco Central de Venezuela (BCV) dejó de publicarla desde entonces.

El FMI la calculó en 274% y el para entonces diputado electo a la Asamblea Nacional y economista, José Guerra, la ubicó en 550%, montos que devoraban según sus proyecciones a los ajustes salariales.

2017 comenzó con una subida de 50% en el salario mínimo y en menos de dos meses, los venezolanos pasaron de un sueldo mensual total de cinco cifras a uno de seis. Con los ajustes de enero, mayo, julio, septiembre y noviembre, los incrementos salariales sumaron el año pasado 230% y los del bono alimentario 140%, mientras que la inflación que calculó la Asamblea Nacional (único organismo público que desde ahora da cifras sobre el índice de precios en el país) fue de 2.616 %, de cuatro dígitos y solo comparable con Sudán del Sur, país africano en guerra que tuvo una inflación de 111% hace un año.

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El 31 de diciembre de 2017, Maduro anunció un incremento del ingreso mensual a partir de enero de 2018, de 40% en salario y 75% en cestaticket. El jueves primero de marzo hizo otro de 58% en el salario y 67% del bono alimentario por el ajuste de la Unidad Tributaria, que lleva por vez primera el monto mensual mínimo en Venezuela a siete cifras, aunque estos valores siguen dejando el salario como el más bajo del mundo, según los expertos.

El economista Giorgio Cunto señala que «los incrementos nominales elevarán la cantidad de bolívares que se reciben por concepto de remuneraciones, más no garantizarán aumentos reales en la capacidad de compra mientras que estos aumentos sigan por debajo del alza de precios«, en un análisis que realizó para Prodavinci.

Destaca que «tomando como base los ingresos percibidos en enero de 1998, al realizar un ajuste por inflación se constata que el salario mínimo real ha caído 92,04%, mientras que el bono de alimentación real ha decrecido en un 82,90%. Es prudente destacar que estos cálculos se realizan sin las estimaciones de inflación de febrero de 2018, las cuales agravarían estas caídas».

En el primer año de Gobierno de Maduro (2013), la economía venezolana cerró con una inflación de 56% y con un ingreso mínimo mensual de 4 mil 150 bolívares que registró un 30% de incremento, 26% por debajo de los incrementos de precio de ese año. En 2017, aunque ajustó el ingreso mínimo mensual en 450% para llevarlo a 456 mil 507,43 bolívares, el país entró en hiperinflación con un aumento de 2.616% de inflación según el registro de la AN.

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