Enseñanzas y buenos recuerdos deja personal de salud fallecido por COVID-19
Enseñanzas y buenos recuerdos deja personal de salud fallecido por COVID-19 (Ilustración: Shari Avendaño)

Muchas preguntas e inquietudes se levantaron desde la tarde del 13 de marzo, cuando anunciaron oficialmente los dos primeros casos de COVID-19 en Venezuela. En un país con un sistema de salud deficitario en servicios, insumos e incluso personal sanitario, las miradas giraron hacia ese sector. No tardaron en escucharse voces de médicos, enfermeras, organizaciones no gubernamentales en advertir y alertar sobre las precarias condiciones de trabajo para responder ante la pandemia.

Los números de la Encuesta Nacional de Hospitales 2019 ya lo confirmaban: fallas de agua en 70% de las instalaciones hospitalarias, fallas del servicio eléctrico en 63% y 60% de las emergencias en manos de médicos residentes; 30 % son especialistas y 10 % son médicos integrales comunitarios.

Las imágenes de personal de salud en trajes especiales de bioprotección comenzaron a ser familiares para la gente; primero, desde la lejana China y más adelante desde Italia, España, y otros muchos países que comenzaban a formar parte de la pandemia.  También se conocieron las experiencias de estas ciudades, donde la lucha comenzaba por proteger la llamada primera línea, esa donde está el personal sanitario atendiendo los casos de COVID-19.

De poco sirvieron esas experiencias para prevenir pérdidas humanas en la primera línea en Venezuela. El estado Zulia, desde su capital Maracaibo y otras ciudades, ha pagado con la vida de 22 profesionales de la salud la falta de preparación para proteger al personal. Hasta este 31 de julio, el gremio de salud tiene 36 compañeros menos.

Los centros de salud en Maracaibo se quedan cada vez más solos.

Suficientes dificultades tienen los profesionales de la salud en el estado Zulia: escasez de insumos médicos, dotación limitada de equipos de bioseguridad y amenazas. Ahora, parte del personal trabaja en medio del duelo, con la esperanza de que la coyuntura pase pronto.

Desde Efecto Cocuyo queremos tributar al personal de salud fallecido por causa del COVID-19. Este es un homenaje a médicos y enfermeros del Zulia, entidad más afectada y otras localidades, como reconocimiento a la entrega profesional y sumados al duelo que embarga a sus familiares y amigos.

Han muerto epidemiólogos, pero también traumatólogos, pediatras, ginecológos, anestesiólogos. Los dos primeros profesionales que fallecieron en Maracaibo fueron el doctor Samuel Viloria, epidemiólogo, que murió el 17 de junio y  tres días después la doctora Solangel Scandela, pediatra.

En esta primera emisión incluimos a una doctora y un paramédico del Cuerpo de Bomberos del Distrito Capital, un cirujano del estado Falcón  y una epidemióloga de Bolívar.

Para todo el gremio de salud, nuestros respetos, solidaridad y abrazos.

Manuel Romero (+24/06/2020)

Médico egresado de La Universidad del Zulia (LUZ) y especialista en ginecología. Trabajó durante 30 años en un centro médico privado en Maracaibo. Sus compañeros en el Centro Clínico Sagrada Familia y Salud Vital lo recuerdan como una persona que destacaba por su buen humor, siempre regalando sonrisas y haciendo chistes en los pasillos de la clínica y el pabellón de cirugía. Con la misma jocosidad trataba a sus pacientes.

“Dios lo acompañe siempre profesor. Lo lloramos y lo extrañaremos en los pasillos de la clínica”, escribió en Twitter el gastroenterólogo Edgar Parra, miembro de la Sociedad Venezolana de Gastroenterología, el día del fallecimiento de su colega.

Felipe Silva (+03/07/2020)

Era instrumentador quirúrgico y profesor. Su gremio lo recuerda como un buen amigo, que dedicó su vida al Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo (Sahum) y a la formación de especialistas. Siempre estuvo dispuesto a ayudar a sus compañeros.

Una de sus alumnas, Mariot Bermúdez Soto, a la fecha con más de 30 años de carrera en el área quirúrgica, describe a Silva como un caballero. Siempre estaba de buen humor y se dedicaba a buscar soluciones a los problemas que se iban presentando en el quehacer diario.

“Excelente profesional, atento y gentil con los pacientes. Daba esa seguridad que todo paciente pre quirúrgico necesita. Siempre muy elocuente, no recuerdo haberlo visto de mal humor”.

Nellys Hernández de Villasmil (+ 09/07/2020)

Villasmil formó a decenas de anestesiólogos desde la División de Posgrado de Medicina de LUZ. Una de las personas que la conoció, el doctor Freddy Pachano, la describe como una persona dedicada y con una extrema delicadeza para los niños. Destacaba por su carisma, personalidad y buena voluntad. “Cuando la doctora Nelly y la doctora Noris estaban de turno todo era de maravilla. Un dúo excelente”.

“Su muerte enluta a todo el gremio médico y a la División de Posgrado de Medicina”, dijo entonces el doctor Pachano, cirujano y jefe de posgrado de la Facultad de Medicina de La Universidad del Zulia (LUZ), en su cuenta en Twitter.

Nadezka González (+10/07/2020)

La enfermera trabajaba en el hospital Noriega Trigo de San Francisco (Zulia). Estuvo varios años atendiendo en sala de parto y luego se especializó en hemoterapia. Formó parte del personal del Instituto Hematológico de Occidente y del Centro de Especialidades Cardiovasculares de Maracaibo. Luego abrió su banco de sangre privado en la Clínica Zulia.

Su compañera de trabajo y amiga, Candelaria González, la recuerda como una persona muy alegre y trabajadora, siempre dispuesta a ayudar. Cuenta que en una oportunidad un muchacho con una sepsis (respuesta inmunológica muy fuerte a una infección) necesitaba donantes de sangre con urgencia. Para ayudarlo, abrió el banco de sangre un día sábado y atendió a los donantes. Siempre tuvo una sonrisa y un chiste para contar.

Ramón Galue (+11/07/2020)

El especialista en neurología y medicina interna trabajaba en el Hospital Militar de Maracaibo Tcnel. Francisco Valbuena. Era médico asimilado a las Fuerza Armada Nacional Bolivariana con el rango de teniente coronel. En sus más de 20 años de carrera se desempeñó como adjunto al Servicio de Bienestar y Seguridad Social del Ejército. Trató y operó decenas de casos de la enfermedad de Parkinson junto al doctor Sergio Sacchettoni.

Su hermana, Ysabel Galue, lo define como una persona muy respetuosa. Sus compañeros aseguran que era un caballero y, como “buen maracucho”, muy afable. Le gustaban las bromas, los chistes. Muy colaborador, no le negaba sus servicios a nadie. Era un ferviente católico, con especial devoción a la Virgen María y los arcángeles. Con frecuencia, se repetía: “Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece”.

Juan Gabriel Lara Rincón (+06/07/2020)

Lara se desempeñó como paramédico en Salud Chacao y fue parte del Cuerpo de Bomberos del Distrito Capital. Se formó en el Instituto Universitario Tecnológico Bomberil (Iutb) de Caracas e hizo cursos especializados en Atención Prehospitalaria. Su esposa, la doctora Emirna Hernández Castillo, cuenta que el trabajador de la salud tenía un gran sentido del humor y era muy proactivo.

“Coronamos” era su palabra recurrente en las conversaciones con amigos, familia y compañeros de trabajo. Siempre era cortés, detallista, hasta inventaba canciones para alegrar a sus allegados.

Ana Henríquez (+22/07/2020)

Ginecóloga y obstetra. Especialista en fertilidad y sobreviviente de cáncer de mama. Trabajaba en la unidad de Ginecología y Obstetricia en la Clínica Santiago de León, municipio Libertador de Caracas, desde hacía más de 20 años.

Algunos pacientes manifestaron su pesar por el fallecimiento de la doctora y su agradecimiento. “Excelente profesional. Fue el canal que utilizó Dios para que, después de tres abortos espontáneos de mi esposa, ella diera con la causa y lograra que naciera mi hijo hace 23 años. Eternamente le estaremos agradecidos”, comentó un paciente.

Quienes tuvieron la oportunidad de conocerla resaltan su calidad humana, humildad y sencillez. Algunos de sus pacientes agradecen su apoyo y experticia para poder traer al mundo a sus hijos. Una de sus amigas y pacientes, Scarlet Calza, comentó que Henríquez es un modelo a seguir para otros médicos por su gran vocación. Tenía un carácter dulce, aunque fuerte cuando se trataba de formar a futuros obstetras.

Livia Carrión (+25/07/2020)

En sus más de 35 años de carrera, la epidemióloga prestó servicios en el Complejo Hospitalario Universitario Ruiz y Páez de Ciudad Bolívar (Bolívar). Fue directora de Epidemiología del Instituto de Salud Pública (ISP) de la entidadUna de sus amigas, quien pidió no ser identificada, contó a Efecto Cocuyo que la doctora, “como buena luchadora”, seguía en la vanguardia, a pesar de ya estar en condiciones de retirarse. Apoyó en la formación de la generación de relevo.

Yurilís Fuentes dijo que la doctora Carrión era una extraordinaria persona, amable, gentil y abnegada a su trabajo. La epidemióloga continúa en los corazones y pensamientos de sus amigos y compañeros de trabajo, como lo explicó su amiga Inés Figueredo.

“Sigues en cada día de trabajo por los más necesitados, en cada acción de Salud Pública, en cada pasillo de hospital, y especialmente, en los corazones de tus compañeros de trabajo, en los buenos recuerdos de quienes compartimos tu risa, tus chistes y tu bondad”.

Juan De la Cruz Barreno (+30/07/2020)

El traumatólogo egresó de la VIII promoción de médicos cirujanos de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (Unefm). Luego se especializó como traumatólogo y ortopedista en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Formó parte del servicio de Traumatología del Hospital Rafael Calles Sierra del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (Ivss) y en la Clínica La Familia en Punto Fijo (Falcón).

Su amiga, compartió que Barreno fue un gran amigo y compañero de residencia, excelente profesional y un “ser humano excepcional”. Se caracterizaba por ser muy humilde y dispuesto.

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