El anuncio del aumento salarial puede que alegre al bolsillo de algunos beneficiarios, pero compromete aún más las nóminas. El incremento dado a conocer por el presidente Nicolás Maduro la tarde de este viernes, 12 de agosto, representa el 13º ajuste que el mandatario hace desde que asumió el poder en 2013. Para los expertos, el aumento del salario mínimo a 22.575 bolívares solo será un alivio temporal ante la inestable situación económica que afronta el país.
Desde una reunión en Miraflores, el mandatario nacional dio la noticia para la administración pública y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana: el sueldo mínimo registró un incremento de 50%, subiendo de 15.050 bolívares a poco más de 22 mil. El bono de alimentación también se creció: pasando de Bs. 18.585 a Bs. 42.481. El sueldo integral se ubicó, así, en 65.056 bolívares.
“En un contexto recesivo, en lo que califican como una depresión económica, un aumento de esta intensidad causa mucho daño a las empresas pequeñas”, explicó la economista Tamara Herrera. Para los trabajadores quizá represente un beneficio, agregó, pero es una compensación efímera ante la creciente inflación.
El gasto representa un compromiso aún más grande para el Ejecutivo. Para la especialista, la medida llega completamente aislada y sin políticas públicas que ayuden a solucionar el aumento de la inflación.
El economista Ronald Balza también coincide en este punto, pues considera que el anuncio fue hecho sin tener una discusión abierta sobre el presupuesto nacional ni las soluciones necesarias para estabilizar la economía.
“Es cada vez más evidente la arbitrariedad del Ejecutivo”, señaló. “El aumento salarial no puede resolver ningún problema, pero sí puede agravarlos todos”. Añadió que el poder de compra no viene de los incrementos del sueldo mínimo, sino de la aplicación de políticas coherentes.
“Estos ajustes salariales traen daños mayores a los beneficios”, finalizó Herrera, “las políticas públicas están exacerbando la inflación por las vías de la escasez”.
Lincoln Lenin Martinez · Universidad Católica del Táchira
El Estado Venezolano que durante años había crecido fomentando la inversión pública y la asistencia social, no contaba ya con herramientas efectivas para combatir este nuevo fenómeno. La inflación se había convertido en un verdadero problema que solo podía resolverse estabilizando la oferta monetaria, lo que requería inevitablemente una reducción del déficit fiscal, ya fuese a través de mayor deuda, mayor recaudación o menor gasto público. El principal problema de estos “planes de estabilización” era que requerían una reestructuración total de la economía, no solo reformas aisladas. Para empeorar la situación, la inflación no solía reducirse inmediatamente, sino que por efecto de “arrastre” se mantenía en niveles altos durante algún tiempo más, agudizando así el cuadro recesivo. El alto costo político de estas medidas terminaba generando un abandono anticipado de las reformas propuestas, acelerando aún más el proceso inflacionario. estas reformas parciales de la economía derivar en casos extremos de “hiperinflación”.Situación económica de un país que se caracteriza por un estancamiento económico a la vez que persiste el alza de los precios y los salarios.