Acnur acompañará regularización e inclusión de venezolanos en Ecuador
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Filippo Grandi, aseguró este lunes en Quito que su organización acompañará el anunciado programa de regularización e inclusión de venezolanos que residen en Ecuador

Para muchos venezolanos en Guayaquil el panorama ante el coronavirus se vuelve más incierto al sumar el empleo informal y la irregularidad migratoria

“Todo será más difícil”, pensó Ángel Martínez cuando supo de la cancelación de los festivales, conciertos y ceremonias en Guayaquil a partir del miércoles, 11 de marzo. Él y su pareja se dedican a la venta de mercadería temática para esos eventos en la calle. “Vivimos del día a día”, comentó el joven venezolano, de 21 años.

El 11 de marzo, el presidente ecuatoriano Lenín Moreno decretó la emergencia sanitaria ante el riesgo de la transmisión masiva del COVID-19, que a la fecha, 22 de marzo, ha infectado a más de 789 personas en todo el país y ha cobrado 14 vidas. 

“Solo tenemos comida para 15 días”, confesó Martínez con angustia desde el apartamento que comparte con su pareja. Ambos acataron la cuarentena impuesta por el Gobierno nacional con la esperanza de que la emergencia acabe pronto. “Si en dos semanas sigue esto así, tendré que salir a vender cualquier cosa”, dijo el joven migrante. 

El 18 de marzo recorrió el centro de Guayaquil para constatar cómo se encontraba la ciudad porteña. “No hay a quién venderle. Las personas están saliendo para comprar cosas puntuales en las farmacias y en los supermercados. Además, no son muchas”, indicó Martínez. 

Guayaquil es responsable de alrededor del 30% del PIB de Ecuador, de acuerdo con cifras del Banco Central, y es sede de cinco de las 10 empresas con mayores ventas del país. El panorama narrado por Martínez evidencia la alarma. 

La ciudad es el principal foco del COVID-19. Cerca del 50% de los casos de personas infectadas en Ecuador están en Guayaquil, que fue la primera ciudad donde se reportó un contagio. Entre ellos, el de la alcaldesa de la ciudad, Cinthia Viteri.

Comida vs. arriendo 

José Aguilar, de 43 años, también es un vendedor ambulante venezolano. Antes de la crisis provocada por la pandemia salía todos los días de su casa, ubicada en el sur de Guayaquil, hacia la avenida Conín para vender agua debajo de un semáforo junto a su esposa, enfermera graduada en Venezuela. 

“Desde la semana pasada no salimos a vender. Con todo esto del coronavirus nos da miedo contagiarnos”, dijo Aguilar. El matrimonio logra mantener a sus dos hijos, un adolescente de 16 años y una niña de 11 años, aunque siempre, como relatan viven en la raya. “Tuvimos que elegir entre la comida y el arriendo. Por supuesto que optamos por comprar toda la comida posible”, explicó con tristeza Aguilar.

“El arrendador es un señor mayor y necesita medicinas, pero tendremos que hablar con él para que nos dé chance de buscar otro sitio para vivir. Esto es muy difícil”, confesó el venezolano, quien vive en Guayaquil desde el 2016.

Para Andreu Castro, presidente de la Fundación Mueve, organización que agrupa a  venezolanos en Ecuador, la cuarentena pone en riesgo el sustento de gran parte de los migrantes en Guayaquil. “Podríamos decir que alrededor de 50% de la población venezolana en la ciudad vive del día a día”, informó.

La organización realizó una encuesta a parte de la población de venezolanos en Guayaquil para conocer a qué se dedican. De esa manera concluyeron que los migrantes que trabajan por su cuenta se enfocan mayoritariamente en dos sectores económicos: el sector del cuidado personal (salones de belleza y barberías) y la venta de comida rápida. 

“Esos sectores son los más perjudicados por la cuarentena, por lo tanto, los venezolanos son una población directamente afectada que, de no mejorar la situación, requerirán apoyo”, explicó el representante de Fundación Mueve. 

Castro informó que hasta los momentos no existe registro de venezolanos contagiados con la enfermedad. Sin embargo, están atentos a las infecciones que podrían suceder en la colonia de migrantes que, de acuerdo a estimaciones del Gobierno de Ecuador y de la Fundación Mueve, alcanza las 200.000 personas sólo en Guayaquil. 

Coronavirus empuja el desempleo  

No solo los vendedores ambulantes venezolanos quedan en el “limbo”. Edison Guerrero supo que no percibiría dinero en los próximos días, por medio de la llamada de su jefe el lunes 16 de marzo. “No vengas a trabajar, obedeceremos a las autoridades”, le informó su patrono, quien aclaró lo que para el joven venezolano era obvio: sin ventas no habría sueldo. 

“Estoy indocumentado, por lo tanto, mi relación laboral es informal. Mi jefe no tiene ningún tipo de obligación conmigo”, dijo Guerrero. Desde noviembre de 2018 trabaja en un módulo de venta de ropa en el mercado La Bahía, ubicado en el centro-sur de Guayaquil. Allí le pagaban 13 dólares diarios y el almuerzo. 

Debido a la emergencia sanitaria causada por el COVID-19 a nivel mundial, la autoridad municipal de Guayaquil ordenó el cierre de los 7.000 comercios en La Bahía el pasado domingo, 15 de marzo. “En La Bahía más o menos el 20% de los vendedores somos venezolanos, sin contar los informales”, comentó Guerrero. 

De acuerdo a la estimación del joven migrante y a datos propios, en ese mercado hacen vida alrededor de 1.400 venezolanos. “Nos pagan diario a casi todos, esto nos las pone más difícil”, recalcó Guerrero. 

El joven de 31 años vive cerca del mercado junto a su hermano y su mamá, quienes se dedican a la venta de helados en la calle. La madre los prepara todos los días, para que su otro hijo de 32 años salga a ofrecerlos. “Con eso podemos pagar comida y arriendo. Ahora no sé qué vamos hacer. No podemos salir a vender nada porque no hay nadie en la calle”.  

 foto: EFE